Texto y fotos: Sofía Stavrou
A continuación, te proponemos un roadtrip por los cinco pueblos más lindos y autóctonos del corazón provenzal:
1-LOURMARIN: rankeado como uno de los pueblos más lindos de Francia, Lourmarin está ubicado en el medio de la meseta principal que se divide entre Grand Luberon y Petit Luberon. El mercado de la plaza es un clásico que abre sus puestos cada viernes por la mañana y es uno de los más variados y visitados. Otro de los focos principales de este pueblo es el Chateaux de Lourmarin, un castillo del siglo XV que es el escenario perfecto para disfrutar de las vistas a los jardines y las montañas de fondo. La entrada cuesta seis euros y durante las noches de verano hay conciertos de jazz en la terraza. Si te gusta el arte y la literatura, seguro encuentres este pueblo todavía más interesante: fue el refugio del escritor Albert Camus durante sus dos últimos años de vida. Aunque la única señal visible es su tumba en el cementerio local, los lugareños saben indicar cuáles eran sus restaurantes preferidos e inclusive la casa que compró cuando se enamoró de La Provenza y en la que vivió hasta el último momento.
2- ROUSSILLON: al norte del mapa provenzal, este pueblo es uno de los más exóticos: ¡es todo rojo! El color que predomina en las montañas y en las paredes de las casas es por la presencia de ocre en la tierra de la zona. Si tenés ganas de sumarle algo de aventura, podés explorar el Sendero de los Ocres: un recorrido entre los acantilados en donde vas a encontrar más de quince matices diferentes en medio de la naturaleza, desde el rojo más vivo hasta el dorado pastel. Roussillon, además, es el punto de encuentro preferido por muchos artistas: en las calles vas a encontrar galerías de arte y exposiciones súper originales. Pedí el folleto de Parcours de l’Art en la oficina de turismo y armá tu propio itinerario, con workshops incluidos, de pintura, joyería, escultura y cerámicas.
3- GORDES: pegadito a Roussillon, el pueblo de Gordes está construido sobre una colina alrededor de un castillo imponente. Adentro, el castillo funciona como un museo con cuadros del artista Pol Mara, pero lo más lindo es ver la construcción medieval desde los miradores de la ruta: ¡la postal es impresionante!
4- LACOSTE: es uno de los pueblos más tradicionales y conocerlo es como viajar en el tiempo varios siglos atrás. En la cima del pueblo vas a encontrar las ruinas del polémico castillo de Marquis de Sade que fue renovado e intervenido por el diseñador de moda Pierre Cardin. Además de aportar su arte, el ícono francés es el sponsor del Festival de Opera y Teatro de Lacoste que se celebra cada verano durante el mes de julio en los jardines del castillo. No te vayas de este pueblo sin pasar por el famoso Café de France: la vista desde la terraza es imponente.
5- BONNIEUX: el pueblo de Bonnieux es ideal para hospedarte y es una base estratégica como punto de partida para recorrer los diferentes pueblitos que hay alrededor. Es el más completo en opciones de hotelería, restaurantes y mercados y hasta cuenta con un museo de pan, “Musée de la Boulangerie”, en donde podés aprender diferentes técnicas para hornear tu propio pan. Lo más lindo de Bonnieux son sus mansiones medievales.