Dos hermanas que encontraron la excusa perfecta para emprender y seguir unidas a pesar de la distancia. Los wraps Bee Conscious nacieron para darle batalla al film de un sólo uso, contaminante y tan dañino para el planeta. Una historia de consejos aplicados y talentos puestos al servicio que se encamina a sacudir la industria de lo descartable.
Si hay algo de lo que estamos seguros es de que el gen emprendedor se mama y se contagia. Ser testigos, desde bien chiquitos, de cómo nuestros padres se las rebuscaron para sacar adelante una empresa familiar, un proyecto laboral o hasta el arreglo de las cortinas del living de manera ingeniosa, práctica y económica nunca pasa desapercibido. Esas enseñanzas calan hondo hasta que logran confirmar que cualquier objetivo, por más imposible que parezca, es alcanzable si nos esforzamos y sabemos reinventarnos.
En lo de Avanza, el gen emprendedor viene tatuado de fábrica. Se respira, se siente y se lleva con orgullo. Esta familia de siete hijos tiene a la perseverancia como norte y a la creatividad como estandarte. Así fue como Guadalupe y Lourdes, las dos mujeres de la casa, se aliaron para hacer algo distinto a su profesión en este año raro y desafiante. De la capacidad resolutiva de su mamá, y del ingenio y originalidad de su papá, su gran manager que las guía desde el Cielo, las chicas unieron formación académica y talento para darle vida a @bee.conscious.wraps, un proyecto de envoltorios ecológicos que va camino a revolucionar la industria.
Y como la palabra enseña, pero el ejemplo arrastra, se pusieron en marcha entendiendo que la clave en el mundo emprendedor es el valor agregado propio. La novedad, lo distinto es lo que destaca sobre el resto y lo que marca la diferencia. Eso es lo que les enseñó su papá y lo que buscaron infundir en su proyecto. Ambas egresadas de carreras de diseño, contaban con las herramientas creativas suficientes para superar los mil obstáculos que implica emprender en estos tiempos.
Emprender con la mira en el medio ambiente
Contra todo pronóstico, en un año en el que todos los sueños parecían imposibles, toma forma y consistencia una idea en la que venían pensando hacía ya un buen tiempo. Después de varios meses sin verse, porque Luli vive en Villa Mercedes, San Luis, y Guada en San Isidro, pusieron sobre la mesa las ganas de embarcarse juntas en este nuevo desafío, que sirvió también como excusa para seguir unidas a pesar de la distancia.
“Había un tema que nos interpelaba a las dos y al que veníamos dándole vueltas hace un tiempo: el cuidado de la casa común, del planeta”, cuenta Guada. Cada una desde su lugar, intentaba incorporar algún hábito para cuidar más el agua o reciclar los residuos, hábitos lentos de asimilar, pero que de a poco buscan cambiar una mentalidad.
¿Con qué producto se podía innovar para dejar de consumir tanto plástico y marcar la diferencia en el día a día? ¡Que se ponga de moda cuidar el planeta!, fue el propósito de las chicas. Envoltorios ecológicos es la idea a la que llegaron después de tomar todos los consejos y comentarios de familia y amigos.
La organización fue la clave del éxito. Emprender abre muchas ventanas, pero si hay algo que les encanta es acompañar a cada cliente con sus dudas y ver que realmente el producto cuenta con un feedback espectacular.
Alternativa natural al film
La idea de los envoltorios había llegado unos meses antes cuando una prima les regaló unos traídos de Estados Unidos. “Nos pareció un producto asombroso, pero un poco lejana la idea de producirlo nosotras que, como aprendimos de papá, ahí estaba el quid de la cuestión”, nos relatan. Y no se quedaron con la duda. Empezaron a averiguar, a comprar distintos insumos y probar. Hasta que un día dieron con la fórmula perfecta.
Pensaron el packaging, que varió hasta llegar al indicado, los diferentes modelos y tamaños. Pero además del productos en sí, también tenía que ponerle cabeza a las redes, a las finanzas, a la compra de insumos y al enorme mundo que hay detrás de cada envoltorio.
Los wraps Bee Conscious son la alternativa natural al film. Están hechos artesanalmente en un 100% con tela de algodón encerada con cera virgen de abeja, resina de pino y aceite de jojoba. “La tela encerada crea un envoltorio moldeable y maleable, que junto al calor de las manos adopta la forma del recipiente para conservar los alimentos. Y lo mejor de todo es que son lavables y reutilizables”, nos explican.
Para conservarlos en perfecto estado hay que lavarlos suavemente con un paño humedecido con agua fría, dejarlos secar y guardarlos en un lugar fresco y seco. Tienen una vida útil de hasta 12 meses, en comparación con el film que sólo se usa una vez y tarda 450 años en degradarse.
Bonus track: un cambio de hábito
Los Bee Conscious Wraps quieren promover un estilo de vida más sustentable en base a decisiones y comportamientos que minimicen el impacto del medio ambiente. “Creemos que estos envoltorios pueden ser una opción para cambiar hábitos y marcar la diferencia”, sostienen.
Este gran producto se vende en pack donde viene en tres tamaños distintos. Uno S de 18 x 18 cm, ideal para envolver alguna mitad de fruta o verdura, hacer sobrecitos para guardar snacks o tapar algún vaso o taza; uno M, de 22 x 22 cm, perfecto para algún bowl o envolver algún sándwich; y uno L, de 30 x 30 cm que se adapta a la mayoría de las ensaladeras o fuentes tamaño estándar.
Los diseños de los géneros no son propios, pero ese es el próximo paso: estampar sus propias telas y ofrecer variedad de tamaños, siempre priorizando la calidad de la materia prima para asegurar un producto de excelencia.
Un gracias al Cielo
Desde el primer momento, su familia fue incondicional y estuvo disponible para todo lo que fueron necesitando: control de calidad, consejos, opiniones, promoción. Entre todos llegaron a la conclusión que vivir de forma sustentable es más fácil de lo que parece. Pero por supuesto que el agradecimiento más profundo y sincero se lo lleva su papá, que fue el gran motor de este proyecto y desde el Cielo las guía en cada paso.
Ahora, la próxima meta es ofrecer la versión vegana de los envoltorios ecológicos, reemplazando la cera de abeja por otra que no es de origen animal y cumple las mismas funciones. Será el gran desafío 2021.