Creando Luz es una ONG que transforma vidas de niños con cáncer. Intervenciones lúdicas, colores y mucho amor, las huellas que van dejando en cada hospital que visitan.
Texto: María Ducós – Fotos: cortesía Creando Luz.
María Belén Di Gregorio siempre tuvo una llamada interna a entregarse a los demás. Ayudó en hogares y comedores hasta que un buen día se topó con la fundación Make a Wish, donde tuvo la oportunidad de conocer e interactuar con niños con enfermedades oncológicas. Desde ahí, su vida cambió para siempre.
Empezó a visitar Casa Cuna, una fundación que coordina la sala de juegos de diversos hospitales hemato-oncológicos. Desde allí organizan, desde el pasillo donde los niños esperan ser atendidos, espacios de recreación con juegos, música, videos, libros, actividades plásticas y títeres. También se reparte el desayuno a los trescientos chicos que mensualmente pasan por el hospital para ser atendidos.
Mientras se preguntaba cómo podía ayudar de una manera más concreta, María Stroman, una mamá del colegio de su hija Sofía quiso unirse a la causa. Entre las dos se les ocurrió que podían contribuir fabricando pelucas para sumarlas a estos espacios recreativos. Al confeccionar el primer prototipo, llevaron el modelo a Casa Cuna y, al probárselo a una chiquita, ya no quiso sacársela más. Sacudía la cabeza como una propaganda de shampoo, y la felicidad se apoderaba de su carita. Habían logrado el propósito. Esta primera niña con una de sus pelucas se llamaba Luz y algo les decía que estaban por buen camino. Un sueño se hacía realidad y nacía Creando Luz con la ilusión de llevar alegría a chicos con cáncer.
Cadena de favores
Las donaciones de rollos de tela son la base de este maravilloso emprendimiento, aunque más de una vez son las chicas las que salen a comprar cuando los pedidos apremian y los materiales escasean. Ellas se ocupan de cortar las tiras, estirarlas y hacer con ellas los pelos. Luego se cortan las bases y se cosen. El resultado son pelucas de pelo lacio que se adornan, se trenzan y se colocan apliques para que queden lo más coloridas posibles. En esta actividad colaboran los sectores de RSE y RSC de diversas empresas. Una obra que necesita la ayuda de cada eslabón.
Como cualquier trabajo se necesita un orden, una rutina y un esquema organizado de objetivos. Las chicas reciben los pedidos una vez por semana y los viernes realizan los envíos. Se llevan planillas de solicitud a los hospitales para que se puedan inscribir y empieza a girar la rueda solidaria. Brindan este servicio en el Hospital Casa Cuna, en el Hospital Garrahan y en el Italiano, y actualmente están en tratativas para ofrecer las pelucas en el Hospital Infantil de San Isidro y en el Hospital Infantil de Tandil.
Un regalo para el alma
Cuando llegan con las pelucas al área de juegos de los hospitales, algunos las reconocen, otros las esperan ansiosos y otros miran de costado hasta vencer la timidez. Es un momento mágico, sus ojos brillosos transforman sus caras y se logra, por un momento, que se olviden de su enfermedad y de sus dolencias para sumergirse en el juego. Muchos tienen que interrumpir su escolaridad y el momento de juego es allí.
Con el tiempo se fueron incorporando capas de superhéroes y antifaces. Es impresionante el efecto que logra en los chicos un poco de cariño y diversión. “Es un privilegio acompañarlos en su proceso y atravesar sus vidas con amor” termina Belén.