La jardinería es la capacidad de trabajar con las plantas, de darles forma, reproducirlas y alimentarlas. Por su parte, el diseño paisajístico es el arte de intervenir un espacio vacío, o un sector del jardín con elementos ya existentes de la naturaleza. Pero para que un diseño sea exitoso, es importante conocer todo sobre las plantas primero; sobre su desarrollo, necesidades y orígenes.
Las plantas se clasifican en distintos grupos: árboles, arbustos, vivaces, trepadoras, bulbos, anuales y bianuales. Cada una de ellas cumple una determinada función dentro del jardín; la mala elección de un árbol, por ejemplo, puede generar un exceso de sombra y evitar el buen desarrollo de otros grupos de plantas.
El jardín debe estar activo todo el año, por eso decimos que un buen diseño contempla especies que crecen en otoño, invierno y primavera, llamadas “OIP”, como las bulbosas y flores anuales; y especies que crecen en primavera, verano y otoño: “PVO”, como las gramíneas y salvias. De esta manera cada estación se fundirá naturalmente con la siguiente.
¿Cómo seleccionar las especies adecuadas?
Es importante elegirlas según el clima al que se estarán expuestas; tener en cuenta las características del suelo y sus necesidades hidráulicas.
Si nos encontramos en un lugar donde el agua escasea, será necesario pensar en aquellas especies que requieren de poco riego, como las de follaje gris, fumo bravo, lavanda, perovskia, senecios, aloysia y teucrium.
Ante un sector de humedad o encharcamiento por mal drenaje, las que funcionan son aquellas que sobreviven a estas condiciones, por ejemplo: helechos, zephyranthus, aljaba, hibiscus striatus, setaria.
Variedades de plantas
- Árboles y arbustos: Son el elemento más estable y duradero del jardín. Nos ofrecen protección, refugio, en algunos casos alimento, y sombra para otras plantas, animales y para nosotros mismos. Los que son caducos le dan visibilidad al cambio estacional; aportan frescura y flores en primavera. Para elegir el árbol o arbusto adecuado, es clave conocer el desarrollo final tanto de sus raíces como de su copa y tronco. Un árbol plantado en el lugar adecuado, no necesitará de podas futuras.
- Trepadoras: Son el elemento que “suaviza” el diseño. Son plantas leñosas que trepan a lo que se interponga en su camino. Ocupan espacios significativamente grandes y requieren poco mantenimiento. Entre otras características, pueden ser caducas o perennes y son ideales para cultivar en macetas. La madreselva o la glicina son trepadoras que se enrollan a cualquier soporte vertical, la hiedra o la parra, poseen en cambio raíces aéreas que se adhieren a paredes o vallas.
- Plantas vivaces: Son las encargadas de proteger al suelo de la erosión. Si reciben la luz suficiente, se adaptan a suelos húmedos o áridos. Poseen raíces carnosas y rosetas de hojas al nivel del suelo, y entre otras ventajas, sus colores, perfumes, y contrastes nos permiten darles amplios usos en el diseño.
- Bulbos: Son órganos de reserva subterránea. Los bulbos primaverales como los narcisos, fresias o marimonias le aportan color al jardín mientras la mayor parte de las especies están en etapa de dormición.
- Plantas anuales y bianuales: Son ideales para crear rincones alegres y floridos durante todo el año. Crecen a partir de semillas y completan su ciclo vital en una o dos temporadas. Las hortalizas están contempladas dentro de este grupo.
Se recomienda trabajar con especies que atraen polinizadores y sean hábitat de aves y mariposas. Una buena observación de la naturaleza, sumada a un par de vistas a los viveros nos permitirá alcanzar una sinfonía vegetal durante todo el año.
María Laura Vidal Bazterrica – Paisajista – @itasflowers
Contacto: 15-4991-6073 – marialauravidal@hotmail.com