En la fundación Grano de Mostaza siembran creatividad y acercan todo tipo de propuestas de arte a chicos y chicas de entre 6 y 12 años que viven en situación de vulnerabilidad social.
Texto y Fotos: María Mullen
Un grupo ansioso de niños espera, como cada semana, el momento en que comience el taller “Sembrando Creatividad”, de la fundación Grano de Mostaza. Los ecos de ese espacio de juego y arte que comenzó en 2010 en la Villa 31 y continuó creciendo en Los Piletones, Villa Soldati y flores (CABA), ya están a la vista de los vecinos y también de la sociedad en general; murales en las calles, plazas pintadas con motivos artísticos, viejos playones y paredes de cemento convertidos en rayuelas, flores y pajaritos de colores, hasta muestras de arte en el Centro Cultural Recoleta. Una fiesta de colores que alegra el alma y abre la puerta al mundo de la infancia.
El arte, un gran sanador
“A través de este programa de la fundación buscamos generar un espacio para el desarrollo integral (intelec- tual, emocional, social y motriz) de cada chico -cuenta Brenda Stanley, directora del programa-. En general, en los barrios donde estamos, los chicos no tienen un espacio así donde puedan explorar su creatividad libremente, o animarse a expresarse a través del arte, pintar, inventar objetos insólitos, entrar a carpas mágicas… les encanta. En los talleres procuramos que los chicos piensen en una línea distinta a la de la escuela, que desarrollen una mirada crítica, encuentren soluciones creativas a problemas, usen su sentido común. Además, elaboramos con ellos un acuerdo de convivencia para relacionarnos desde el respeto y el cuidado mutuo. El arte es muy sanador”.
Como un grano de mostaza
Brenda es psicóloga y madre de dos hijos. Mientras vivía un tiempo en Irlanda realizó un posgrado en Arte Educativo y Comunitario. Cuando regresó al país quiso hacer algo relacionado con eso que tanto le había gustado y acercó su propuesta a la fundación GDM. Grano de Mostaza es una obra fundada y presidida por Mariano Feredici y dirigida por Lucila Bagnardi, con sede en Nordelta, que comenzó en 2004 colaborando en el Norte del país con las comunidades más perdidas en los cerros de Salta. Actualmente concentra sus acciones en el desarrollo educativo y social, otorgando becas educativas en Salta, Buenos Aires y Santiago del Estero para que más jóvenes puedan enfrentar el presente y el futuro con mejores oportunidades. Como un “grano de mostaza”, inspirado en el pasaje bíblico, lo que empezó siendo un sueño minúsculo de unos jóvenes misioneros, hoy se ha convertido en una importante obra en tres provincias.
“Una forma de cantar”
“El arte es una forma de cantar y de hablar -escribió Norma, de 12 años, que integró el taller en Los Piletones durante el año pasado-. El arte es un mundo maravilloso. Cada pincelada abre puertas a otro mundo, un mundo de colores. Cada arte expresa algo: tristeza, alegría… pero lo más importante es que cada persona se puede expresar por medio del arte. Gracias por poner color a mi vida”. Así lo dejó escrito Norma en una carta que regaló al equipo de “las mejores profes del mundo”. Y Brenda guarda esas palabras con emoción. Son una caricia al alma.
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Más información:
Fundación Grano de Mostaza
Av. de los Lagos 6855, Nordelta
Tel.: 4328 9126
bstanley@fundaciongdm.org.ar
www.fundaciongdm.org.ar
FB Fundación Grano de Mostaza