Lic. Isabel Cornejo (Psicóloga Holística) – @lic.icornejo
El perdón es la máxima manifestación de amor, tanto para quien lo entrega como para quien lo recibe. Pero sin dudas, es un proceso que requiere de valentía y calma. Embarquémonos en este camino para lograr que nuestro corazón esté en paz y lleno de amor.
Ante una situación que nos genera daño, debido a que otro rompe con un contrato implícito de armonía, queda un espacio quebrado que requiere, y muchas veces exige, reparación. Uno queda esperando ser compensado de alguna manera y cuando esto no sucede, aparece en el interior esa sensación incómoda de injusticia.
A partir de eso, existen distintos caminos que podemos tomar:
- El de la venganza, que busca compensar ese daño.
- Hacer activo lo vivido pasivamente (repetir con otros. Un ejemplo muy claro es el bullying).
- Vivir con odio.
- Embarcarse en el proceso del perdón.
Está claro que ninguna de las primeras tres opciones nos hace bien. Incluso, biológicamente, es perjudicial para la salud. Vivir con resentimiento, deseo de venganza, odio o enojo, nos lleva a vivir en estrés, lo que hace que nuestro cuerpo produzca más cortisol y afecte nuestra salud. Entonces, más allá de cuestiones éticas, espirituales o culturales, por una cuestión de supervivencia, es preferible embarcarse en el proceso del perdón.
¿Por qué remarco que es un proceso? Porque es utópico pensar que es algo automático. Nos inculcaron desde chiquitos -y lo repetimos hoy como padres- a pedir perdón y aceptar las disculpas de modo instantáneo y obligatorio. Por ejemplo: cuando Juan le pega al hermano por sacarle lo que él considera su juguete que no quiere compartir, lo primero que hacemos es obligarlo a pedirle perdón al hermano.
Pero Juan no tuvo tiempo de reflexionar y sentir el perdón, y el hermano quizás no siente en ese momento la aceptación de las disculpas. Por eso, decimos que es un proceso.
Perdón viene de: PER: acción completa y total. DONARE: dar, regalar, obsequiar. Quiere decir que el perdón es la máxima manifestación de amor, tanto para el que lo entrega como para quien lo recibe. Tiene que ver con transmutar un daño. Poder perdonar, realmente perdonar internamente, te llena de amor y libertad.
¿Quiere decir que entonces no se haga justicia? Si quien hizo daño cometió un delito, la justicia siempre debe actuar. De hecho puede hacerse justicia y aún así no haber perdonado. El perdón es un proceso interno que termina con las rumiaciones de odio, y nos permite cerrar un ciclo turbulento.
¿Quiere decir que debo reconciliarme con el otro? No implica para nada volver a vincularse. Puedo perdonar y elegir mantenerme lejos. Tampoco es una obligación. El proceso del perdón es totalmente voluntario y progresivo. Es muy difícil que sea inmediato porque hay que hacer un duelo y el duelo requiere de momentos. Para poder hacer este proceso se requiere de valentía, respeto y calma. Es un proceso muy introspectivo.
¿Cuándo te das cuenta que perdonaste? Cuando tu corazón se siente en paz, alegre y lleno de amor. Cuando podés recorrer la historia vivida sin que las emociones de ira, tristeza y dolor broten incluso de tus células. Cuando al final del día te vas a dormir lleno de gratitud.