Texto: María Laura Vidal Bazterrica – Paisajista – @itasflowers
En el mundo vegetal nos encontramos con una amplia variedad de flores que atraen nuestros sentidos. Hoy hablaremos de la trepadora llamada Glicina.
En todos los jardines existen superficies verticales de algún tipo: vallas, paredes, enrejados o pérgolas, que aunque nos parezcan feas y poco estéticas, son oportunidades para convertirlas en objetos bellos si sabemos adornarlas con plantas.
Una buena trepadora, como la Wisteria sinensis, conocida como Glicina o flor de la pluma, aportará color, interés y hasta perfume en el lugar donde elijamos plantarla.
Sus ramilletes de flores de color blanco, lila o rosado comienzan a abrirse a partir de su base, de modo que el período de floración se prolonga y, durante más de un mes, la veremos florecida. En la primavera es imposible pasar cerca de ella sin que atrape nuestra vista y olfato.
Majestuosa, va desplazándose por todos lados y avanza por paredes y techos, atrapando cada espacio verde libre, y ¡hasta el mismísimo suelo!
Cuando es pequeña, tarda unos 4 años en florecer, pero su follaje verde igualmente irá cubriendo la zona. Es importante que vayamos a comprarla en primavera, su mejor época: la encontraremos florecida y podremos elegir el tono que combine con nuestro jardín.
A tener en cuenta
– Es una trepadora caducifolia y robusta, y sus flores aparecen antes que el follaje durante la primavera.
– Se reproduce por esquejes ya que la semilla puede tardar muchos años en brotar.
– Le gusta mucho el sol, aunque funciona en media sombra con menor floración.
– Le gusta suelo normal, rico en fósforo y potasio (Nitrofoska granulado y compost).
– No le gusta el suelo alcalino, ni el arcilloso.
– Suele ser atacada por hongos, por mal drenaje en el suelo
– La cochinilla se aloja cuando no tiene buena ventilación.
– Es muy invasora, por lo tanto no plantar especies a menos de 4 metros de distancia entre sí.
– Necesita ser podada todos los años en otoño y una vez que se la hayan caído las 3/4 partes de sus follaje.
– El secreto para una abundante floración está en la poda: dejar solo 2 yemas en cada rama, así florecerá mucho más compacta, uniéndose un ramillete floral con el otro, creando un escenario casi de ficción.
– Cuando no florece puede ser por haberla podado fuera de la época indicada o porque le falte nutrientes al suelo.
– A la hora de plantarla, es importante que lo hagamos a 45 grados con respecto a las paredes. Nunca pegarla contra ella. Así lograremos que corra aire por detrás de la planta y no se enferme por falta de ventilación.
– Nunca atar con alambre las ramas de la trepadora, sí con hilo de chorizo o algodonero, ya que a largo plazo, el alambre lastimará su tejido vegetal.
– En invierno, cuando se encuentre desnuda, sin hojas, podemos colocar unas macetas por delante con flores de estación para vestir la zona de color.
¡La glicina es la flor que nos anuncia que la primavera está a pasos de llegar!