Por María Ducos

Cuando el propósito genera utilidades, todo lo demás se alinea para el éxito; los beneficiarios son muchos y el medioambiente, el principal. 

Desde que todavía era un adolescente, Gastón Laborde se recuerda emprendiendo. Primero con su hermano, cuando tenía catorce años y vendían leche en botellas de coca cola por Trenque Lauquen, su pueblo natal. Más adelante, fue uno de los artífices de QA, una empresa de confección de alpargatas que llegó a tener veintitrés franquicias, seis locales propios y exportaron a diez países.

Los desafíos constantes forman parte de su ADN. Por eso, cuando unos amigos le propusieron tomar el timón de Wood Idea, un emprendimiento que convierte los residuos plásticos en la materia prima para la elaboración de productos sustentables y funcionales no lo dudó. Hoy fabrican de manera responsable composteras, huertas, maceteros, tachos, reposeras, bancos, livings y mucho más.

“Le damos valor a los residuos convirtiéndolos en nuestra materia prima y contribuyendo a una segunda vida del plástico, un material que puede tardar hasta 1000 años en descomponerse”, nos cuenta Gastón.

Una segunda vida al plástico

Bien a tono con la nueva conciencia ambiental de tantos jóvenes, Wood Idea nació como respuesta a la alta contaminación y como rescate de esos desechos que se pueden reutilizar y transformar. Así, el símil madera que se logra es una solución revolucionaria de impacto ecológico que permite desarrollar productos de alta calidad y durabilidad. 

“Logramos productos que no necesitan mantenimiento: no se humedecen, no tienen problemas de decoloración al sol, no se astillan y no atraen insectos”, nos cuentan.



Con sus productos creados en talleres tercerizados, el gran desafío que tienen por delante es homologar el alto estándar de calidad y diseño al que aspiran. Desde allí, una vez terminados y aprobados, distintas empresas de logística se encargan de su distribución hasta el cliente final.

El detrás de escena

Así como lidera este proyecto, Gastón tiene varios más a su cargo. Por eso su día empieza bien temprano y con una buena organización que ayude a que su tiempo rinda mejor. Analizar, tomar decisiones y apoyarse de lleno en sus equipos de trabajo es fundamental para lograr ese equilibrio entre trabajo, familia, amigos y demás.

El feedback con la audiencia marca el ritmo del proyecto, y hasta ahora fue muy positivo. El alto porcentaje de clientes recurrentes da cuenta de que la idea fue aceptada en el mercado y, sobre todo, de que la sociedad busca un consumo más sustentable y armónico. 

Meta: ser referentes en sustentabilidad

Mirar para atrás y agradecer es el primer paso para proponerse nuevas metas. Y para que este emprendimiento funcione desde el principio, se necesitaron varias manos. Un especial gracias a todos ellos: su hermano, Pepe, Pau, Lucas, Nahuel, Iñaki, Fran, Khalil y alguno más que estuvieron siempre dispuestos. También agradecer a los que forman y formaron parte de los otros proyectos que le permitieron aprender tanto sobre el manejo de emprendimientos. 

“Apuntamos a ser referentes en sustentabilidad y en triple impacto en la Argentina, demostrando que el propósito no tiene que ser un accesorio del negocio, sino que se puede convertir en su columna vertebral”, concluye. Porque ser amigables con el medioambiente y nuestras comunidades, y además ser económicamente sustentables es posible.



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