Llegamos al mes del décimo aniversario de nuestra querida Fundación Oficios. Un proyecto que nació allá por 2006, gracias a un grupo de entusiastas que tenía un objetivo común: aportar un poco de sí mismos para ayudar a los más vulnerables de nuestra sociedad. Fue entonces que empezamos a trabajar en la comunidad que nos rodea. Una década después, nos enorgullece y emociona el camino recorrido.
Texto: Lucila Jordán – Fotos: Rosario Lanusse
En todos estos años, la Fundación Oficios dio -y sigue dando-, mediante la educación de adultos, una gran alternativa al desempleo y al empleo no digno. Los frutos son visibles, tangibles y viven en el corazón de aquellos que crecieron de la mano de la Fundación, ya sean alumnos, docentes, voluntarios o personal de administración. Cada uno a su manera plantó una semilla y hoy puede contemplar con gozo el fruto maduro de tiempos de esfuerzo, sacrificio, compromiso y, sobre todo, esperanza.
En estos años se dictó una amplia cantidad de cursos siempre relacionados a la demanda laboral real. Aquí presentamos tan sólo algunos de ellos.
CARPINTERÍA “El carpintero es sobre todo paciente y detallista. En su trabajo diario avanza paso a paso, y con la suma de cada pequeño esfuerzo construye algo que será grande”.
El curso se dicta desde 2014
Cantidad de egresados: 329
TEJIDO EN TELAR “Tejer es unir, es atar, es entrelazar; tejer es también abrigar”.
El curso se dicta desde 2007
Cantidad de egresados: 214
GASISTA “Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas…”. Eduardo Galeano.
El curso se dicta desde 2013
Cantidad de egresados: 34
AUXILIAR DE SALÓN “Estar al servicio del otro y atenderlo, ver que no le falte nada y colaborar para que se sienta cómodo… Eso es entrega, es humildad, es dar”.
El curso se dicta desde 2009
Cantidad de egresados: 393
COSTURA Y MOLDERÍA “Coser es vestir, es dar abrigo, es crear de la nada un algo que nos completa”.
El curso se dicta desde 2015
Cantidad de egresados: 17
SOLDADOR “Soldar es hacer que algo se vuelva sólido, denso y compacto. Es afirmar, es robustecer, es asegurar”.
El curso se dicta desde 2012
Cantidad de egresados: 125
ELECTRICIDAD“Procurar electricidad es iluminar. E iluminar ambientes sombríos significa también iluminar realidades”.
El curso se dicta desde 2007
Cantidad de egresados: 788
INSTALACIONES SANITARIAS “La plomería o la fontanería es aquello relativo a la fuente. La fontana es la construcción por la que se hace salir agua. Y el agua da vida. El agua permite que crezcan nuevos brotes. El agua hace que los frutos se multipliquen”.
El curso se dicta desde 2008
Cantidad de egresados: 184
VIDAS TOCADAS
Dos testimonios de cómo la Fundación Oficios transforma historias con el esfuerzo y la perseverancia de los alumnos.
De la fundación a Eidico Casas
Lucas (23) vio en la Fundación la oportunidad concreta de aprender un oficio. Y no la desaprovechó. En septiembre de 2013 consiguió su primer trabajo formal como ayudante en la dirección de obra de Casas de Santa María, el primer proyecto de casas de Eidico. Tenía veintiún años, trabajaba desde los ocho y venía recomendado por la Fundación Oficios, donde estaba haciendo los cursos de Operador de redes y de Electricidad, a los que no faltó ni un solo día. “Yo me las rebusqué siempre. Vendí sábanas, hice trabajos de albañilería, plomería, limpieza y gas. Al principio, lo que ganaba lo gastaba en diversión, pero cuando nació mi hija, mi mente cambió”, cuenta mirando hacia atrás.
Lucas estaba trabajando de albañil en Tigre cuando lo llamaron para lo que sería la primera entrevista laboral de su vida, y estaba muy nervioso. Fueron fundamentales los consejos de Pilar, su tutora en la fundación, quien lo preparó para ese momento explicándole en qué consistía una entrevista, cómo armar su currículum y principalmente lo ayudó a reconocer y confiar en todo lo que había aprendido en cada trabajo. Estaba listo para dar un paso más.
Cuenta que un día, ya trabajando en Casas de Santa María, Martín y Nicolás, sus jefes, lo sentaron y le explicaron que era importante que terminara el secundario. No lo dudó. Pensando en poder darle lo mejor a Priscila, su hija de cuatro años, se anotó en el colegio y en 2015 se recibió. Cuando empezó a trabajar, iba y volvía en bicicleta. Después pudo comprarse su primer auto. Hoy, Lucas sueña con estudiar Ingeniería. Ahora le toca recomendar a otros que se acerquen a estudiar en la Fundación, como alguna vez lo hicieron con él. A su hermano ya lo convenció.
Aprender para enseñar
Dalma tiene veintitrés años y comenzó a frecuentar la Fundación en 2011, cuando se inscribió al curso de Albañilería. Dado que estaba estudiando la carrera de Arquitectura, ayudaba a sus compañeros a dibujar planos.
Más tarde, se ofreció como voluntaria y así es como lo vive: “La verdad es que me encanta enseñar, y es muy satisfactorio poder ayudar en la Fundación. Disfruto mucho ir a los talleres porque siempre hay buena energía y los alumnos tienen mucha voluntad para aprender. Y yo aprendo mucho de ellos, sobre todo de las personas que ya pasan los cincuenta y siguen estudiando, siguen buscando. Creo que eso es lo que más me gusta de este espacio: la esperanza que se le brinda a las personas. Demostrarles que hay un lugar, que hay herramientas, resolviendo todo lo necesario para que sea posible hacer un bien”.
CORAZÓN DOCENTE
Acá, tres testimonios de cómo se vive la enseñanza en la Fundación Oficios.
Lo mejor, al final
Nelson es docente de Electricidad desde hace dos años. Esto es lo que nos contó: “La parte más gratificante como profesor llega al final del curso porque es cuando uno ve el progreso de los alumnos. Ver cómo fueron venciendo los miedos e inseguridades y descubrir cuánto aprendieron es muy gratificante… Se van muy contentos y agradecidos por la capacitación recibida”.
Más que un curso
Jorge es docente en la Fundación desde hace ocho años. Empezó dando clases en el curso de Instalaciones Sanitarias y hoy dicta el de Gas de tercera categoría. Recuerda este lugar en sus comienzos y cuenta que sólo tenían dos aulas, que debían repartirse entre varios cursos para dar teoría y práctica de cada uno. Se emociona un poco al ver cuánto ha crecido y expresa: “Ésta es una gran familia; acá todos tiramos para el mismo lado… Y la gran mayoría de los alumnos que egresan tienen muy buenos recuerdos del lugar y por eso vuelven a hacer otros cursos. Acá se sienten acogidos, se dan cuenta de que son escuchados, de que los tienen en cuenta. Entonces vienen a seguir buscando más de lo que encontraron. En la Fundación siempre hay un rato de mate, distensión y tortas fritas, no sólo se estudia; acá se comparte y en un año se llevan un título profesional, gratuito y con la posibilidad de obtener la matrícula. Yo me siento un guía, más allá de ser docente. Me gratifica mucho trabajar con ellos”.
Un lugar para crecer
Carlos es docente de Desarrollo Personal y Laboral en la Fundación. Con la intención de aprender sobre construcción para poder remodelar su casa, se anotó en el curso de Albañilería. Mientras tanto, trabajaba en un banco y estudiaba la carrera de Psicología Social. Y cuando desde la Fundación se enteraron de esta última veta, le propusieron dar una charla para los alumnos. Y ahí empezó la historia: “Me di cuenta de que podía aportar mis recursos, y no lo dudé. Les decía a los pibes que siguieran estudiando y eso me impulsó también a mí, y al tiempo me recibí de counselor. Tenía la intención de crecer y la Fundación me mostró el camino, me dio una inyección de energía muy grande. Vengo de un lugar humilde, y acá encontré oportunidades y me definí como persona. La Fundación Oficios es para mí sinónimo de oportunidad”.