Un mano a mano con Maritchu para hablar sobre la adolescencia vivida puertas adentro, y cómo los padres podemos ayudar a que la transiten mejor.
La adolescencia empieza entre los once y los trece años. Depende de cada uno y de cada entorno. Pero no empieza a los ocho años, como se ha escuchado. Que un niño conteste mal a los ocho es signo de que le faltan límites, no de que sea un adolescente.
Lo más importante en esta convivencia en cuarentena es hacer convenios con nuestros hijos sobre la cantidad de tiempo que estarán conectados.
¿Trauma por encierro?
A los adultos nos puede pasar. Nosotros somos como un paraguas que protege a los chicos, como en la película “La vida es bella”. Un poco de realismo está bueno, pero tenemos que saber que nosotros funcionamos de referentes para los chicos y que tenemos que cuidar el ambiente. Si nos desesperamos delante de ellos, es probable que ellos sí se traumen al vernos desesperados.
Por otro lado, probablemente esta cuarentena tenga un resultado muy aleccionador para nuestra omnipotencia humana: en la cual estamos de cero a cien en poco minutos, y en la que nos damos cuenta que ya no dominamos todo como creíamos y que hay tantas cosas que nos exceden. Esto asusta mucho a los adultos, tenemos que trabajar para estar en un estado de potencia 70, que es entender que hay que cuidarse mejor, que no podemos controlarlo todo y que trabajaremos para cuidarnos mejor.
Esta bueno hablar con los chicos y que entiendan que si tenemos cara de preocupados es porque nos preocupa lo que está pasando, pero dejarles en claro que ellos están seguros porque nosotros los estamos cuidando.
Sala de convenios
Hacerlos con el marido y con los adolescentes. ¿Cómo convenceremos al adolescente si el papá no lo hace? Todo lo que pretendamos que hagan los adolescentes lo tenemos que hacer antes mamá y papá. Convenios familiares. Convenios entre padres.
¿Qué pasa con los chicos de padres separados? Se angustian por no poder ver al padre o a la madre. Se supone que hay permisos para que puedan ver a ambos, pero si no se puede, al progenitor que no le tocan los hijos, debería tener el Skype abierto durante varias horas al día. Así, los chicos sabrán que está disponible siempre que lo necesiten. Aunar esfuerzos y armar equipo con el ex es clave.
El progenitor único tiene que encontrar algún otro sostén para dividir la carga con alguien más.
¿Cómo convencer a los adolescentes para que hagan ejercicio físico ? La clave es que me vean hacerlo a mi. Entonces podemos armar una rutina donde entrenemos tres veces por semana y mostremos que es importante para la salud.
Cuarentena y terapia
¿Qué ocurre con los chicos que estaban con terapia y no pueden concurrir?
Con un adolescente se puede mantener la sesión vía online y funciona. Con los más chicos no es lo mismo, pero si lo intentaría para no perder el ritmo y que el período sin terapia no sea tan largo. Además, tiene una parte muy positiva, en la que el psicólogo puede ver el mundo del chico, conocer a su mono de apego, su cuarto, sus juguetes. Termina siendo muy constructivo tanto para el chico como para el terapeuta.
¿Cómo entusiasmar a un adolescente que está de mal humor permanente?
Hay una manera de tratar este tema que es mágica: primero me pongo en tu lugar, entiendo lo que te pasa. Empatizo y después te pido. Hay que ponerse en los zapatos del adolescente que pega el portazo. Si no, no hay manera de conexión. Podemos poner límites, pero si primero empatizamos y después hablamos, el resultado será mucho mejor.
¿Qué actitudes nos deberían despertar alarmas?
Por ejemplo que no duerman, que no se vistan, que coman mal. Es importante que intenten hacer una vida lo más normal posible, con horarios y rutinas. Las alarmas a las que estaremos atentos serán las mismas que las que marcan la depresión.
Costumbres familiares
Hay familias que tienen por costumbre salir de sus casas para conectar en familia. Hoy nos toca usar la imaginación para hacer algo distinto. Ser creativos en la cocina de todos los días, dentro del límite de lo que podemos, es una buena opción.
Horarios de acostarse y de levantarse
De vuelta, hay que hacer convenios. No se van a levantar al mediodía, pero tampoco pretendamos que estén arriba a las 7 am, ni que vivan de noche. La vida diaria nos dará señales de depresión o no. Es imprescindible que haya un adulto con fortaleza yoica que haga cumplir los acuerdos.
Amigos en cuarentena
Es super importante que los hijos tengan encuentros con amigos ya sea por Zoom, por Hangouts o por lo que sea. Les hace bien la conexión con sus pares. Es muy diferente el tiempo de estar conectados solos que en encuentros con amigos.
Cortarles el Wifi para limitar la conexión sería el último recurso. Puede ser muy malo para la relación, y además, seguramente ellos lo pueden volver a colocar.
Estar bien nosotros, para que estén bien ellos
Es importante que los adultos hagamos cosas que nos oxigenen a nosotros mismos. Tejer bordar o armar la huerta. Quizá se los puedo enseñar, pero lo hago porque me gusta a mi primero. Uno tiene que aprender a disfrutar cosas que en la vida diaria que antes no disfrutábamos. Cosas sencillas como cocinar, estar juntos a la mesa, etc.
¿Cómo incentivar la relación con los abuelos?
Está bueno poner la pantalla en los horarios de la comida. No interfieren y un ratito conversamos.
El colegio en casa
Al adolescente que no hace homeschooling hay que limitarle la pantalla que lo entretiene, y volver a los acuerdos iniciales: si no haces lo que te toca hacer a esta hora, te aburrís.
Que no se pueda concentrar es señal de situación de estrés. Si estoy estresado, respiro cortito y no tengo oxígeno en el cerebro. Por eso, no puedo hacer nada. Hay que buscar cosas que nos desintoxiquen de lo que nos está pasando (escribir, hacer yoga, meditar).
Podría ser escribir un diario de cuarentena. Hacer cosas que ayuden a exteriorizar lo que les está pasando. Que los chicos jueguen con los playmovil a la cuarentena. “Nadie nos puede sacar la libertad de cómo vamos a vivir lo que estoy viviendo”, Viktor Frankl. Vayamos día a día.
Adolescencia y celular
Hasta los 14 años debemos meternos en el teléfono de los chicos para ver qué hacen ahí. Pero no a escondidas.
Tiempos de crisis para los más chiquitos
Los chicos chiquitos se portan mal en situaciones de crisis porque no tienen fortaleza interna para darse cuenta de que la madre no puede más. Esto les pasa porque ven a su mama tan ocupada y con cara de preocupada, que solo quieren recuperar a su mama. El pensamiento del chico está puesto solo en poder recuperarla. Y saben que cuando se portan mal, mamá se ocupa.
Con los de primaria hay que tener más cuidado, porque son ellos los que nos quieren cuidar a nosotros. Nos ven preocupados en la cuarentena y quieren alegrarnos. Cuando termine la cuarentena, ¡ojo! porque se irán en picada. Dejemos, mejor, que se asusten y que nosotros los cuidemos a ellos.
¿Qué pasa con los hijos de los médicos?
Salen, trabajan y llegan en un estado emocional interno deplorable. Y ya no tienen resto para volcar dentro de casa. Los chicos deben que entender que esos padres tienen una responsabilidad social enorme y que llegan cansados por lo que les toca vivir dia a dia.