Avanza el invierno, y con él, nuestras dudas sobre cómo podar los rosales del jardín. La rosa es un arbusto o trepadora de fácil mantenimiento, solo debemos prestarle atención a algunos tips cuando realicemos esta tarea.
En julio o agosto de cada año, es tarea obligada podar nuestros rosales. ¿La finalidad? Darle a la planta más fuerza, una forma equilibrada, rejuvenecerla y conseguir bellas, sanas y abundantes flores.
Todo lo que tenés que saber antes de proceder
Antes de empezar con la poda, es clave saber qué variedad de rosa tenemos enfrente y conocer su desarrollo. De todas formas, hay ciertas normas básicas que aplican a todas las variedades:
1. Cuando una rama se seca y se vuelve marrón, es signo que está enferma. Es fundamental cortar todas las ramas secas, quebradizas o débiles desde su inserción en el tronco, o hasta encontrar la parte más clara en su interior. Es importante que el corte sea limpio para evitar desgarros que atraigan plagas o enfermedades.
2. El corte debe hacerse en una yema sana. En un futuro esta brotará, por lo tanto es ideal que quede orientada hacia el exterior de la planta. Así habrá menos chances de que le caiga agua y se pudra.
3. Eliminar los rebrotes desde que nacen. Estos le quitan energía a la planta y no florecerán.
4. En todas las variedades, es necesario mantener despejado el centro del rosal. Hay que quitar las ramas cruzadas, ya que la falta de ventilación los hace más propensos a contraer enfermedades luego de la brotación primaveral. Una vez podado, es muy importante aplicar un fungicida preventivo. Podemos usar 810 cc de polisulfuro diluido en 1 litro de agua.
5. Respecto al injerto, se recomienda taparlo con cobertura natural, chips o piedritas para un mejor desarrollo.
6. Fertilizar de manera individual cada rosal con compost o tierra abonada, humus de lombriz, estiércol y nitrofoska azul, y luego regar con abundante agua.
7. La tijera que utilizamos para la poda de poda no es tema menor. Debe estar bien afilada y se recomienda desinfectarla cada vez que pasamos de un rosal a otro.
Más allá de la poda “fuerte” que se lleva a cabo en invierno, durante el mes de enero se realiza la conocida poda de despunte para que los rosales lleguen al otoño e invierno con mayor cantidad de flores.
Algo de tecnicismo
Se suele dar por sentado que las rosas tienen espinas. Pues técnicamente no es así. Las espinas propiamente dichas tienen vaso vascular y savia. Lo que tienen las rosas son protuberancias duras, puntiagudas y cortantes, sin savia, a las que debemos denominar “aguijones” o, como se las conoce en botánica, acúleos o acículas cuando son muy pequeñas. Ahora ya sabemos ¡espinas tienen los cactus!, no así las rosas.
¿Qué variedades de rosales existen?
Hay rosas son arbustos compactos, y otras son trepadoras. Depende de la variedad, serán más grandes o más pequeñas.
Estos son algunos de los diferentes tipos de rosales y sus características básicas:
Híbridas de té: Se caracterizan por ser muy decorativas, por su perfume y por su pimpollo grande y llamativo. Se venden comúnmente en las florerías.
Floribundas: Esta variedad es ideal para armar canteros. Sus floraciones son escalonadas y abundantes.
Polientes: Su aspecto es más bien compacto y las flores son más pequeñas que las de las demás.
Grandiflora: Es un arbusto de gran tamaño y sus flores crecen agrupadas.
Arbustivas o inglesas: Existen ejemplares con diferentes colores de rosas, y florecen varias veces. No necesitan poda, solo limpieza.
Trepadores: Solo hace falta podar sus ramas cruzadas o quebradas durante julio o agosto.
Ahora que tenemos las herramientas para hacerlo, ¡a buscar nuestras tijeras y salir a podar de manera exitosa!
María Laura Vidal Bazterrica – Paisajista – @itasflowers
Contacto: 15-4991-6073 – marialauravidal@hotmail.com