Texto: Marina Maiztegui Fotos: @elgordococina
Para estrenar esta columna tengo un padrino inmejorable. Así como Susana Giménez eligió a Ricardo Darín, yo elegí a @elgordococina. Me encanta porque además de cocinar como los dioses -no lo digo yo sola, lo dicen sus más de doscientos setenta y siete mil seguidores-, es muy capo y buena onda, y siempre anda medio de incógnito.
No puedo empezar por otro lado que no sea por la pregunta del millón.
¿Comés todo lo que cocinás?
Sí, todo lo que cocino es para comer en casa.
¿Todo lo que sale de la cocina se fotografía?
No todo, pero casi todo.
¿Cómo empezaste?
Arranqué la cuenta de Instagram sin expectativa ni plan. Trabajé mucho tiempo en relación de dependencia, haciendo Marketing, hasta que decidí trabajar por mi cuenta como freelance, con lo cual tenía más tiempo que antes, que usé para cocinar, algo que siempre me encantó. Empecé a subir las recetas en mis redes personales para compartir con mis amigos y ellos me alentaron a abrir una cuenta para compartir las recetas con más gente, y así nació @elgordococina.
¿Por qué ese nombre? (aclaro que el Gordo es flaco)
Porque una vez mi suegra llamó por teléfono y preguntó quién iba a cocinar, le respondieron: “El Gordo cocina”, y me gustó porque me dicen Gordo con cariño.
¿Tenías una estrategia de Marketing?
Empecé, como dije, a subir recetas sin expectativas. Tenía nociones de cómo y cuándo subir las fotos por mi formación “marketinera”, porque trabajé muchos años produciendo contenido y gestionando marcas. La cabeza ya la tenía “seteada” para horarios, días, fechas especiales. Pero las fotos del principio son feas. Empecé a subir fotos más o menos lindas, pero era fortuito: un día una foto espectacular, tres días, medio pelo. Cada vez que subía una linda foto, me incentivaba ver por qué era linda. Hasta que me di cuenta de que tenía que hacer un curso de foodstyling. El primero me lo regalaron unos amigos para Navidad.
¡Qué buen regalo!
Hice tres, pero el primero me abrió la cabeza; era con práctica fotográfica, armado de platos. Fue muy revelador aprender que si cambiás de lugar el tenedor, te cambia la foto.
¿Marcó una diferencia?
Sí, un antes y un después. Arranqué la cuenta en junio de 2015, y en diciembre ya tenía treinta mil seguidores. Después del curso subí veinte mil más en sólo un mes. En el momento en que encarás el proyecto desde el otro lado y te das cuenta de que se puede convertir en un trabajo y que puede trascender a las redes sociales, empezás a ponerte las pilas y decís “¿qué tengo que hacer para mejorar?”. A partir del curso me di cuenta de que mis fotos cambiaron radicalmente y eso se vio reflejado en la cantidad de seguidores, en la cantidad de comentarios y en la cantidad de marcas que empezaron a buscarme.
¿Cómo fue el tema de las marcas?
Chocolate Águila fue la primera que me buscó y después empezaron a llegar marcas de a poco. Para mí fue increíble que quisieran que les produzca contenido. Yo soy un pibe normal, que trabaja mucho y le pone todo el corazón, pero no soy cocinero, ni fotógrafo, ni foodstylist. Le puse mucha energía y el secreto es que cuando hacés algo que te gusta y te llena, le ponés tanta energía y corazón que eso trasciende.
¿Sentís que tu esencia se trasmite a través de la pantalla y que la gente lo nota?
La gente lo nota cuando es real. Por eso yo no trabajo con marcas o productos que no me gustan. Es muy difícil hacer contenido con algo que no te gusta. Cuando no te gusta, no fluye. Cuando te gusta, le encontrás la vuelta. Es desde un lugar genuino. Y por suerte me acompañan marcas buenas. La gente sabe que es una recomendación. Sea un producto, una marca o un electrodoméstico, yo lo uso. Siempre. Y las marcas aceptan también mis condiciones.
¿Hay mucho trabajo detrás de una cuenta así?
Me paso todo el día cocinando.
¿No es todo glamour?
No, para nada, cero glamour. Hay mucho trabajo detrás.
¿Cómo es tu cocina?
Mi cocina se usa todo el día. Limpia, impecable. Pero se usa desde que me despierto hasta que me voy a dormir, así que no es una cocina que está siempre ordenada. No sabés la cantidad de platos y cosas que uso y que tengo que lavar todos los días.
Sí, lo sé, ¡mi hija estudia gastronomía! ¿Estudiaste gastronomía?
No. Hice algunos cursos, pero no estudié cocina de manera formal. Mi curso preferido fue el de cocina mediterránea porque es el estilo que me gusta comer. Comfort food (revalorización de la cocina casera): guisos, pastas.
¿Qué es lo que más te pregunta la gente? ¿Quieren verte a vos?
Al principio me querían ver a mí y yo no entendía por qué. La primera vez que puse mi cara fue cuando alcancé los cien mil followers porque pensé que era una linda oportunidad para mostrarme.
Querían verte porque comparten con vos el día a día…
Lo más importante no es la cantidad de likes, sino los comentarios. Si la gente se relaciona, si le gusta, si te mandan mensajes directos con fotos de lo que prepararon, si te agradecen una receta que les recuerda a su abuela… ahí está el verdadero combustible que me ayuda a tratar de mejorar. La cocina es tan especial para mí y para la gente porque recuerda la infancia. Me pasa con las recetas argentinas, cada vez que subo una foto de tortas fritas la gente me dice: “Qué bueno, son como las de mi abuela”.
¿Cómo es eso de que sos venezolano y cocinás para argentinos?
Mi familia es española, entonces yo comía de todo. En mi casa nos acostumbraron a comer mucha variedad. Entonces mi cocina es muy abierta. Cuando viajo me gusta ir a un supermercado, probar la comida y después cocinarla. Eso fue lo que me enseñó a hacer los típicos platos argentinos, siempre dándole mi toque. Por ejemplo, me gusta ponerle guacamole a las milanesas.
Cuando te vas de vacaciones, ¿qué hacés?
Voy a comer a lugares, son vacaciones gastronómicas.
Lo tuyo no es un trabajo, es un estilo de vida…
Todos tenemos que comer. ¿Por qué comer mal si podemos comer bien? Ése es mi lema.
¿Desayuno, almuerzo, merienda o cena?
Mi comida preferida es el desayuno. Siempre como un desayuno fuerte, por eso subo muchos desayunos con huevos. Levantarte y desayunar bien te da energía para todo el día. Además, no te lleva tiempo hacer unos huevos revueltos y es mucho más sano que ir a comprar medialunas.
¿A qué hora te levantás? ¿A qué hora subís la foto del desayuno?
Me levanto a las 8 y a las 9 subo el desayuno. Tardo una hora más o menos. Cada día me levanto y veo qué preparo. Si tengo pensado una ensalada de frutas y llueve y no me dan ganas, me armo unos huevos con unas tostadas. Trato de pensar qué me gustaría comer ese día y pienso qué les gustaría comer también a los demás. Mi objetivo es que la gente me diga, “Gordo, qué rico, me tenté, ya mismo me pongo a cocinar esto”. Eso me incentiva, me pone pilas. Mi objetivo final desde siempre es que la gente cocine.
¿Te interesa la comida saludable?
Trato de hacer la mayoría de las recetas horneadas o cocidas, pero no fritas. Tengo mucha verdura y fruta, cosas frescas. Es un tema que me interesa mucho. Como balanceado y subo lo que como. Mi propuesta es que la comida sea rica y saludable. Siento responsabilidad con lo que subo, me gusta ir a los mercados, buscar productos de buena calidad. Por eso, ahora estamos mostrando con mucho esfuerzo la nueva cuenta @elflacococina.
¿Te armás menú semanal?
No, soy muy del día a día. Tengo mucho en stock, pero voy al supermercado, al chino y a la verdulería todos los días. Los desayunos son los que más o menos planifico, pero después me voy al mercado, veo qué tengo ganas de comer y cocinar, y también veo qué tienen y qué me tienta. Si hay higos y rúcula con buena pinta, sale una ensalada. Eso a mí me saca presión. En cambio, tener todo planificado me limita y me corta la creatividad. ¡La comida que preparo es para comer rico!
¿Y qué tal la experiencia Tastemade?
Tastemade es espectacular, una oportunidad increíble. La productora es argentina, pero Tastemade es para todo Latinoamérica y España. Me llamaron para hacer los videos y la preparación con las manos. También, cocino un día por semana en vivo desde el Facebook de Tastemade.
¿A dónde vas a comer?
Me encanta salir a comer y recomiendo Proper sin dudarlo, es increíble. También Roux en Recoleta y La Locanda para comida italiana.
¿Te invitan a comer?
Sí, yo salgo a comer por mi cuenta, pero también me invitan. Lo que les digo es que si me gusta, lo comparto y si no me gusta, no lo subo. No soy quién para decir que un lugar es malo. Si no me gusta no lo subo y listo.
¿Qué se viene para este año?
Clases en Uruguay y en la Argentina, y un proyecto grande que me trae mucha alegría, pero que todavía no lo puedo contar.
Debo decir que me lo contó, pero mis labios están sellados. Compró mi silencio con cosas ricas.