Sentamos en nuestra mesa virtual a dos grandes de la psicología, el coaching y el desarrollo humanos en las organizaciones. Jack Smart y Norbert Monfort nos dieron el gusto y acá transcribimos su valiosísima charla con el eje puesto en «la persona en el centro».
Con Norbert Monfort (@monfort_managent) hicimos un vivo hace un tiempo basado en su libro “Fosforescencia”, sobre liderazgo y motivación. Jack Smart (@jack_smart_arg) ya compartió un vivo con Paddy Lanusse en la cuenta de @eidico y, además, “coachea” a diferentes equipos dentro de la empresa. Norbert es psicólogo, es Máster en Desarrollo Organizacional, tiene más de 30 años de experiencia trabajando en organizaciones de todo el mundo. Sus conceptos pueden aplicarse a todo tipo de organizaciones, no sólo las empresariales, sino también a la familia, a los grupos de amigos. “Brillar y hacer brillar es la clave de un líder íntegro”, según Monfort. Jack Smart es Counselor Psicológico, Mágister en Comunicaciones y Licenciado en Comunicación Social, y durante su carrera trabajó en el sector público, ejerció la docencia en diversos niveles, fue Gerente de Asuntos Públicos y Comunicaciones de Unilever y hoy se dedica al desarrollo humano en organizaciones y al counseling en el desarrollo personal y profesional. “Contribuir al desarrollo de personas, equipos y empresas, promoviendo una mayor conciencia de interacciones efectivas y el despliegue del máximo potencial” es su propósito. El eje que perseguimos fue el de poner a la persona en el centro.
La persona como recurso primordial
Las personas somos una unidad, y si estamos bien en lo laboral, también lo estaremos en lo personal, y podemos sumar en ambos lados. Norbert nos da vuelta la pregunta y nos dice: “¿Cómo puede ser que haya organizaciones que no pongan a la persona en el centro? Si queremos que la compañía crezca pero no nos ocupamos de las personas, es como pedir que se agrande un tumor, no tiene ningún sentido”.
“Una de las cosas que ha traído la cuarentena es la posibilidad de reemplazar debates por diálogos”, comienza Jack. En años anteriores, cuenta, siempre quería debatir y quería ganar, quería lograr que el otro pensara como él piensa. En este tiempo de tanta vulnerabilidad, dialogar para entender al otro y encontrarnos con nosotros mismos debería ser la clave.
El 100% de las organizaciones dicen: “nuestra gente es lo más importante”. ¡Pero vaya brecha entre el discurso del líder y lo que ocurre día a día! Cuando una persona queda relegada del centro se desanima, se desmotiva, pierde el sentido y no da su máximo potencial. Después se aburre, se entristece y llega a deprimirse los domingos a la noche. Y como esa persona no da lo mejor de sí, esa compañía pierde valor, pierde oportunidad.
“Si no ponemos a la persona en el centro, tenemos muchísima mediocridad en la organización. Es muy triste levantarse el lunes y tener asco por el trabajo que tengo” dice Norbert.
Rol de los líderes
“Para mi un líder es alguien que le da ganas a otro de imitarlo”, afirma Jack. “Un líder es alguien a quien uno recuerda para siempre porque la huella queda muy profunda en el alma propia”. Una persona que generosamente hizo mucho para sacar lo mejor de mí, así define Jack a un líder. Y para él tiene dos características: inspira y potencia mi capacidad, mi talento y me hace sentir valioso.
“El mejor ejemplo de liderazgo, es el liderazgo en el ejemplo”. Para liderar no hay que pedir permiso. A veces creemos que el único liderazgo es el que tiene la persona con jerarquía. Puede ser que aunque la persona tenga ese liderazgo, no lo ejerza. “Muchas veces los grandes líderes que han revolucionado las compañías, han sido primero considerados como herejes”. “El líder que no incomoda, no es buen líder”.
“Quien no se lidera a sí mismo, no puede liderar a nadie”, comparte Jack. Además de que el líder trata de huir de la mediocridad, es una persona que acepta que es vulnerable, que es finito, que no inmortal.
Jack contó sobre la experiencia de un líder que se sintió solo. Un líder que aunque convoque a reuniones, ponga a debate miles de temas, siempre al final él será el de la última palabra. Y contaba el miedo que lo producía a esta persona cometer errores muy grandes. “Creo que ahí para mi se convirtió en líder porque, al mostrarse tan vulnerable y tan humano, daban ganas de seguirlo, porque nos conecta con nuestra propia humanidad”.
“La clave de un buen director, de un buen gerente, creo que se resume en la palabra humildad”, suma Norbert. Ser sabio es el reconocimiento entre el conocimiento y la humildad.
Es muy normal ver que en una reunión de directorio uno expone y los demás acatan, no siempre porque estén de acuerdo, sino para no generar conflicto. Y Norbert advierte que “lo que no es normal es que no haya conflicto en una compañía”. El buen líder sabe generar ese espacio, ese ambiente para sacar a la luz las discrepancias a través del diálogo, porque sino se cae en la arrogancia, en esa coraza que no nos permite ser humanos.
Liderazgo femenino
No se trata del liderazgo ejercido por mujeres, sino de ciertas cualidades que llevan a zanjar las diferencias con el diálogo. Ese liderazgo 360 es el concepto del que habla Norbert en su libro “Fosforescencia” y que proviene del rol de la mujer, de la época de las cavernas cuando era el hombre el que salía a cazar con un único objetivo que era conseguir el alimento, mientras la mujer se quedaba en la tribu gestionando distintos conflictos.
“Demasiadas mujeres han liderado masculinamente y eso ha hecho mucho daño”, opina Norbert. Y se necesita más liderazgo femenino, más liderazgo 360.
Liderar con emoción
Jack recuerda a Silvia, una jefa que tuvo a los 20 años. Sensible, intuitiva y muy incondicional. Dura con los desafíos hacia mi, pero muy comprensiva. Las veces que se equivocó le dijo de frente sus errores, pero enseguida le dijo “esto no es nada, simplemente un pequeño obstáculo en la vida que te va a ayudar a crecer”. Después tuvo, a lo largo de su carrera, contacto con muchas mujeres líderes, pero que ejercieron su liderazgo con mucho machismo. Y al no ser auténticas se alejaron de su esencia femenina, y se volvieron mujeres que golpeaban las mesas y pegaban gritos.
“Está instalado que hay emociones buenas y malas, pero me pregunto cuáles son las malas”, nos dice Jack. El miedo, la nostalgia, la melancolía, que han aparecido mucho durante este tiempo, también nos ayudan a conectarnos con lo importante. “Las emociones son el GPS fundamental para la especie humana. Algunas nos causan bienes, y otras malestar, pero todas son muy necesarias. Lo importante es gestionarlas con la razón para no desbordarnos todo el tiempo”, comparte.
Ejemplo y valores
Tener un referente que te cuenta cosas y además es coherente con lo que te cuenta es la mejor manera de seguirlo. Porque no hay nada peor que la incoherencia, por la que se pierde toda credibilidad. Debemos trabajar sobre los valores que queremos incorporar a nuestra empresa. Teniendo eso claro, iremos a buscar gente diversa, distinta, intergeneracional pero con los mismos valores.
“Si un líder no gestiona con emociones está perdido”, resume Norbert. El líder debe liderar emocionalmente pero a la vez marcar el rumbo seguro. “Uno puede mejorar para ser un buen líder, pero creo que hace falta buena madera de base. De donde no hay no se puede sacar”. No se puede dejar de ser quién somos.
“Los valores sólo se pueden vivir a fondo si somos capaces de perder el miedo: el miedo a perder el trabajo, el dinero, el status, el prestigio”, comenta Jack y agrega que es un camino largo y profundo. Todos deberíamos hacer nuestro propio camino de crecimiento hacia la libertad, la conciencia, en el fondo un camino de sanación, terapéutico. “No me preocupa que haya líder autoexigentes y obsesivos, son dos cualidades que está bien que las tengan; lo que me preocupa es que no lo sepan y por eso arrasen con sus equipos”.
Oportunidad entre las manos
“Quién no esté aprovechando este tiempo para encontrarse con uno mismo, para aprender a perder lo que ganamos, para crecer, está desaprovechando una oportunidad”, comenta Norbert.
“Hace poco le dije esto mismo que menciona Norbert a un amigo y me trató de idealista. La verdad es que elijo ser uno de esos, porque es difícil que una persona pesimista, desesperanzada o excesivamente realista tenga la posibilidad de cambiar a las personas, las empresas, las sociedades, el mundo”, contesta Jack.
“Tener serenidad para aceptar lo que no puedes cambiar; valor para cambiar lo que sí puedes cambiar; y sobre todo sabiduría para discernir una cosa de la otra”, es una frase que escuchó y le encantó. “Hoy mucha gente está intentando cambiar lo que no puede cambiar” comenta Norbert. Cita a Juan Verde y dice: “En esta vida hay dos tipos de personas: los que lloran y los que venden pañuelos. Hay demasiado llorón, con lo cual si te dedicas a vender pañuelos vas a lograr lo que quieras”.
Liderazgo, oportunidad para servir
“El liderazgo no es una oportunidad para lucirse, sino una oportunidad para servir”, nos comparte Norbert. El concepto de humildad, servicio y liderazgo van muy de la mano. Y por estos tiempos se ha puesto de moda también el concepto de la “empatía”. El 100% de las personas responde que es ponerse en los zapatos del otro. “Pero qué difícil es ponerse en los zapatos del otro si no salgo de los míos”, suma Jack. Mis zapatos son mi seguridad, mi sostén.
Coachear es hacer preguntas, es provocar, es escuchar para devolver, pero al final del día, según Jack, cada uno debe tomar su propia decisión. ¿Cómo se encuentra el sentido dentro de lo que la vida te pone adelante sin tener que vivir situaciones extremas? Difícilmente estemos en un campo de concentración, nos caigamos de un avión. Muchas veces buscamos que nos motiven aquellos que han pasado por situaciones extremas, pero lo ordinario de, por ejemplo, gestionar una familia con todo lo que ello implica también se puede convertir en el tema de un gran libro.
Mensaje final
“Hay muchas personas que están en un lugar de trabajo en el que no deberían estar. Es imposible tener una vida buena, si no tienes una vida con sentido”, dice Norbert. Pero también, sigue diciendo, es imposible tener una vida buena, sin un trabajo con sentido. “Animo a muchos a no esperar al día de su jubilación para vivir bien. Eso es muy triste. Seamos valientes”, argumenta.
Decía Daniel Cerezo: “Más allá de tu pobreza o tu riqueza económica, nunca tengas una vida pobre”. Esto hay que llevarlo a las familias y a las empresas. “No nos conformemos con querer trabajar en la mejor empresa del mundo, sino en la mejor empresa para el mundo”, termina.
Al final, ¿de qué estamos hechos? Todos de lo mismo, reflexiona Jack. Somos humus, nadie sabe el día ni la hora. Vivimos preocupados por el futuro, con ansiedad y con angustia, y si miramos para atrás extrañamos personas, espacios, escenas. El aquí y el ahora se tiene que nutrir de una mirada de conexión, alegría, gratitud. Uno decide donde mira. No estamos determinados, siempre podemos ser mejores. Estamos condicionados por algunas cositas que tenemos que trabajar para despejar y ver mejor, pero nada nos determina. “En un campo de concentración, alguien tomó la elección de escribir una obra mirando a personas que elegían salir vivos de ahí, cuando había otros que también elegían dejar de vivir ahí.”
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