Iniciarse como coleccionista o aficionado a las obras de arte puede resultar, además de muy placentero, un buen negocio. El mercado de arte contemporáneo argentino se aprecia en torno al 8% anual en dólares. Los expertos aconsejan buscar artistas jóvenes pero con buenas proyecciones de consolidarse a mediano plazo. Eso sí: no es un negocio para impacientes.
Texto: Mónica Fernández – Ilustración: Nicolás Bolasini
Poner pasión, enamorarse de la idea, involucrarse. La cruzada pareciera totalmente disociada de lo que podemos imaginar como antesala de una inversión. Sin embargo, hay más de un caso en el que todos esos ingredientes pueden conjugarse con la receta más tradicional: dinero, retorno, apreciación del capital y horizontes de inversión. La construcción de una casa, desde la elección del lote y el dibujo del proyecto, es uno de esos casos en los que invertir se amalgama a disfrutar. En escalas diferentes de inversión, la compra de una obra de arte, no importa si es grande o pequeña, si es de un autor o si es una apuesta a futuro con artistas incipientes, también es de disfrute. Un cuadro, una escultura o un grabado pueden hacernos ganar dinero y ser un refugio para una parte de nuestros ahorros.
“Las obras de arte son un resguardo de valor. Los precios que hoy se paguen en dólares, van a ser siempre mantenidos y seguramente con el tiempo irán creciendo”, define Santiago Pinasco, Art Consultant de Colección Alvear de Zurbarán. Experto con muchos años de trayectoria en el mercado, lanza la primera clave para los que quieran dar el paso: “Nuestra recomendación es elegir la obra y el artista que a uno realmente le gusta porque con ese cuadro se va a convivir todos los días y va a disfrutarse a diario. Un error sería entrar en la especulación y terminar eligiendo algo que a uno no le satisface”. En la misma línea, Gonzalo Vidal, consultor especializado en arte, opina: “Históricamente, el arte argentino siempre se valorizó con el paso del tiempo y, por otro lado, nuestro arte, sus creadores y su obra son de una gran calidad a nivel internacional, con precios muy por debajo en comparación con los valores de la pintura latinoamericana”.
Según la edición argentina de la Revista Forbes, el mercado de arte local ronda los ciento veinte millones de dólares anuales, y los artistas contemporáneos más cotizados del momento son Guillermo Kuitca, Julio Le Parc, Juan Tomasello y Antonio Seguí. Las obras de estos artistas suelen cotizar en un rango superior a los cien mil dólares promedio. Los de Kuitca son los mejor valuados y su mercado de compradores está fundamentalmente fuera de la Argentina.
Empezar con poco
Para iniciarse en el deleite de invertir en arte no es necesario tener disponible una fortuna en efectivo. Justamente uno de los puntos a favor de esta apuesta es que uno se puede poner en marcha con relativamente poco capital, incluso pagar en cuotas en algunas galerías, hacer una apuesta a futuro y, mientras tanto, apasionarse coleccionando y aprendiendo. Eso rige, claro, para iniciarse como coleccionista en el arte contemporáneo. Otro target es quien busca artistas modernos o clásicos ya consagrados que cotizan a valores muy superiores. Como en toda inversión, a mejores fundamentals, más seguridad y resguardo a nuestro dinero. Entre los argentinos de esa categoría se puede mencionar a Benito Quinquela Martín -que murió en 1977 y cuyas pinturas sobre La Boca son un clásico-, Raúl Soldi, Florencio Molina Campos, Emilio Pettoruti o Xul Solar -vinculado a la vanguardia porteña de los años veinte-, entre otros artistas de gran talla. “Hoy en día se puede comenzar una colección muy fácilmente. Entre quince mil y veinte mil pesos hay buenas opciones”, explica Pinasco y avanza: “aunque nadie puede decir con exactitud cuánto se va a revalorizar una obra en el tiempo -porque eso sería como tener el diario del lunes-. Históricamente, el valor del arte argentino crece en torno del 8% anual en dólares”. Los artistas recomendados por Pinasco como jóvenes promesas son Agustín Viñas y Natalia Sánchez Valdemoros.
El dato local va en línea con lo que sucede a nivel global. Según un estudio de ArtMarket Research, una de las consultoras con más peso dentro del mercado de arte mundial, las obras de los artistas contemporáneos consiguieron en los últimos años una rentabilidad media anualizada del 12,4%. Gonzalo Vidal apunta a un target un poco superior en rango de precios. Habla de unos cinco mil dólares como punto de partida. “En este rango se pueden conseguir obras pequeñas o en papel con firmas como las de Jorge Seguí, Rogelio Polesello, Juan del Prete, Ramón Silva, Ary Brizzi y Leopoldo Presas, entre otros”.
Como track record que ayuda a entender el comportamiento que puede tener la obra de un artista en el mercado a medida que pasan los años, el experto de Zurbarán aporta que “en los últimos veinticinco años han crecido los precios y las ventas de Juan Lascano, Ernesto Bertani, Graciela Genovés, Daniel Kaplan, Mario Sanzano y Mario Pérez, por nombrar algunos de ellos; todos artistas que habían empezado a exponer en la galería siendo jóvenes promesas que después el tiempo demostró la aceptación por parte de los coleccionistas”.
Hoja de Ruta
La mejor estrategia, coinciden los consultores, es entrar a conocer el terreno, involucrarse, ir a exposiciones, muestras y galerías. El mercado ofrece desde hace algunos años cada vez más oportunidades para tomar contacto directo con los galeristas y con los artistas. Movidas como arteBA, que está próximo a iniciar su edición 2016 (del 19 al 22 de mayo en La Rural) y Gallery Nights, en su versión Centro, Palermo y también Punta del Este durante el verano, son un amigable punto de partida.
ArteBA es una feria organizada por arteBA Fundación, entidad sin fines de lucro que se mantiene activa desde 1991 con el objetivo de apoyar la producción artística en la Argentina y América Latina. La idea rectora, explican, es “contribuir, a través de diversas acciones llevadas a cabo durante el año, con el desarrollo del mercado del arte contemporáneo. Esto se logra a través de dos vías: por un lado, difundir debates en torno de esta temática y, por el otro, al ayudar en la promoción del trabajo de los artistas latinoamericanos, con el objetivo de seguir posicionándolos en el mercado mundial”. El dato no es menor porque los artistas seleccionados -aunque muchos de ellos muy jóvenes- tienen seguramente una buena proyección a futuro y eso, claro, repercutirá en el valor de sus obras, punto importante si lo que se busca es invertir en arte con perspectivas de conjugar placer y preservación o revalorización del capital invertido. En esta era tecnológica y digital, también se ven algunas exposiciones y galerías virtuales. Mirar, elegir y comprar por Internet. Sin embargo, la idea no prende entre los consultores tradicionales ni tampoco entre los coleccionistas. “Comprar un cuadro por esta vía me parecería algo raro”, cuenta un asiduo comprador de obras de arte pequeñas y de artistas nuevos con las que de a poco va armando su mini colección privada. “La apreciación de una obra de arte es mucho mayor cuando se la ve en vivo. Uno la siente de otro modo. Mirar una foto por Internet no me permite saber si el óleo tiene textura, si los colores son fuertes o pálidos”, agrega.
Visitar galerías o ir a ver directamente al artista en los casos en que se pueda se disfruta y da una percepción diferente de la obra. “Comprar un cuadro, una pintura o un grabado no es un trámite que se puede resolver por home banking como lo es pagar impuestos”, asegura. Dedicarle tiempo, asesorarse e ir descubriendo un nuevo hobbie o una nueva pasión mientras se va tomando contacto con la inversión es un interesante desafío.
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Guía para empezar:
- Comprar bien asesorado. Recurrir a galerías con trayectoria, con consultores y asesores de confianza a cargo.
- Aprovechar la oportunidad que dan proyectos como arteba o gallery nights para tomar contacto directo con los artistas.
- Los precios y la dinámica de las obras de arte son muy diferentes en lo que es el arte contemporáneo -mucho más accesible en términos de la inversión que se debe hacer- y el arte moderno y el arte clásico -muchos más costosos-. Obviamente, estos dos son más estables y previsibles en sus cotizaciones también.
- Algunas galerías de arte permiten al coleccionista llevar el cuadro a su casa para ver cómo queda en el ambiente en el que lo va a poner.
- Las obras en papel o de tamaño pequeño son mucho más accesibles.
- Es importante involucrarse y hacer un estudio puntual del artista cuya obra nos despierta interés, revisando algunas variables como su presencia y participación en el mercado (subastas, exposiciones, presentaciones en premios), cantidad de obras disponibles, trayectoria y presencia nacional e internacional.
- Es muy importante asegurarse de que la obra haya estado bien conservada para que no pierda valor.
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¿Quién es quien?: Artistas conteporáneos
- Eugenio Cuttica: (Buenos Aires, 1957) artista contemporáneo. Estudió Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, y Pintura y Escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Fue asistente de los pintores Howard Martínez y Antonio Berni. Obtuvo el primer premio Jóvenes Pintores Gran Premio Amalita Fortabat, Juries Exhibition of Expressionist Painters of Argentina y fue seleccionado como finalista para la Biennal en Venecia, Italia. Expuso en galerías, museos y centros culturales, y en ferias de arte internacionales como arteBA, artBO y Miami Art Fair.
- Daniel Kaplan: (Buenos Aires en 1965) estudió en las escuelas de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y Ernesto de la Cárcova. En un viaje de estudios a Nueva York, tomó contacto con la obra realista de sus admirados John French Sloan, George Bellows y Edward Hopper, el mayor pintor de los neoyorquinos. Allí se reencontró con nuestro tango, fusionando todo lo que le gustaba en un nuevo estilo de pintura tanguera que deja de lado todo estereotipo conocido. Se convirtió en un fanático del tango y es un habitué de todas las milongas porteñas, recreadas en sus obras. “No pinto lo que veo, pinto un sentimiento, una pasión, un ritmo…”, dice Kaplan.
- Juan Lascano: (La Plata, 1947) pintor realista. Tomó clases con Vicente Puig. En 1996 viajó a España, y en el Museo del Prado descubrió la obra del gran maestro del realismo Diego Velásquez, que fue de gran inspiración. Lleva realizadas más de cincuenta muestras individuales. Es autor de naturalezas muertas, bodegones, desnudos y paisajes. Es, además, un reconocido retratista.
- Mario Pérez: (San Juan, 1960) se recibió de Profesor de Artes Plásticas en la Universidad Nacional de San Juan. Su obra es caracterizada por la representación de un realismo mágico en su composición, y por el uso de lo simbólico y figurativo en temáticas tradicionales y paisajísticas a través de un lenguaje plástico con interés en el manejo del color y la luz.
- Rogelio Polesello: (Argentina, 1939 – 2014) pintor y escultor. Estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, en donde se recibió de profesor de grabado, pintura y dibujo. Es considerado uno de los mayores exponentes del arte óptico en Latinoamérica. A lo largo de su carrera, ha transitado por distintos lugares del llamado abstraccionismo geométrico.
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