Abel Albino, médico pediatra y fundador de Conin, compartió su mirada profunda, detallada y sentida sobre la desnutrición infantil.

En el marco de la inauguración del quinto centro de @nutriéndonos_conin, en Ricardo Rojas, tuvimos la gran oportunidad de entrevistar a Abel Albino.
En el corazón de cada palabra, en la intensidad de cada mirada, se esconde una fuerza que trasciende el tiempo y el espacio. Es la fuerza de Abel Albino, un hombre que, con pura vitalidad, transmite la pasión por salvar vidas, por transformar obstáculos en esperanza y por abrir caminos en donde se cree que no existe salida.
El 28 de noviembre cumple 79 años y, pisando la octava década de vida, Abel Albino mantiene un espíritu joven. Habla de su madre y se le dibuja una sonrisa. Recuerda que heredó de ella su entrega y que la extraña todos los días. Se levanta al alba y su calendario está repleto de tareas, siempre con el prójimo como protagonista.
La sensibilidad de Albino se siente a kilómetros de distancia. No es casualidad todos los logros que ha logrado en sus 53 años de carrera. Tampoco todas las vidas que ha cambiado con el trabajo de la Fundación Conin. Cuando habla de desnutrición infantil, su tono se vuelve un reflejo de su lucha. Es como si esa problemática, que muchos consideran imbatible, fuera un llamado que él mismo siente desde lo más profundo.
Su vida es un testimonio vivo de perseverancia, inspiración y acción. Albino tiene una chispa que enciende una llama en quienes lo escuchan. Es un señor de 78 años que no se cansa de hablar, pero no por vanidad, sino porque su voz es definitivamente un puente hacia un mundo mejor: un mundo donde cada niño, sin importar su origen, pueda crecer con dignidad, amor e igualdad de condiciones.
El camino hacia la vocación
Cuando escucha la pregunta “¿Cómo nace Fundación Conin?” no duda un segundo en viajar al pasado. Recapitula su viaje a Chile, donde hizo la residencia en Pediatría. Allí conoce a su gran inspiración: Fernando Monckeberg. “No he conocido a un hombre más inteligente que éste en mi vida”, pensó al momento de conocerlo y, hoy en día, aquel pensamiento se mantiene vigente.

Para aquella época, Monckeberg planteó un cambio de rumbo. Dejar de ver a la pobreza como una efecto de la mala distribución de la riqueza, sino entenderla como la consecuencia directa del subdesarrollo: “Si distribuyo riqueza a gente que no tiene educación, mañana siguen siendo tan pobres como hoy”.
Este argumento logró un click en Abel Albino: “Ningún desarrollo es posible cuando existen ejércitos de niños débiles mentales por desnutrición”.
La desnutrición es más que el hambre, es un enemigo silencioso pero devastador. Parece ser que el abordaje que plantean desde la Fundación Conin es la fórmula definitiva. No sólo tratan al niño, sino que acompañan a toda la familia con un equipo profesional interdisciplinario.
“De nada sirve que yo alimente a un chico si lo devuelvo al ambiente hostil del que proviene”, afirma Albino. Y agrega: “Si queremos quebrar la desnutrición, lo que debemos hacer es un abordaje integral de la problemática social que le da origen al subdesarrollo”.


Un testimonio que impacta
A lo largo de la entrevista, Abel Albino deja frases que tocan el alma, que plantan una semilla e invitan a repensar qué estamos haciendo para que el mundo se convierta en un lugar mejor. A continuación, diez citas para reflexionar el presente y el futuro:
- “Lo que debemos hacer es preservar el cerebro y luego educarlo. La principal riqueza de un país es su capital humano. Si el capital humano está dañado, el país no tiene futuro”.
- “A los seres humanos los difiere la epigenética, el entorno en el que tocó nacer a cada niño. Si el entorno es amable, el chico puede expresar todo su potencial”.
- “El niño necesita el estímulo amoroso frecuente: darle un beso, cantarle El Payaso Plin Plin, estimular su imaginación y potenciar su creatividad”.
- “Un cerebro no estimulado nunca florece”.
- “La educación es una semilla maravillosa pero toda semilla para fructificar necesita un sustrato y el sustrato ideal es un cerebro bien desarrollado”.
- “Un gran país se hace con miles de niños leyendo”.
- “No pido un Lamborghini, sólo pido agua corriente y luz eléctrica.”.
- “Ellos no tienen voz, nosotros sí. ¿Por qué peticionamos? Porque tenemos derecho a hacerlo, tenemos la obligación de hacerlo”.
- “Mucha gente entiende que la responsabilidad social es de los empresarios, cuando en realidad debe ser de todos los miembros de la sociedad. Todos debemos contribuir, cada quien desde su lugar”.
- “Ayudar a los más pobres es una de las tareas más nobles que puede tener un individuo en la sociedad”.
La misión de Abel Albino va mucho más allá de su trabajo. Es un acto de amor que contagia. Con su testimonio nos invita a todos a ser parte del cambio real, nos enseña que vivir en un mundo mejor depende de cada uno de nosotros. ¿Cómo? Buscando que cada niño tenga la oportunidad de desplegar todo su potencial.
Gracias, Abel Albino, y @nutriéndonos_conin por compartir con Revista Tigris una conversación tan humana como movilizadora.
Por Renata Berra ✍️
@coninargentina / @drabelalbino / @nutriendonos_conin
📍Barrio Santa Barbara, Eidico.
