Tejedoras, artesanos, artistas y ebanistas. Con el noble propósito de mostrar el talento escondido de nuestro país, @somosfrontera se lanzó como vidriera de productos de decoración premium que, con estilo elegante y artesanal, busca infundir nueva personalidad a los espacios.
De la riqueza del trabajo artesanal del noroeste de nuestro país, de aquel que traspasa generaciones y se nutre de la personalidad de cada artista, de aquel que reconocemos bien propio por ser 100% autóctono, se origina una marca que busca convertirse en aliada de quienes tienen como meta transformar espacios con objetos de diseño contemporáneo y de calidad premium. Frontera (@somosfrontera) nace para honrar los paisajes, las personas, las costumbres y los saberes ancestrales de este suelo tan diverso, tan rico, tan nuestro.
Connie Aberastain y Caro Blousson son apasionadas del diseño, el interiorismo y la estética de los espacios que habitamos, además de amantes de nuestras raíces. Son el alma de este proyecto de vanguardia que busca trascender no sólo por su curaduría, buen gusto y altos estándares de calidad, sino también por ser la vidriera de tantos talentos silenciosos desperdigados por el país. Artistas plásticos, ebanistas y comunidades de artesanos logran potenciar su visibilidad y ampliar sus horizontes en este catálogo de alcance internacioal.
“Quería armar algo propio, un espacio en donde pueda volcar todo lo aprendido después de haber estudiado Ciencias Políticas, pero sobre todo después de haber desarrollado casi toda mi carrera en el mundo de la Comunicación. En esa búsqueda de algo que me enriquezca y me inspire, me contacté con Caro, que tenía una gran experiencia en interiorismo. Así surgió Frontera”, nos cuenta Connie. La complementariedad de haber atravesado distintas experiencias laborales previas hizo que la dupla sea de un enorme valor.
Pasión por crear
Hoy más que nunca comprobamos que los ambientes donde habitamos tienen la capacidad de transportarnos e inspirarnos. Y después de haber vivido una larga temporada puertas adentro, dimensionamos que todo a nuestro alrededor cuenta una historia. Y ese es el principal desafío de este equipo de trabajo: que cada producto que alguien lo soñó, lo desarrolló y finalmente lo materializó con calidad y originalidad, encuentre su espacio.
“Lo más gratificante es contribuir a ese círculo virtuoso de generar empleo en zonas del país con muchísimas carencias”, nos relatan. Así, Frontera se convierte en nexo entre talentos excepcionales y personas que buscan renovar y transformar sus espacios con objetos atemporales y de excelente calidad.
Piezas únicas e irrepetibles
Frontera es un marketplace de decoración en el que se apuesta por el diseño contemporáneo pero también el eterno y clásico, el que no pasa de moda y en el que se puede descansar los sentidos. Con un catálogo cuidadosamente seleccionado y de gran curaduría, se encuentran alfombras, textiles, muebles, lámparas y objetos de deco. Todo hecho a mano, respetando las técnicas ancestrales y las bondades de la naturaleza para que cada pieza sepa envejecer de manera perfecta.
El gran diferencial es la materia prima: lana pura de oveja, llama o alpaca y pigmentos naturales para los textiles; las mejores maderas, cueros o fibras para confeccionar los muebles.
Las chicas creen firmemente en el patrimonio escondido en estas tradiciones ancestrales y en la magia de los habitantes del noroeste argentino, llenos de una creatividad admirable. “Ellos son los verdaderos dueños de Frontera. Esos artesanos de talento inigualable que se inspiran en los paisajes de nuestro país y sus procesos están siempre en sintonía con el espíritu y los ritmos de la naturaleza”, sostiene Connie.
Frontera es vínculo
Frontera es diversidad y colaboración. Es nexo de productos que cuentan el sueño de sus artistas. “Nos encanta visitar los talleres, hacer el seguimiento de cada una de las piezas, recorrer la ciudad para conseguir los mejores materiales y también seleccionarlos. También hablar con los artesanos para resolver los detalles de cada mueble de la mejor manera posible”, relatan.
Y Frontera también es apuesta. De ellas y de sus familias que las apoyaron desde el minuto cero para lanzarse al mundo emprendedor tan desafiante, con tanta incertidumbre y poca estabilidad. Pero el gran gracias es para esos artesanos y artistas que, aún siendo tan celosos de sus obras, confiaron en ellas para difundir y comercializar sus creaciones. “Conocer a las tejedoras en su hogar fue un viaje que nos dio vuelta todo. Realmente conocimos el trabajo de los artistas, compartimos tiempo con ellos y vimos su esfuerzo, su manera de trabajar y de pensar. Ahí nació esa admiración que intentamos honrar en Frontera”, concluye.