Central de vinos abrió un nuevo espacio en el Centro Comercial Santa María de Tigre con una propuesta gastronómica, además de una vinoteca exclusiva. A degustar vinos y salir a comer.
Sobre la Avenida Agustín García -ex ruta 27-, en Rincón de Milberg (Tigre), acaba de inaugurar un nuevo punto de encuentro para los amantes del buen vino, la alta cocina y la amistad. Lo que diez años atrás, Diego Arauz y María Gay, casados y padres de dos hijos, comenzaban con mucho entusiasmo y cierto vértigo, hoy los sorprende a ellos mismos. No pueden ocultar su alegría. Nos sentamos a conversar de ello en una de las mesas del lugar, al lado de decenas de botellas de vino de todo tipo, etiqueta y color. Un gran ventanal nos inunda con su espacio verde, aportando amplitud. Hay lugar para veintitrés comensales, sin contar el deck exterior para quienes prefieren una mesa al sol o bajo una sombrilla. Junto a la música tranquila, toda la atmósfera de Central de Vinos contagia serenidad y relax.
Buscando vuelo propio
Todo empezó diez años atrás. Diego se desempeñaba hacía tiempo como gerente de relaciones institucionales en una reconocida empresa de correos y logística. Con una amplia trayectoria a sus espaldas, sentía que era el momento justo para lanzarse con un emprendimiento propio. “Conocía a muchísima gente; me gustaba relacionarme y conocía muchas bodegas -cuenta-, así que con Mary empezamos a armar una vinoteca desde nuestra casa. Cuando yo iba y volvía a mi oficina en capital, aprovechaba y hacía entregas de vinos a clientes. Me gratifica trabajar con vino porque representa un momento agradable, una ocasión para compartir. Llevo placer y me esperan con placer. Cuando alguien regala un vino, inmediatamente se genera un interés y una conversación en torno de él”.
La iniciativa creció de boca en boca a una velocidad tal que pronto la casa de Diego y Mary se convirtió en un laberinto de cajas, por lo que decidieron alquilar un local con oficina en el Centro Comercial Santa María. Al poco tiempo, se agrandaron para poder armar degustaciones. “No existía nada parecido en la zona -Cuenta Diego-; fuimos los pioneros y eso es un diferencial. Conocemos bien a nuestros clientes y son como parte de nuestra familia y nuestra empresa. Nuestro trato es sumamente personalizado”. En Central de Vinos cada cliente tiene su historia: un sistema permite registrar qué vinos compra, cuándo, cuál le gustó más… Esto le sirve muchas veces de ayuda memoria a la hora de realizar un encargo por teléfono o incluso cuando va a la vinoteca a elegir. “Algunos me piden ese vino que les gustó tanto la última vez, pero que no se acuerdan el nombre -Cuenta Diego-, y gracias a su historia lo recordamos inmediatamente”. No sorprende encontrar entre las botellas algunas etiquetas desconocidas como “DiamAndes”, “violento”, “imposible”, “El Enemigo”, provenientes de distintos rincones del país. Hay clientes de todo tipo; no es un mercado de coleccionistas. Muchos van a probar una nueva uva, una etiqueta que no se encuentra en ningún otro lado. Algunos directamente le piden a Diego que les arme una caja variada (la unidad a precio de caja) para tener vino por un par de días e ir probando. Hay de $100 en adelante, de una variedad de más de quinientas etiquetas, entre bodegas grandes y chicas. Además, la vinoteca ofrece hasta un 35% de descuento en efectivo.
A tapear con una copa
En diciembre del año pasado, Central de Vinos se amplió todavía más y abrió en un espacio nuevo, también en el Centro Comercial Santa María de Tigre. A la vinoteca se sumó un bar con una exquisita propuesta gastronómica. “Ahora, además de venir a elegir y degustar un vino, podés venir a desayunar, almorzar o cenar -cuenta Diego-. Ofrecemos una riquísima opción de tapeos y también contamos con la ‘bodega de la semana’ de la que podés probar una copa por $50. Darío Chalú, el chef a cargo, va trayendo distintos platos a la mesa para una desgustación. ‘Carpaccio de la buena vida’: lomo, rúcula, tomates secos y escamas de parmesano. Pinchos de pollo y langostinos, con salsa de aceto y miel. ‘Huevos estrellados’: papas rústicas a la provenzal, huevo frito y jamón crudo. Todo es delicioso y va acompañado de una copa de vino y panes artesanales y focaccia. Lo que buscamos es lograr un ensamble entre el plato y el vino”. Para refrescar, la limonada casera con menta y miel orgánica ya es un clásico de la casa. De postre, recomendamos probar la marquise de chocolate con almendras, naranjas caramelizadas y shot de Malamado. Además de la carta, cada día hay un plato a la pizarra. “Hacemos eventos los viernes y sábados. La gente está muy contenta de contar con una opción como ésta en la zona –cuenta Diego-. Saben que vienen a pasar un buen momento, a relajarse”.
Más información:
Central de Vinos
Agustín García 6385, Rincón de Milberg, Tigre
Reservas al 3221-0288
www.centraldevinos.com
FB Central de Vinos