Después de años, volvió a reencontrarse con la escritura, su gran pasión. Y con una hada madrina como aliada sacó su primer libro infantil. ¡Solo apto para los que creen en la magia!
Antes de estudiar Sociología, Constanza siempre escribió. Antes de recibirse, de casarse y de tener hijos, antes de cambiar varias veces de trabajo y antes de probar otros caminos como la decoración, la escritura ya la había cautivado. Desde el colegio, sabía que conjugar palabras para que formen una historia estaba entre las cosas que más le gustaba hacer. Y por suerte, se topó con una profesora de Lengua que la incentivó y la entusiasmó mucho para que no dejara ese hábito que hacía tan bien, tan desde adentro. Llenó varios cuadernos Gloria con poemas y breves historias, y hasta hizo un curso de escritura en el Centro Cultural Rojas. Pero escribir seguía siendo un hobbie y en aquel entonces no se animó a llevar esa pasión hasta el fondo.
“Siempre sentí que mi profesión no era mi verdadera pasión, pero era mi carrera y seguí”, relata Constanza Munrabá. Pero como cuando las cosas se tienen que dar, todo se alinea para que así sea, se reencontró con la escritura hace tres o cuatro años, y entre risas cuenta, que un poco este resurgimiento se lo debe a la famosa crisis de los 40. Y entonces, bienvenida crisis, bienvenidas oportunidades.
Volver a revivir, esa fue la sensación con la que describe esta nueva etapa. Y ahora sí, no había opción, esta vez la apuesta iba en serio. Por casualidades de la vida, se encontró en su camino con Ana Guillot, quien se convertiría en su hada madrina. Poeta, profesora de Letras, coordinadora de talleres literarios y autora de “Buscando el final feliz”, un gran análisis sobre símbolos en cuentos infantiles, fue quien la empujó a que su primera obra se haga realidad.
Una biblioteca como inspiración
El cementerio de los libros olvidados, un lugar mágico dentro de la obra de “La sombra del viento” de Carlos Ruiz Zafón fue el puntapié inicial para su historia. Además, la magia es algo que siempre estuvo presente en Constanza. Afirma que ver la vida con anteojos mágicos es realmente maravilloso y lo comprueba al mirar el baile de un sauce en un día de viento, en la mariposa que se posa en las flores del jardín, en pensar en alguien y recibir en ese momento un whatsapp de esa persona, en la cara de un chico cuando cree que todo es posible. La magia está todos los días en las cosas simples.
La historia comienza cuando Inés, la abuela de Emilia, le promete que le dará el mejor regalo del mundo. Sería sorpresa y debía esperar el momento indicado para recibirlo. Ese día llegó, y la abuela la llevó a conocer la biblioteca de Don Federico de la cual sacaría el libro que le cambiaría la vida para siempre. Desde entonces, la conexión entre ambas se torna mágica.
Una historia emocionante, con un gran secreto guardado entre abuela y nieta que abre un nuevo universo, lleno de aventuras y posibilidades. Acá, realmente la magia es posible.
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