El ciclo de charlas Win Women in Network organizado por Gabriela Gonzalez Mercuri y Florencia Ducós empezó con un desayuno en el hotel Wyndham de Nordelta. Allí estuvimos para trabajar el primer punto del programa: la creación de la idea.

Fotos: Cortesía Win Women in Network

Hay muchas mujeres que no terminan de despegar. Acá queremos brindarles herramientas para emprender”. Así arrancó la introducción que hizo Florencia, relacionista pública y asesora de imagen, que junto a su socia Gabriela, pusieron en marcha una serie de workshops dirigidos a mujeres emprendedoras. Cerca de cuarenta asistentes estaban listas para escuchar e incorporar consejos, recomendaciones y advertencias del motivador caso de éxito de Carola Blanco.

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Cuando está firme la decisión de arrancar un nuevo proyecto, seguía Florencia, experta en marketing personal, la pasión debe estar unida, muy unida, a las habilidades y competencias de cada uno. Al tener claros estos dos conceptos, es necesario encontrar el nicho adecuado. Para conocer con exactitud esos talentos, el camino es hacer introspección: cuáles son los gustos, hobbies, personas, experiencias y sensaciones que, de alguna u otra manera, nos hacen sentir valiosas, útiles y nos llenan el corazón. En esa dirección estará nuestro proyecto.

Una historia que inspira
Para entender cómo pulir la gran idea, perfeccionarla y sacarle el mayor jugo posible se invitó a Carola Blanco, creadora de GPS, Buen viaje. Siendo una experta en armar agendas para explorar cualquier punto del planeta, nos contó cómo encara su trabajo para ofrecerle a su cliente el mejor viaje de su vida. Conocer a fondo a la persona es el primer paso: gustos, preferencias, valores. Eso le determinará a Carola pistas para armar un recorrido lo más personalizado posible y sorprender a cada viajero.

Lo que hoy es un proyecto consolidado, nació de haber hurgado en los “tesoros” de su infancia, como ella misma cuenta. Carola se puso a pensar qué cosas, desde siempre, le alegraban el alma, qué cosas hacía bien y obtenía, al hacerlas, una gran satisfacción. Así empezó el rastreo: sabía que era curiosa, que le gustaba mucho la historia y la geografía, viene de una familia viajera donde siempre se apreció mucho la música y la gastronomía como métodos para conocer otras culturas.

Esas lucecitas que tanto la motivaban comenzaron a tomar un cauce cada vez más sólido. Por haber viajado tanto, se hizo de un conjunto de tips y recomendaciones muy valioso. Sus amigas y conocidas empezaron a pedirle consejos cada vez que viajaban porque sabían que sus asesoramientos eran clave y sus viajes más provechosos. Qué hacer acá o allá, en qué época visitar tal o cual ciudad, en donde invertir, eran algunas de las inquietudes que Carola respondía a menudo.

Empezó mandando whatsapps, después escribía mails que cada vez se complejizaban y se alargaban más porque agregaba mapas, sugerencias, rutas y guías a las preguntas de sus amigas. Después de un tiempo lo vio con claridad: lo que tenía entre manos ya no era un pasatiempo; se estaba gestando un nuevo sueño que reclamaba convertirse, poco a poco, en un negocio propio.

La hora de la introspección
Después de haber escuchado un testimonio de éxito, llegó el turno de trabajar, de poner a prueba y profundizar sobre nuestras habilidades. Lápiz y papel en mano, la primera pregunta que se nos hizo fue: ¿qué hay en nuestra cajita, en ese espacio tan propio donde guardamos las cosas que nos fueron marcando en la vida? Durante este ejercicio, nos pusimos a reflexionar sobre nuestro pasado, nuestra infancia, sobre esas personas, experiencias y sensaciones que dieron una pincelada a lo que hoy somos.

Ese bagaje de aprendizajes que fue edificando nuestra personalidad, con sus aspiraciones, fortalezas y debilidades tiene que ejercitarse para que de sus frutos. Una vez identificadas y trabajadas esas habilidades la pregunta sería ¿le damos valor a nuestras pasiones? ¿Realmente sabemos vender lo que hacemos? Tenemos que ser los primeros que creamos en nosotros mismos: nuestro tiempo, cualidades y destrezas tiene un costo y una recompensa.

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El primer encuentro terminaba con una consigna para trabajar en casa: pensar qué podríamos cambiar de nuestro emprendimiento para hacerlo un poco más exitoso, ser más creativos y darle una vuelta de tuerca a lo que venimos haciendo. ¿Dónde estamos más flojos? ¿En qué podríamos mejorar en el corto plazo? Tuvimos dos meses para pensarlo. La próxima clase es en agosto sobre cómo convertir mi idea en un buen negocio y la tarea tiene que estar hecha.

 

Más información:
Fb WINWomenInNetwork

 

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