Paula Amenta es la cara detrás de una de nuestras arrobas preferidas: @mentaylunares. El feed de su cuenta de Instagram es un cuadro en sí mismo. La marplatense describe en primera persona su querida ciudad con su ojo de fotógrafa y su conocimiento de local.
Texto y Fotos: Paula Amenta
Nací y crecí respirando el aire de mar. Conozco el aroma de la arena húmeda, las veredas repletas de amarillo, los sonidos del teatro por la noche y el calor del sol sobre un helado recién hecho. La vida en Mar del Plata es feliz porque las historias suceden dentro de su universo de verde y mar, de cultura y recreo.
Quien alguna vez la visitó sabe del obligado paseo por la rambla y el puerto, ambos históricos y vigentes, pero que sólo revelan algunas de las muchas imágenes que los locales contemplamos a diario. Los cuarenta y siete kilómetros de costa son el paseo más preciado y la pista de entrenamiento más hermosa. No hay mejor plan que andar en bicicleta por la senda que recorre parques y explanadas.
Durante el verano, los marplatenses vamos al sur, donde el mar es más celeste y las distancias son más amplias. Sobre la ruta 11, camino a Miramar, el faro inicia un sector de playas públicas y privadas. Los balnearios ofrecen propuestas para todas las edades, recitales sobre la arena, caminatas y juegos. Los más valientes sobrevuelan el océano, y otros corren las olas con sus tablas hasta que el sol escapa.
Las tardes de invierno muchas veces son heladas. Pero sabemos cómo combatirlas aprovechando hasta los últimos rayos del día mientras caminamos por barrios arbolados como Parque Luro, Los Troncos y El Bosque, que nos dan refugio en acogedoras casas de té.
Por las noches, cuando nos reímos con amigos en un bar, todos elegimos tomar cerveza. Los productores artesanales son muchísimos en la región. Por eso, conocer sus fábricas es uno de los nuevos atractivos que se suman a las propuestas de restaurantes gourmet y a puertas cerradas.
Por otro lado, los artistas locales producen espectáculos durante todo el año y sus agendas comprenden tanto al notable Teatro Colón como a los más recientes centros culturales y espacios alternativos. Ellos también son el corazón generador de los festivales de jazz y de diseño gráfico más importantes a nivel internacional.
Paseos para todos los gustos
En los extremos opuestos de la línea de tiempo se ubican dos museos que no pueden dejar de visitarse: La Villa Victoria Ocampo y el Museo de Arte Contemporáneo. La antigua casa donde la escritora pasó sus días siempre es espacio para conciertos de música clásica, exposiciones y meriendas. El museo MAR, de estructura moderna, organiza proyecciones de cine, charlas y talleres. Por otro lado, la Feria del Libro, la Feria de las Colectividades, el Festival Internacional de Cine y la Maratón Internacional ya son clásicos para ver y participar.
Las grandes marcas de indumentaria llegan a nosotros a través de las vidrieras de tres shoppings. Pero también existe un circuito de diseño local que abre las puertas de sus showrooms para adquirir un trabajo innovador, creativo y de calidad.
Los fines de semana son perfectos para viajar apenas quince minutos desde el centro a la localidad vecina de Sierra de los Padres. Sus paisajes panorámicos son bellísimos y es uno de los mejores lugares donde comprar verdura fresca.
Asimismo, nuestro Mercado de Pulgas, la Feria Verde con alimentos orgánicos, los acantilados, la Plaza San Martín y las playas agrestes del sur son algunos de los planes que recomiendo para quien viene por primera vez, pero quiere disfrutar como un local.
Mi paseo favorito es ir al trabajo y que el camino a la rutina sea una postal. Eso es magia.
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