Texto: Mónica Fernández – Fotos: cortesía Google
De eso sí se habla: cómo educar financieramente a nuestros hijos – Es conveniente abordar el tema desde la niñez. El ejemplo es lo primordial. Tips y consejos para formar jóvenes financieramente responsables.
La educación de nuestros hijos es, probablemente, una de las empresas en las que los padres invertimos más tiempo, dinero y esfuerzo. Incluye muchos aspectos: desde inculcarles modales y normas básicas de convivencia cuando son pequeños, valores que los hagan adultos respetuosos, hasta el deporte y, obviamente, la formación académica por la que en muchos casos se pagan cuotas que resultan un verdadero esfuerzo para el presupuesto familiar.
Todo vale para dejar a nuestros niños lo mejor formados y preparados posible para pararse con seguridad y fortaleza frente a los desafíos de la vida adulta. Pero, ¿pensamos en algún momento en formarlos financieramente? “Son chiquitos para hablarles de cuestiones de dinero…” ¡Suele ser la reacción más habitual!
Sin embargo, como en otros órdenes de la vida, la conducta y la actitud que se tendrá frente al dinero se moldea desde niños.
Tener las herramientas para abordar el tema y empezar a trabajar con nuestros pequeños es indispensable. Para eso, en Tigris nos reunimos con dos expertos en educación financiera, economistas, formadores y ambos autores de libros sobre planificación de la economía personal y familiar. Acá, los tips y consejos de Leonardo Rocco y Mariano Otálora para ponernos en marcha.
“Lo primero que debemos saber es que es un tema sumamente importante, clave para sentar bases, e incluso debería ser tratado tanto en la escuela primaria como la secundaria, con un abordaje pedagógico y didáctico”, arranca la charla Leonardo Rocco, autor de InvertArte y presidente de la Escuela Argentina de Finanzas Personales.
“Sabemos que hablar de dinero no es fácil con nadie, y menos con nuestros hijos. Pero al ser un tema ‘tabú’, como tantos otros, es necesario intentar vencer ese prejuicio y afrontar de la mejor manera posible este desafío”, afirma por su parte Mariano Otálora, que además de ser director ejecutivo de la Escuela Argentina de Finanzas Personales es autor entre otros títulos de “Del Colchón a la Inversión” y “¿Qué hacemos con los pesos?”.
La primera lección que repiten al unísono es “se educa con el ejemplo, y para trasmitir consejos sobre educación financiera a los más chicos, debemos ser mínimamente ordenados”. Ellos imitan lo que ven y escuchan”.
5 tips para empezar con la formación financiera de nuestros hijos:
1. Bienvenidos al mundo real. Si les preguntamos a los chicos de dónde creen que sale el dinero, responderán de un cajero automático o de la tarjeta de crédito. La realidad es que están muy acostumbrados a acompañarnos al banco y ver cómo por arte de magia conseguimos los billetes. Así, todo parece muy fácil, pero de a poco hay que ir dándoles la bienvenida al mundo real.
2. ¿A qué edad comenzar? Entre los 2 y los 4 años se aborda el tema desde el lado de cuidar los juguetes, no tirar la comida, explicándoles que eso cuesta. Es decir, desde el lado de inculcar valores. Ya a los 5 o 6 años se podría comenzar a profundizar en cuestiones más concretas del dinero. Es bueno que en ese momento ya empiecen a manejar sus “pesitos”, que los usen para darse algún gusto y que entiendan la importancia del ahorro. También es fundamental que comiencen a manejar el tema temporal: no darles permanentemente dinero, sino que vean que si tienen dinero y lo extinguen, por un tiempo determinado no van a volver a poder darse ese gusto.
3. Mensualidad. Una manera de estimular la relación dinero-responsabilidad es mediante una semanalidad o mensualidad, es decir, entregarles sumas de dinero acordes a la edad para que ellos administren algunas cuestiones, como pueden ser las compras en el kiosco de la escuela, las figuritas, la recarga del celular en los más grandes o de la tarjeta SUBE. La idea no es sólo repartir plata sino transferirles a ellos algunas responsabilidades. Es ideal que los chicos tengan autonomía con el dinero y piensen –y elijan- cómo gastarlo. Es un buen aprendizaje para ellos que tomen decisiones, se equivoquen, compren cosas que no necesitan o que las paguen más caras. La idea es que así, también, puedan empezar a ser consumidores responsables e inteligentes.
4. Enseñarles a ahorrar. No sólo es cuestión de darles dinero sino de enseñarles a manejarlo y a ahorrar. Por ejemplo, si les damos $200 al mes, hay que explicarles que deben guardar $50 para algo que quieran o necesiten en el futuro, $40 destinarlos a ayudar a alguien que lo necesite (¡la solidaridad siempre es un buen mensaje!) y que los $110 restantes los pueden usar o disfrutar como quieran. Es bueno fijar metas de ahorro alcanzables para que no pierdan el entusiasmo, como por ejemplo, comprar un jueguito nuevo de la Play. Otra opción interesante para estimular el ahorro es, si está dentro de nuestras posibilidades, duplicarles, cada tanto, lo que ellos lograron ahorrar.
5. Los adolescentes. A partir del secundario (12/ 13 años) es conveniente que comiencen a diferenciar entre ahorrar e invertir. Se los puede ayudar e incentivar a invertir los ahorros que hayan conseguido. A los más grandes se les puede dar una extensión de la tarjeta de crédito (y poner a prueba todo lo que les enseñamos desde que eran pequeños), los bancos lo permiten en general a partir de los 15 años. Pueden estar limitadas en el nivel de gasto.