Rodo es Rodolfo Pirovano, un pibe común que un día se abrió una cuenta en Instagram, le metió un poco de magia y hoy tiene más de cuarenta mil seguidores. Rodo es, también, el valiente que se animó a ser conejillo de Indias en esta nueva sección que busca mostrar a la persona detrás de la arroba.
Texto: Juan Pablo Pizarro – Fotos: Eduardo Aguirre y Cuika Foto
Cuando Rodo me pide que suba a la canoa y reme hasta la mitad de la laguna, agarro viaje enseguida. Es la primera vez que alguien me pide modelar para una producción audiovisual y no pienso dejarla pasar. Desato el cabo a toda velocidad y «la canchereo» un poco pegando un saltito medio torpe que hace sacudir el bote y casi me hace naufragar a medio metro del muelle. El dron ya vuela por el cielo de Santa Bárbara y Rodo lo hace ir y venir con una destreza tremenda. “Dale, empezá a remar así te tomo imágenes desde arriba”, me dice con autoridad y obedezco sin chistar. Llego hasta el punto indicado, a unos cincuenta metros de la orilla, subo los remos y me acuesto sobre la canoa con los brazos detrás de la nuca. El dron me pasa zumbando justo cuando me estoy preguntando si la frase de Rodo “empezá a remar” no será una sugerencia metafórica para los que peinamos algunas canas: o paleteamos duro y parejo o el fenómeno de las redes sociales nos lleva puestos y nos hunde el bote en el medio de la laguna.
Su debut goleador en las redes
Rodo apoya el control remoto del dron sobre la mesa y destapa una birra bien helada. Yo aprovecho para agarrarme otra y nos acomodamos para entrarle a una picada tremenda que nos preparó la gente de Revista Tigris. Entre salamines, aceitunas y quesitos, Rodo me cuenta cómo llegó a convertirse en el personaje virtual que es hoy. Estudió Marketing y su primer laburo fue en una multinacional. Garra no le faltó nunca y creatividad mucho menos, pero se sentía sapo de otro pozo. Para despuntar el vicio y canalizar sus ganas de hacer algo distinto, empezó a darle una mano a su hermano, Aquiles, en la agencia de publicidad que estaba armando -hoy llamada Jack Brothers-. De nueve a dieciocho en la multinacional y después en la agencia. “Me podía quedar hasta las tres de la mañana y estaba todo bien porque me veía mucho más cerca de lo que estaba buscando”. Al tiempo pegaron un par de clientes fijos y Rodo largó su trabajo para dedicarse de lleno a la agencia. Fue en ese momento que con Aquiles se sumergieron en las redes sociales para ver qué onda, porque sabían que lo digital era una pata clave en cualquier servicio que quisieran ofrecer a sus clientes. Y descubrieron Instagram: “Al principio me metí por curiosidad y lo que posteaba no tenía nada que ver con el laburo. Subía fotos y videos de mi día a día, y de a poco empecé a sumar seguidores. Mi hermano también se puso con todo y cuando nos quisimos acordar, teníamos miles de seguidores”.
De usuario a influencer en dos patadas
Casi sin darse cuenta, Rodo se había convertido en un influencer, como se los conoce en el rubro a los instagrameros capaces de influir en los públicos que resultan atractivos para las marcas. Lo que para Rodo arrancó como un pasatiempo, terminó siendo una oportunidad de negocio, confirmando la máxima de que si elegís un trabajo que te guste, no vas tener que volver a trabajar ni un día más en tu vida. “Lo que las empresas me piden es que sea yo mismo, haciendo lo que hago siempre: lifestyle. Me muevo mucho al aire libre porque ahí están las mejores imágenes. La locación es más del cincuenta por ciento de la foto. Las empresas me arman un escenario piola y yo genero contenido. Lo único que me piden es que arrobe las imágenes donde aparezca algo relacionado con la marca. Hace poco, GoPro lanzó un par de productos y me llevó a Lake Tahoe, en Sierra Nevada. Mi trabajo era básicamente estar ahí y documentar todo generando contenido a mi manera. Un golazo”.
Rodo interrumpe su relato cuando se nos aparece su perrita, una Jack Russell divina. Se llama @alaskarainbow y el dato es que ella también tiene su perfil en Instagram. Pensar que cuando yo era más pibe, los perros seguían a la gente y no la gente a los perros. @alaskarainbow tiene una prima, @fiestathecat, que es de Aquiles, el hermano de Rodo. Entre las dos suman la cantidad de seguidores que tengo yo multiplicado por cincuenta. Nunca tan cierta la máxima de que las mascotas se parecen a sus dueños: si los dueños la rompen, ellas no pueden ser menos.
Meterle creatividad a la tecnología
Rodo pasa el dedo por su iPhone 7 y me muestra las miles de fotos que acaba de sacar su dron desde el aire. Postales de Santa Bárbara, una mejor que la otra. El aparato terminó de volar hace unos minutos y el pibe ya tiene todas las imágenes en su celular. Lo miro maniobrar con el aparatito y me siento el hombre de las cavernas. Ojalá en mi época hubiera tenido la mitad de la tecnología que hay hoy. Imagínense lo que habría hecho un pibe tímido como yo si hubiera podido evitar llamar a un teléfono fijo para invitar a salir a una chica. Si en vez de rezar para que no me atendiera el viejo cascarrabias o un hermano guardabosques, hubiera podido mandarle un mensaje instantáneo para arreglar la salida o pasarle mi blog para impresionarla. Un festín me habría hecho.
Rodo adivina mi naufragio existencial y me da una palmadita en la espalda: “La tecnología es una realidad y hoy está al alcance de todo el mundo. Está bueno tener un dron, obvio, pero hoy un smartphone de medio pelo para arriba te saca unas fotos increíbles y las subís en un minuto. La clave está en la creatividad para hacer cosas distintas, que despierten el interés de la gente que te lee. No son cosas sofisticadas y hay mucho de prueba y error. Se trata de crear o identificar historias y contarlas a través de las imágenes”.
El que no se aggiorna, pierde
Cuando me sugirieron contar la historia de Rodo para arrancar con esta nueva sección tuve que meterme en Instagram y hacer un curso autodidacta acelerado. Soy de usar Facebook, pero lo básico, y tengo un blog en el que voy juntando lo que escribo. Mi única experiencia en Instagram había sido hacerme un usuario para hacerle marca personal a mi hijo, que daba sus primeros pasos por ahí. Mi único seguidor era él, que empezó a seguirme más que nada para devolverme la pared. Pero me puse las pilas subiendo algunos “posteos” y en un par de semanas crecí en un diez mil por ciento la cantidad de seguidores: de uno pasé a tener cien. Y vamos por más.
“De a poco las generaciones más grandes empiezan a entender el peso que tienen las redes sociales a la hora de comunicar”. Rodo trata de no mirarme cuando tira esta definición, pero no hay que ser un mago para saber que me está metiendo en esa bolsa. Y sigue: “Las marcas son cada vez más conscientes de la necesidad de estar donde están sus públicos. La gente, cuando mira televisión, se pasa todos los cortes mirando el celular y la publicidad tradicional ya no tiene la fuerza que tenía antes. Hoy, a muchos gerentes de marketing y de publicidad de la vieja escuela les cuesta entender este cambio de paradigma. El mundo digital está copando la parada. Si no te ‘aggiornás’, perdés”.
El sol ya se está yendo y de la picada no quedan ni los carozos de las aceitunas. Tremenda tarde en la laguna de Santa Bárbara. Rodo dio cátedra y me voy con la nuca llena de preguntas. Con las chicas de Revista Tigris levantamos los restos de la picada y Rodo me ofrece volar el dron. Me da un poco de cosa. Rodo insiste. Me sigue dando cosa porque lo único que me falta es hundirle el dron en la laguna. Rodo se resigna, se lo pone debajo del brazo y se va caminando mientras sacude la cabeza. Y ahí me deja su última lección: el pibe vuela y yo todavía no. Habrá que animarse, che.
—
Rodo Dixit
• Por qué Jack Brothers. “A mi hermano Aquiles le dicen Jack. Cuando empezamos a laburar juntos, le buscamos un nombre a la agencia y bueno, eso: él es Jack, somos hermanos, somos Jack Brothers”.
• La vida en formato de red. “Mis viejos al principio no podían entender que mi laburo no fuera en una oficina, pero ahora ya lo asumieron y me bancan a full”.
• Ida y vuelta virtual: “con Google y Youtube tengo un arreglo de revenue share, a partir del cual comparten conmigo (por ser generador de contenido) las ganancias de los anunciantes”.
• El primero en Instagram. “Mi primer post fue una salida en fixie (bicicleta fija) por San Isidro. Subí una foto de la bici apoyada en un poste y sumé cuatro likes. Creo que todavía está online”.
—
No te pierdas la nota completa, y tal como salió en la revista impresa.
Más información:
Juan Pablo Pizarro
Instagram @juampi.pizarro
www.pluma-intrepida.blogspot.com
Rodolfo Pirovano
Instagram @rpirovano
www.jackbrothers.com.ar