Un proyecto que respira naturaleza, calma y equilibrio.

Después de 17 años, Bea Blanco decidió hacer realidad el sueño de construir su casa en Costa Esmeralda, con una premisa clara: lograr un diseño sustentable, de rápida construcción y en armonía con el entorno. Así nació este proyecto, una vivienda que se eleva sutilmente sobre el terreno para generar el menor impacto posible, integrándose con el paisaje como si siempre hubiera estado ahí.

El planteo arquitectónico es simple y honesto: una cubierta liviana y laterales que se cierran hacia los vecinos, mientras que las amplias carpinterías permiten abrir la casa por completo, conectando el interior con la naturaleza.

Pensado como una prolongación de un sitio de playa, el interior apuesta por tonos suaves y materiales que evocan la arena y el mar. La luz se filtra con naturalidad y los espacios —estar, comedor y cocina— se integran de manera fluida, generando una sensación de calma y amplitud. 

El gran protagonista del ambiente es el sillón, diseñado especialmente para el lugar, pensado para el relax y el encuentro. En los dormitorios, los mismos materiales y texturas se repiten, pero cada uno adopta un color distintivo que marca su identidad.

Como cierre, la posibilidad de incorporar paneles solares sobre la pérgola que protege la casa completa un conjunto de decisiones que reflejan el espíritu del proyecto: una casa que respeta el entorno y celebra la vida sencilla, en equilibrio con la naturaleza.

Gracias, Bea, por abrirnos las puertas de este refugio tan inspirador frente al mar. 

📍 Costa Esmeralda, Eidico
📸@arq_maria_beatriz_blanco


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