El domingo pasado empezó el adviento, ese tiempo donde preparamos nuestro corazón esperando la venida de Jesús. La Navidad es la fiesta más importante para un cristiano y como tal, prepararla con su debida anticipación y conciencia, nos ayudará a aprovechar esta fecha tan especial.
Con el ajetreo de fin de año, los cierres, los balances y las últimas reuniones para calibrar los objetivos de este 2017, se nos puede pasar por alto que el año litúrgico, a diferencia del año calendario, se termina casi un mes antes. Esto tiene su razón de ser: la Iglesia destina un tiempo prudencial para que, en el ajetreo del ambiente, podamos hacernos un hueco para revisar nuestra alma y que la misa de Nochebuena no nos agarre desprevenidos, estresados y sin haber podido frenar a explorarnos a nosotros mismos.
Acá proponemos una serie de meditaciones para llegar a la Navidad más preparados: