Un nuevo insight: Activar el propósito.
Ésta es la clave que nos arrojaron más de sesenta oradores durante la tercera edición de Sustainable Brands Buenos Aires. Un llamado a que empresas, líderes y personas “activen su propósito” y caminen hacia una economía más humana e integradora. Aquellas organizaciones que logren poner en práctica esta nueva forma de ver los negocios y el mundo serán las empresas que perdurarán en el futuro.
Texto: Silvina Woodgate – Fotos: Cortesía Urban Group
El pasado 13 y 14 de septiembre, en La Rural, participamos por tercera vez de la conferencia más importante a nivel global sobre sustentabilidad y marcas, organizada por la agencia Urban Group. Un encuentro que nunca repite oradores y siempre nos sorprende con nuevas historias e ideas inspiradoras. A continuación un repaso de lo mejor.
Gunter Pauli: «Soy el Che Guevara de la sustentabilidad»
Así arrancó su charla el conferencista belga Gunter Pauli, autor de la teoría “Economía azul”. “Yo soy rebelde porque vengo a decirles cosas no para complacerlos, sino porque creo que es importante decirlas”. Abrió el encuentro sin rodeos, apuntando directo a nuestra zona de confort, pero con la cantidad de energía necesaria para ponernos a todos en modo escucha.
En contraposición a la idea de las empresas de producir más de lo mismo a un menor costo, Pauli desarrolló su “Economía azul”, una propuesta en la que el hombre cumple un rol transformador e innovador. “No podemos seguir con el modelo económico de hoy en día, en el que lo que está bueno para usted y para la naturaleza es costoso. ¿Quién inventó una economía en la que lo malo es barato y lo bueno es caro?”. Su sueño azul es generar cien millones de puestos de trabajo en los próximos diez años.
“Hacer menos mal es mal”; “contaminar menos es contaminar”. Con estas frases nos desafió a terminar con la doble moral, para imponernos normas que tengan a la ética de fondo. También nos llamó a la acción: “La idea que está disociada de la acción no vale la pena”. Y para demostrarnos que él es un activista, presentó ocho casos en los que aplicó la sustentabilidad al 100%.
«El pañal es una tontería»
Uno de los casos presentados es un programa que desarrolló con su empresa, en el que convierten los pañales en un producto que no tiene ningún acrílico absorbente, lo fabrican con bambú y obtienen un plástico biodegradable. Con los desechos que generan los niños, se produce “terra preta”, tierra negra. Utilizan esa tierra para plantar árboles frutales. Además, ofrecen el pañal gratis; el dinero llega de la venta del árbol. “Esto es sustentabilidad de verdad”, exclamó, y nos desafió: “¿parece complicado, parece transformador, parece que usted puede hacerlo?”.
«Vivir el propósito», Felipe Macía, Crêpes & Wafles
Felipe Macía nos contó una historia empresarial, familiar y personal sobre un camino basado en un propósito genuino que dio como resultado Crêpes & Wafles, una red de restaurantes colombiana.
Los padres de Felipe emprendieron su sueño de construír una crepería cuando en Colombia todavía no se sabía lo que era un crêpe. Lo hicieron en un momento en que ambas familias estaban en la quiebra. Pese a la adversidad, asumieron el desafío y abrieron la primera tienda.
Pero para entender cómo es que esta compañía lleva abiertos locales en siete países, tiene treinta y seis años en el mercado, no necesita de la publicidad para vender y logró ser “patrimonio emocional de Colombia”, hay que detenerse en la coherencia con que emprendieron su recorrido. El propósito de la empresa se afianzó y logró perdurar al día de hoy. Trabajando mano a mano con las trabajadoras, los padres de Felipe comenzaron a oír que ellas corrían riesgos de inseguridad camino al trabajo o a casa. La empresa decidió luchar no sólo por ellas, sino también por las familias que trabajaban en la crepería. Con intuición, cuando no se hablaba de RSE ni de sustentabilidad, Crêpes & Waffles activó de manera intuitiva su propósito. Tomó como pilar a la mujer: “La mujer genera familia, es la cabeza del hogar, transforma y conecta desde el amor”, explicaba Felipe. “El fin nunca fue el dinero, no fue el motor”.
Ernesto Van Peborgh: “Hackeando el propósito colectivo”
Es ingeniero, MBA de la Universidad de Harvard y empresario. Durante su carrera corporativa en Nueva York se dedicó a ser “un depredador”. Así se autodenominó, ya que su vida giraba en torno al dinero y su propósito no era otro más que una tasa de interés de retorno. Hasta que un día, un inversor le hizo una simple pregunta: “¿cuál es el valor social y ambiental que vas a crear con el dinero de tus inversiones?”. “Esta pregunta corrió un velo y ahí me di cuenta de que era un depredador; nunca me había puesto a pensar en crear valor social ni ambiental”, explicó. Luego de una crisis vocacional y hasta el día de hoy, se dedica a la comunicación para la sostenibilidad y a desarrollar plataformas y redes colaborativas en las organizaciones.
Uno de los temas centrales de su charla fue el cambio que está experimentando la sociedad hoy en día. Todas las curvas de crecimiento humano, impacto ecológico y de consumo están ahora en una curva exponencial. Todas nos indican que la humanidad se dirige a 200 km/h hacia una pared y que si no hacemos nada, vamos a colapsar. Lo bueno y esperanzador es que la humanidad ya está “hackeando” ese agujero en la pared y está empezando a recorrer otro camino. “Ya existe una nueva generación de actores”.
“Está surgiendo un reservorio de conocimiento colectivo”, expresó, y relató el caso de Jack Andraka, un joven que ideó un sistema de detección temprana de cáncer valiéndose de la información provista por Google y Wikipedia. También puso el ejemplo de las empresas B, que tienen como centro el propósito, en contraposición a las que creen que pueden crecer ilimitadamente en este planeta y cuyo único fin es el lucro.
Y para cerrar expresó “Estamos pasando de un paradigma competitivo, de estar ausente, de consumo excesivo, de explotación irresponsable de recursos, a un paradigma colaborativo, de estar presentes, abriendo la mente, el corazón, la voluntad y la empatía”.
Hasta la próxima
Qué mejor cierre que el de uno que habla en el lenguaje universal: la música. Estuvo a cargo de Mark Johnson, de Playing For Change, quien aseguró que “hacemos un mundo mejor si trabajamos juntos”, y que “no importa cuántas cosas nos separen, no hay nada tan fuerte como el poder de la música para reunirnos”.
No nos alcanzan las páginas para contar todas las ideas, palabras y casos inspiradores que vivimos en estos dos días. Cada vez que volvemos a este encuentro nos damos cuenta de que el camino de la sustentabilidad abre posibilidades. No son las organizaciones las encargadas de accionar el cambio, somos las personas que trabajamos en ellas las únicas capaces de hacerlo. La bondad, el amor, el dar, el trabajo, el conectar con el otro y el compromiso están en lo humano. Caminar hacia propósitos en los que las personas y el mundo estén en el centro nos da la esperanza de que en algunos años, quizá, nos saquemos la etiqueta incómoda que nos rotula como una sociedad individualista, consumidora, que brinda pocas oportunidades, que destruye sin vergüenza y que es competitiva, y pasemos a ser una sociedad abierta, integradora, innovadora, llena de propósitos humanos y que avanza en pos del bien común.
—
Más información:
events.sustainablebrands.com
FB Sustainable Brands Buenos Aires
Twitter @sustainbrandsba