Cuando se conocieron Erica Verdino y Adrián Ponce, cada uno estaba en un proyecto diferente. Los presentaron en un encuentro un tanto “maquillado” y desde entonces están juntos. Una historia de amor que empezó en una casa.
Erica nos recibió con un arrollado y una sonrisa. Rápidamente empezamos a hablar sobre su historia y su llegada al proyecto: “Conocí a Eidico por una amiga que tiene un terreno en San Sebastián, como ella recibía la revista, yo la miraba. Un día apareció la nota de Eidico Casas y me anoté para recibir más información. Mi miedo era que fuera demasiado para mí porque cuando se piensa en una casa por lo general uno tiene como proyecto una familia, y no era mi caso. Cuando me llegó el mail de que comenzaba la suscripción me desconcerté, pero mis viejos me alentaron, vinimos a conocer la zona. Mi papá ya la conocía porque de chico tenía una pizzería en Villa La ñata, yo en cambio vivía en Pacheco y me parecía lejos. Era todo un descampado y dije ‘bueno, me anoto, me arriesgo’”.
En septiembre de 2013 llegó el primer sorteo, Erica fue con su mamá sin imaginar lo que iba a suceder. Explicó que no participó del evento de aceleración de cuotas porque no llegó a juntar la plata, sin embargo la suerte estuvo de su lado: “Fui al sorteo con mi mamá, estaba un poco nerviosa, y en el momento en el que escuché mi nombre… tanta emoción. ¡No lo podía creer!, ¡mi propia casa!” Luego de tanta emoción surgieron preguntas: ‘¿Qué voy a hacer? ¿Venir a una casa, sola, con todo lo que implica la mantención?’”.
Éste es el momento más emocionante de la charla, cuando cuentan su historia. Así lo narró Erica: “En el medio nos conocimos, cada uno con su proyecto. Adrián estaba viviendo en Ramos Mejía, y se había anotado en un proyecto de departamentos que luego abandonaría para sumarse al mío. Nos presentó un amigo que tenemos en común, disimuladamente. Enseguida nos llevamos bien, y prácticamente un mes después nos veíamos todos los días. ¿Ramos o Pacheco? Era la pregunta de todos los fines de semana antes de que uno armara el bolsito. Y el proyecto de familia no tardó en surgir. Entonces, decidimos mudarnos a la casa luego de la entrega”.
Adrián nació en zona Sur, vivía en zona Oeste y trabaja en zona Norte. Conoce la provincia más que la mayoría y se quedó enamorado de Villa Nueva: “Me encanta zona Norte, y en particular esta parte que creció muchísimo. Y uno se encariña rápido, hoy me imagino viviendo acá por mucho tiempo, ¡siendo de otra zona! Que pase eso es algo lindo. Esa sensación de que salís del trabajo y decís: quiero llegar a casa”.
¿Próxima meta a corto plazo? “Formar una familia, porque cumplimos un año de mudados pero también un año de estar juntos, y queremos seguir con esta intensidad que empezó con el proyecto”. Y en este corto tiempo lograron un estilo único en su casa. Claro, cuando se conocían cada uno tenía su departamento, por lo tanto, muchos muebles y electrodomésticos estaban replicados, vendiendo algunas cosas pudieron acomodarse y formar una casa “muy a nuestra medida”.