Esta vez la consigna fue recrear una mesa de desayuno junto al mar. Costa Esmeralda, con sus amplias playas desiertas al amanecer fue el escenario ideal para imaginar, por un rato, una mesa para dos, sin gente y a orillas del mar.

Sin demasiada anticipación ni preparación previa, convocamos a Celina Cinque de @charlesbyceline y a Jime Becerra de @jime.becerra para pensar juntas una puesta en escena despojada, blanca, sencilla y con aires de playa y de bosque. Pinocha, vidrio, vajilla blanca y un mantel estampado con motivos de naturaleza fueron los elegidos por Celina. Jime, por su parte, pensó en sillas “Mar del Plata”, típicas de los balnearios de nuestra Costa Atlántica; en algunos textiles y almohadones nobles y de colores neutros. Té, frutas y unas masitas. Con muy poco logramos estas imágenes de ensueño.

Al que madruga, Dios lo ayuda 

Llegamos temprano hasta la bajada Sur en Costa Esmeralda, justo donde están los palenques de playa. A las seis de la mañana el movimiento por allí es casi nulo, así que fue una fiesta preparar todo sin público, ni personas que se interpusieran en un horizonte con puntos de fuga en el infinito. Una mesa, un mantel, algunas sillas y almohadones, algo de comer, un trípode y, por supuesto, la emoción a flor de piel por una mañana divina y diáfana, sin una nube en el cielo.

Dicen que al madruga Dios lo ayuda, y estamos convencidas de que realmente es así. Justo cuando estábamos terminando con las fotos, vimos aparecer bajando de los médanos y como por arte de magia, una mujer con sus tres perros blancos. Ella caminaba, los perros la seguían. La rondaban, se movían con ella. Una imagen de cuadro, demasiado fotogénica para ser real. Al principio dudamos en acercarnos, pero lo hicimos, y “Dolores” se sumó divertida a la escena. ¡Gracias por eso!

Enero en Costa Esmeralda fue una fiesta. Familias, amigos, chicos y grandes. Playas repletas, propuestas para todos los gustos y vistas bellísimas. Ser parte de esto y poder retratarlo es para nosotros una alegría. Desayunar así, temprano y sin gente debería ser una cita obligada. Disfrutar del mar y del sol, y de la playa despejada es un mimo al alma.

Texto: Rochi Lanusse – @rochilanu

Fotos: Rochi Lanusse – @rochilanu

Video: Maggie Lennon – @magglennon

FacebookTwitterEmailShare