Familia-trabajo ¿dicotomía conciliable? – Compatibilizar la vida laboral y familiar es, hoy en día, un tema irresuelto para muchos. Qué actitudes tomar para lograr un equilibrio.
Texto: María Ducós
Cuando todavía vivíamos en Suárez, para papá no existían los fines de semana. En esos dos días de descanso no lograba desconectarse del trabajo y, si bien el sábado y el domingo el ritmo laboral bajaba, los celulares seguían ardiendo en la mesa del almuerzo y la constante interrupción alteraba la paz familiar. Mamá se enojaba porque papá se levantaba ante un llamado o dejaba de ir a jugar al fútbol con mis hermanos por ir a revisar un potrero de girasol. Pero desde que vivimos en Buenos Aires y papá viene los fines de semana se logra esa desconexión que tanto ayuda a la armonía familiar, al disfrute de los chicos y al valioso aprovechamiento del tiempo libre.
Sabemos que el balance entre trabajo y familia es una tarea ardua. Las demandas laborales no suelen dejarse en la oficina y traspasan los umbrales hogareños para instalarse en su cotidianeidad. Desde el Consejo Publicitario Argentino se tomó conciencia de esta problemática que va calando hondo en la calidad de las relaciones familiares y, en pos de revertir este panorama, se lanzó una campaña para que la integración familia-trabajo sea armónica, sin que ningún ámbito se vea afectado por el otro. El objetivo es que se puedan atender las responsabilidades familiares sin sentirse tironeado ante las demandas laborales fuera del horario de oficina.
Una ONG en busca de la solución
Pero saber cortar a tiempo, siendo conscientemente responsables del tiempo que le dedicamos a cada cosa no siempre es tan sencillo. En su página anexa www.cadacosaensulugar.org esta organización sin fines de lucro dedicada a la creación y difusión de mensajes de bien público propone poner un alto en el agobio de la rutina y destinar sólo la energía que le corresponde.
Esta iniciativa tiene doble propósito y, por eso, doble esfuerzo, pero vale la pena. Por un lado, el empleador debe tomar riendas en el asunto y procurar que su ambiente laboral sea acorde para que sus empleados puedan atender las responsabilidades familiares sin estar en falta con las demandas laborales, en síntesis ser una empresa familiarmente responsable. Por el otro, sin las exigencias y las presiones desmedidas, la salud física y mental no se verá perjudicada y el nivel de ausentismo será cada vez menor, mientras que la productividad irá en aumento.
Estamos de acuerdo con que no es fácil cumplir tres roles al mismo tiempo: trabajador/a, marido o mujer y padre o madre. Pero si las prioridades están bien determinadas se puede vivir en armonía sin dejar tareas a medias o pendientes. El primer paso es integrar ambas realidades con la recuperación del hogar como núcleo donde uno puede ser verdaderamente quien es, aceptado por sus defectos y virtudes. Y si a esto se le añade una restitución de los valores de la familia en la empresa, el balance positivo es posible.
Plan en marcha
A través de la campaña «Cada cosa en su lugar» y con la ayuda del Centro Conciliación Familia y Empresa del IAE Business School, el Consejo Publicitario Argentino diseñó una encuesta que permitirá conocer cómo es el nivel de integración entre vida laboral y familiar, dos pilares esenciales para el desarrollo armónico de las personas.
La encuesta consta de afirmaciones tales como “En general estoy irritable en casa porque mi trabajo es muy agotador” y se puntúa con cinco calificaciones que van entre “Nunca”, “Un poco”, “Más o menos”, “Bastante” y “Mucho” y permiten distinguir la frecuencia en estas actitudes. Anónimo, este sondeo tiene la finalidad de testear cuáles son las conductas que no contribuyen al buen clima familiar.
Además, la campaña gráfica se comenzó a difundir con mensajes como “Que una pila de trabajo no te quite pilas para estar con tus hijos”, “Que un desacuerdo con tu pareja no arruine un acuerdo con tu jefe”. Estos buscan que la comunicación cale hondo en hombres y mujeres que buscan que su trabajo no frustre su maternidad y paternidad.
El esfuerzo y la buena voluntad para ayudar a lograr el mejor ambiente son fundamentales. Si cada vez que llegamos rendidos del trabajo, contestamos mal, no estamos dispuestos a ayudar en los quehaceres domésticos y sólo queremos acostarnos a dormir, la convivencia se va a tornar sumamente difícil.
Ante las dificultades, nuevos desafíos
Este doble comando se agrava cuando el trabajo es precario o cuando son familias monoparentales. En este último caso, es un problema para la madre que sale a trabajar y no tiene con quién dejar a sus hijos. Además, esto genera una culpa muy grande en las madres que, después de un día con una carga laboral muy alta, vuelven a sus hogares cansadas y con poco tiempo para dedicarles a sus hijos.
Probablemente la mujer deba medirse con otros parámetros para lograr cumplir ambos roles: madre y trabajadora. Uno de ellos será exigirse menos. Si en la vianda que los chicos llevan al colegio hay una tarta de supermercado, ¿qué más da? no hay que culparse, no se será menos madre por eso. La otra cara es disfrutar al máximo los momentos en familia, sin remordimientos, con presencia plena, esto ayudará a que la performance laboral también progrese.