Texto: Pablo Dibar – IG: @arqpablodibar FB: Pablo Dibar arquitecto – Fotos: Rosario Lanusse – @rochilanu
Hoy por hoy la cocina es el corazón de la casa, el lugar por excelencia, y por lo tanto se merece unas buenas horas de imaginación al momento de diseñarla. En este espacio tan especial, ya no solo se cocina, sino que se ha convertido en lugar de reunión, de intimidad, de descanso y de juego.
Podríamos pensarla a partir de cinco puntos:
- Ubicación respecto a los demás espacios de la casa:
– ¿Cual es el lugar físico que va a ocupar?: ¿al frente, al fondo, hacia algún lateral, en el centro?
– ¿Cómo se interrelaciona con los otros ambientes?: ¿cerca de la entrada, de la escalera, de los cuartos, del lavadero?, ¿tiene comedor diario, playroom?
- Ubicación respecto a la orientación:
– ¿Qué tipo de iluminación natural quiero que reciba?: ¿sol de mañana o sol de tarde?, ¿ambas?, ¿directa o indirectamente?
- Integrada/cerrada:
– ¿Se integra con algún ambiente?, ¿con varios?, ¿a través de algún cerramiento o está completamente abierta? Hay distintos recursos que permiten mayor o menor permeabilidad, como por ejemplo recurrir al uso de grandes puertas corredizas que den la posibilidad de integrarla o no. También, a través de algún cerramiento permeable como el vidrio, podemos hacer de separación espacial pero no visual.
- Conexión con el exterior:
¿Se comunica directamente con el exterior?, ¿a través de una galería, de un patio, de un lavadero, con una puerta o con alguna puerta ventana?, ¿qué veo desde la cocina?, ¿quiero ver o quiero “no ver”?, ¿tiene grandes aventanamientos?, ¿quiero mostrar o quiero esconder?, ¿quiero ventilar?
- Dimensiones:
– ¿Cumple con las dimensiones mínimas indispensables o en ella se van a invertir la máxima cantidad de m2?, ¿es alargada o cuadrada?, ¿tiene techos altos o bajos?, ¿el espacio me permite incorporar una isla?
Distribución interna
Una vez definida su ubicación y su forma, se afila el lápiz y ya se puede empezar a pensar en cómo es la distribución interna de los distintos elementos que la componen y cuáles son sus características:
– Heladera: ¿cuáles son sus dimensiones y características?, ¿tiene conexión de agua? Tip: es práctico que haya una mesada contigua (para apoyar lo que se saca y lo que se guarda) y que esté cerca del comedor diario si es que hubiere.
– Horno y anafe: ¿qué variante utilizo?, ¿a gas o eléctricos?, ¿horno y anafe separados o encolumnados?, ¿horno elevado?, ¿anafe de cuantas hornallas?, ¿qué ancho, 60 o 90? Tip: hay que tener en cuenta las ventilaciones, ya que los hornos lo pueden requerir a través de conductos y/o rejillas en los muebles. Esto es muy importante en orden a la seguridad. En cuanto al diseño es bueno tenerlo en cuenta para definir en el proyecto por donde pasarían los caños de ventilación. Es práctico que haya mesada de apoyo en ambos lados de la cocina.
– Extractor o campana: ¿cuál de los dos se elige?, ¿se deja a la vista o se esconde detrás de las alacenas? Tip: en ambos casos hay que tener en cuenta la ventilación a través de conductos, que al igual que en el caso anterior, es bueno pensarlo en la etapa de proyecto.
– Pileta de cocina: ¿qué dimensiones tiene?, ¿tiene separador, triturador o agujero para jabonera?, ¿es profunda?, ¿se pega desde arriba o desde abajo? Tip: es práctico que haya mesada de apoyo en ambos lados de la pileta para apoyar de un lado la vajilla sucia y del otro el escurridor. También existe la opción de escurridores escondidos en las alacenas. Son un buen recurso para el que no le gusta que quede a la vista. El herraje se vende en distintas medidas.
– Lavavajillas: siempre conviene pegarlo a la pileta de la cocina. Hay modelos que son para revestir con el mismo material que los muebles de cocina.
Terminaciones y materialidades
Definido esto, se afila todavía más el lápiz y ya se piensa en las terminaciones, materialidades, y demás detalles:
– Materialidad del mueble: pueden ser laqueados, termoformados o de melamina (en precio van también en ese orden, de más caro a más barato).
– Mesada: para cocinas, la mejor opción es granito o cuarzo. Hay que tratar de evitar los mármoles porque son porosos. Se pueden pedir con “regrueso” para darle más cuerpo y así la mesada parece de mayor espesor y le da más volumen e importancia.
– Revestimientos: hay otras variantes al clásico cerámico sobre mesada, se pueden hacer revestimientos con el mismo material de la mesada o incluso vidrios opacos.
– Tiradores: la tendencia es “esconderlos”, a través del uso de perfiles moldurados que a modo de tirador recorren todo el mueble, haciendo la cocina más despojada y moderna.
– Grifería: es la única en toda la cocina, así que si se puede, ¡no está de más invertir en una buena y vistosa!
– Componentes y accesorios: en el mercado hay todo tipo de accesorios que facilitan y organizan el “guardado” dentro de las alacenas, como los que resuelven los espacios “inaccesibles” en las esquinas, los de residuos que ayudan a reciclar, despenseros verticales, etc.
Y para terminar, no hay que olvidar de pensar en la iluminación, encargada de lucir y resaltar la cocina, y a su vez la que permite darle un buen uso y así aprovecharla al 100%. Se puede pensar en luces bajo alacenas tipo tira de leds, algunas colgantes sobre una barra o una isla, o en embutidas en cielorraso para luz ambiental. También si se juega con los niveles del cielorraso se puede dar un toque decorativo y aprovechar el uso de gargantas para colocar luces continuas que enmarquen el ambiente.