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Le pregunto a Ramiro de 8 años: “¿Quién es tu héroe?” Me responde con ingenua certeza: “Mi papá”.

Texto: Susana Stock

Esto, me lleva a pensar si, cuando él sea adolescente, la respuesta  será la misma.  Es probable que no. Pero ciertamente lo será cuando Ramiro sea padre, cuando él haya entendido cuán importante ha sido su papá en su vida. Un referente. Un ejemplo a seguir, de carne y hueso, con errores y aciertos, pero teniendo la convicción de que papá ha dado lo mejor de sí para que hoy Ramiro sea quién es.

Aun así, para llegar a este reconocimiento, merecido y esperado, le faltan varios años. Porque somos así. La vida es así. Un devenir de hechos que hacen que el verdadero sentido de la vida lo encontremos a la vuelta de la esquina. Tardamos en darnos cuenta dónde está la verdad aunque sepamos en lo más íntimo que la verdad está tan cerca nuestro que no llegamos a valorarla… ¿o sí?

No es novedad que a lo largo de la vida, los sentimientos de los hijos hacia su “héroe” pasan por estadios capicúa: amado – rechazado – amado, dependiendo de su edad, es decir, de si es niño, joven o adulto, respectivamente.

Thomas Leuthard

Me encantaría poder explicarle a Ramiro que su papá, como el de todos, siempre será su héroe. Porque papá es quien calienta la mamadera de noche y espera en silencio cuando salen a bailar. Papá es quien tiene la palabra justa en el momento apropiado por más de que no nos guste lo que dice. Papá es quien, tal vez, no diga o haga lo que queremos escuchar o ver, pero, en definitiva, lo que dijo o hizo fue lo mejor. Papá es quien habla o calla, quien observa o se hace el distraído mientras aprendemos a ser grandes. Papá es quien acompaña o “suelta” para que seamos libres y autónomos. Papá es quien llora en silencio cuando las cosas no salen bien. Papá es quien sufre cuando sufrimos. Papá es quien daría su vida por vernos felices. Papá es quien abraza con los brazos, con una palmada… o con el alma. Papá es papá porque hay un hijo, un hijo a quien cuidar, por quien velar, para quien vivir y también, por quien elegir cómo querer hacerlo.

Tal vez, no sea el que soñamos o necesitamos. Tal vez, no sea el “héroe” que imaginamos. Pero de algo hay que estar seguros, es el mío, es el de Ramiro, es el tuyo… Y la verdad es que Ramiro tiene razón: su héroe, como el de cada uno de nosotros, siempre será papá.

Por estar en las buenas y en las malas. Por acompañar cada logro y abrazar cada lágrima. Por sonreír en las tristezas y emocionarse en las alegrías. Por enseñarnos a ver el sol en las tinieblas y a aceptar la tormenta en el resplandor del día. Por ser el norte que marca el camino de la vida en la búsqueda de ser feliz. Por ser parte de la familia en la que nacemos, crecemos y somos amados…  ¡Gracias!

Ser padre, tanto como ser madre, es la génesis de una historia familiar que, a partir de la suyas propias, supieron compartir y escribir en gerundio para que el día de mañana Ramiro y otros muchos sepan escribir la propia. Trascendemos como padres cuando los hijos diseñan su propia vida en función de cada aprendizaje, de cada palabra y de cada ejemplo que supimos darles.

¡Feliz Día del Padre!

 

Más información:
Susana Stock, orientadora familiar.
Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad Austral. Coordinadora del Centro de Orientación Familiar El Rocío: el Centro de Orientación Familiar El Rocío es un proyecto solidario de la Universidad Austral que atiende y acompaña a familias en situación de riesgo y en estado de vulnerabilidad.

coordinadoracofelrocio@hotmail.com

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