En el marco del programa Inspirando Mujeres que organizó la multinacional Accenture, el Dr. Facundo Manes ofreció una charla sobre el rol del cerebro y sus funciones. Lo escuchamos, aprendimos y disfrutamos de una tarde muy enriquecedora en el auditorio del Malba.
Texto: María Ducós – Fotos: cortesía Accenture Argentina
Hacemos todo con el cerebro. Esa fue la primera premisa que lanzó Facundo Manes, el reconocido neurólogo y neurocientífico, Director del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y creador del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
Ante un público únicamente femenino, Manes habló sobre el “software” de nuestro cuerpo, de su toma de decisiones y de por qué nuestra calidad de vida se ve reflejada en los buenos hábitos que esta máquina casi perfecta desarrolla frente a diversas situaciones.
“Somos un producto que llevó millones de años elaborar. Tenemos que entender al hombre y a su cerebro como una evolución”, comenzó. Lo que hoy damos por descontado como leer, hablar, incorporar los gestos en el lenguaje comunicacional, tener capacidad de recordar, interpretar a los demás y vivir en una complejidad social costó trabajo, mutación de genes y un esfuerzo inmenso de adaptación al entorno. Cuidarlo de amenazas externas es deber de cada uno.
LA HISTORIA DETRÁS DEL ÓRGANO
La evolución de nuestro cerebro, sobre todo del cerebro femenino, tuvo su pico de desarrollo con la aparición de dos grandes tendencias sociales. Por un lado, el Dr. Manes afirma que la mujer está volviendo al ámbito laboral del que, en realidad, nunca se fue. Hace millones de años, era ella quien debía salir a defender a sus criaturas de las amenazas externas mientras el hombre iba en busca de alimento. Luego hubo un largo período de retiro de la mujer del espacio público para recluirse en las tareas hogareñas.
Por otro lado, nunca hubo tanta gente saludable entre los 65 y los 80 años como ahora. Es un fenómeno social que va en ascenso en todo el mundo. Las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas y patologías cardiovasculares están disminuyendo considerablemente gracias a los avances de la ciencia y la medicina. Ahora el concepto de salud ya no se limita únicamente a la ausencia de enfermedad, sino que el término también incluye el bienestar físico, psíquico, social y laboral, conjugando así una serie de factores que antes no se tenían en cuenta.
DECISIONES Y ESTRÉS
El estudio del cerebro es el preámbulo para comprender que la felicidad y el bienestar dependen de cómo se desempeña este órgano. Como seres emocionales -y en las mujeres este factor tiene especial preponderancia- nuestra conducta y la toma de decisiones están enormemente condicionadas y determinadas por la forma en que sentimos y absorbemos lo que vivimos.
Somos de ese tipo de creaciones que, a raíz de una colérica pelea con un conductor desconocido en plena Panamericana, desencadenamos un nivel de agresividad no sólo hacia el implicado, sino hacia las demás personas que nos vayamos a cruzar durante ese día. Nuestro cerebro sufre un desgaste enorme en estos encontronazos.
Sólo un bajísimo porcentaje de nuestras decisiones son racionales y premeditadas, mientras que la mayoría de ellas son inconscientes y conllevan apenas unos segundos de reflexión, induciéndonos a actuar sin pensar en las consecuencias.
Sumado a esto, sabemos que dichas determinaciones, aun con escasos segundos de reflexión, dependen de nuestra escala de valores, del contexto y de las experiencias previas que cada uno trae consigo. Pero ser pacientes y tolerantes con el mayor órgano vital es el primer eslabón para empezar a serlo también con el desconocido de la Panamericana y todos los demás que siguen en la cadena.
LA SALUD DE ÉL
En estos tiempos de compromisos, reuniones a las que asistir y objetivos esperando a ser cumplidos no debemos ahogar a nuestro cerebro. Esto no quiere decir otorgarle vacaciones o dejarlo en reposo, sino tener paciencia con nosotros mismos para que cada una de estas responsabilidades urgentes a las que debemos hacer frente encuentren su buen cauce luego de una meditación consciente que nos ayude a tomar la mejor decisión a nuestro alcance.
La salud de nuestro cerebro florece en un ámbito de trabajo responsable, donde esté en permanente funcionamiento lo que lo hace ágil, vigoroso y despierto, pero donde también se lo cuide de las amenazas externas de como por ejemplo del estrés. Cuidar esta caja de conocimientos, este libro de sabiduría, de historias y de recuerdos es cuidar nuestro cuerpo entero, porque él es el que casi siempre tiene la última palabra en nuestro estado vital.