Valeria Cis sintió fascinación por leer y por dibujar desde muy chica. En un momento dado, supo cómo combinar sus dos pasiones, transformándose en ilustradora de cuentos para niños. Hoy cuenta con dibujos en libros argentinos y del exterior, su propio local y una tienda online, llamada La Casuni.
Texto: Loris María Bestani
¿Podrías explicar qué rol tiene el ilustrador hoy?
“Hasta hace un tiempo se creía que los ilustradores ‘condimentaban’ los libros. Pero luego se vio que muchos libros se eligen justamente por las imágenes. Los ilustradores narran la historia a través de un lenguaje no verbal. Muchas veces apoyan lo escrito, ¡pero otras, lo contradicen! Por eso, ahora se los considera coautores de los libros”.
En El camino del artista, Julia Cameron desbarata la idea del artista desordenado y caprichoso. ¿Tenés algún ritmo de trabajo?
“Creo que cada uno tiene su orden dentro de su desorden. Cuando recibo una propuesta de trabajo, inmediatamente soy feliz. Es decir, un poco más feliz de lo que era. Pero mi trabajo empieza mucho antes de sentarme frente a la hoja a dibujar. Pienso mucho, leo la historia una vez, otra y otra. Me imagino los personajes, les voy dando características físicas, imagino los espacios… Pienso cuando estoy en la cama, en el baño -mi mamá siempre se enojaba porque vengo de una familia numerosa y yo siempre ocupaba el baño durante horas-, en el supermercado y mientras duermo también -de golpe me despierto con una idea sobre qué hacer-. Recién después de este proceso, dibujo sobre papel, armo bocetos en la computadora y empiezo a pintar. Pinto con acrílicos de muchos colores. Con el acrílico ya nos conocemos; sabe lo que a mí me gusta y yo sé cómo se va a comportar él. Con la acuarela no puedo hacer todo lo que quiero”.
Cis denomina “La Casuni” a su espacio de trabajo. “Generalmente está en mi casa, pero cuando me voy de viaje, La Casuni viaja conmigo. Y si, por ejemplo, acompaño a mis hijos al club, se viene con todos los acrílicos y papeles”, explica. La Casuni es también el nombre de su tienda online.
Si alguna vez estás bloqueada, ¿cómo salís del atolladero?
“¡Muchas veces estoy bloqueada! Camino o miro una película. Remar también me distrae y me conecta, porque a veces para poder conectarse uno debe desconectarse primero”.
¿Cómo es el niño de tus cuentos?
“No es ingenuo ni me sale bonito. Creo que es un poco como los chicos que conozco, como la nena que soy yo también”.
¿Por qué te sorprende que te pregunten si tus dibujos son sólo para niños?
“¡Porque yo también consumo ese tipo de ilustraciones! O yo soy niña o esos dibujos no son para chicos exclusivamente”.
¿Cuándo surgió la empresaria en vos?
“En 2012 íbamos a refaccionar nuestra casa y justo ese año, como un velero al que se le corta el viento, el trabajo no llegó. Entonces pensé qué podía hacer que tuviera que ver con lo que sabía hacer. Y así arrancó la tienda La Casuni. Armé un blog y empecé a vender productos muy de a poquito. Y comencé a disfrutar el proceso de trabajo en serie que no es igual que el de un libro porque todo es más mecánico. El año pasado abrí una tienda online para automatizar el proceso y la verdad es que me resultó mucho más sencillo. Empecé a leer acerca del marketing online, de las redes como canales de difusión y publicidad, de qué hacer y qué no en un emprendimiento”.
Igualmente, Cis deja un poco de lado la tienda cada vez que llega un libro. En ese momento cumple con todos los pedidos, pero no aviva el fuego porque su prioridad cambia. Cis también dicta clases de ilustración, trabajo que, en sus palabras, la obliga a vestirse como un ser humano y la vincula con el hoy y con la frescura.
¿Qué tips das para hacer volar la imaginación?
“A mis alumnos los saco del aula constantemente. Los llevo a dibujar al museo de Ciencias Naturales, a un parque, visitamos talleres gráficos para ver cómo es el proceso de producción, recorremos distintas librerías para ver qué se está haciendo y qué se está vendiendo. También, les muestro mis referentes -el artista ruso Marc Chagall es un gran preferido mío- y los invito a que busquen los suyos”.
Decís que te costó salir del anonimato y que por eso apoyás a otros que están recién despegando. ¿No te asusta la competencia?
“Cuando empecé no existía el acceso a Internet. Por eso, mi manera de acercarme a una editorial era ir a una librería, buscar la dirección de las editoriales y viajar a Buenos Aires con sobres con fotocopias. No quiero hablar de la provinciana que llega a la gran ciudad en busca de oportunidades (Cis nació y vive en Rosario con su marido y sus hijos Facundo y Olivia). Pero fue mucho sacrificio, mucho gasto de dinero, mucho tiempo invertido. Y a pesar de que hoy uno puede llegar con su trabajo al otro lado del globo terráqueo en el mismo momento en que envía una imagen, el camino también es muy difícil. He presentado a editoriales alumnos o gente que creo tiene esa cosa que no tiene que ser desperdiciada. Pero no pienso nunca en la competencia porque ya hay mucha. Hay millones de personas que ilustran. Pero también hay mucha demanda y yo trato siempre de buscar el trabajo y no de esperarlo sentada”.
¿Qué dirección te indica tu brújula interior hoy?
“Mi brújula es una calesita, pero siempre apunta a la creación”.
De hecho, Cis tiene varios proyectos entre manos. Uno es hacer las ilustraciones para el libro A Heart Just Like My Mother’s, que se publicará en Estados Unidos el año que viene. Otro es avanzar con el libro Gente que sueña, de gran formato. Y por supuesto seguir desarrollando sellos, juegos en papel, láminas, postales, cintas ilustradas y tazas para su tienda online, La Casuni.