Texto: María Ducós – Fotos: cortesía Hacer Lazos
Hacer Lazos, junto a Nazaret Global Education lo hacen posible en la Argentina.
Hace tiempo que venimos escuchando por todos lados que la educación está en retroceso, que hace falta un cambio porque ya no va más la forma de enseñar que recibieron nuestros padres y muchos de nosotros, y que hay que reconquistar el aula. Las nuevas generaciones de alumnos hacen notar su apatía y los docentes están intentando responder a esos reclamos y generar pequeños cambios que favorezcan a ambas partes.
María Eugenia Di Tullio, directora de la Asociación Civil Hacer Lazos, que se dedica a la inclusión e innovación, fue la gran disruptora en nuestro país en materia de educación y está logrando -¡en estos precisos momentos!- una transformación que, de ser apropiada por escuelas y colegios, barrerá con el sistema anticuado y obsoleto del que somos víctimas. Desde que comenzó a trabajar con discapacidad en el aula, se fue dando cuenta de lo necesario que se hacía un cambio en la forma de impartir conocimientos. ¿Cómo hacer para motivar a alumnos y docentes y encontrar un sentido renovado en el arte de educar? Con esta inquietud enormemente meditada, salió al mundo a explorar, a escuchar, a intentar encontrar una solución que tenga en cuenta al alumno y al docente en partes iguales.
Australia, Singapur, un poco de Finlandia. Hasta que por fin, en Barcelona, dio en la tecla con el sistema que, para ella, ha sido el más abarcador y el más sólido. A través de Nazaret Global Education, un proyecto educativo que reconoce y potencia la identidad única y valiosa de cada alumno y propone trabajar con las inteligencias múltiples, vio con claridad que el cambio era posible ¡y estaba al alcance! Con un enfoque ecléctico, donde el alumno es el principal protagonista de su educación, se busca trabajar la confianza en uno mismo, el espíritu de emprendedurismo social y el aprendizaje a través de experiencias.
Este nuevo modelo, a la vez, es una inyección de entusiasmo y motivación para todos los actores. Por un lado, el docente logra empoderarse gracias a la escucha atenta de los intereses de los estudiantes para luego generar proyectos que respondan a esas inquietudes. Esta nueva forma de trabajar genera un feedback continuo, donde el rol de guía hará que cada chico se sienta valioso y tenga una misión y un objetivo por cumplir. Por el otro, el alumno es consciente de la importancia de su aporte al grupo y, por eso, dará lo mejor de sí por el equipo. Dos visiones que se complementan por el futuro de una educación global y acertada.
¿El resultado entonces? Desarrollo profesional de calidad para docentes, formación permanente en el aula y alumnos predispuestos a aprender, motivados por los desafíos que sus profesores les plantean. Esta excelencia se logra con la promoción de competencias y la incansable generación de oportunidades que hace que jamás se destruya la autoestima de un alumno.
Montserrat Del Pozo es la cara visible de Nazaret Global Education y el motor que empuja este cambio de paradigma desde hace más de veinte años. El año pasado fue invitada por Hacer Lazos a dar una conferencia en Buenos Aires, para luego iniciar juntos la formación en innovación educativa de directivos y docentes de Argentina y Uruguay. “Algunos dirán que han conseguido más resistencias, que se han metido en un gran lío con esto de poner al colegio patas para arriba y que han sufrido estrés y problemas. Pero también me dirán que disfrutan viendo un profesorado que se entusiasma y que convoca a las familias para que contribuyan a la formación de personas que se sientan queridas, que se sientan confiadas y valoradas. Si han logrado todo eso, si han visto nacer esta complicidad entre docentes y estudiantes, felicítense que van por buen camino” comenzó su charla Montserrat Del Pozo durante el tercer módulo del programa “Formación en Innovación Educativa” celebrado a fin de octubre en el salón Distrito Ciudad, dentro del Club Ciudad de Buenos Aires.
El colegio Montserrat de Barcelona fue el pionero en implementar esta transformación en la educación, y su éxito se fue expandiendo por todo el mundo. Esta revolución educativa llega hoy a la Argentina de la mano de Hacer Lazos en respuesta a las nuevas exigencias del siglo XXI, en las que se prioriza una educación sin techo que busca resaltar el brillo de cada alumno gracias con el complemento de proyectos interdisciplinarios donde se integra manualidades con números, música con geografía, expresión corporal con historia. Hambre de conocimiento y ganas de involucrarse es lo que se busca.
La experiencia habla del efecto multiplicador que genera esta innovación. La transformación es clara y está a la vista y eso hace que se contagie y que se quiera imitar porque los resultados son realmente motivadores. Muchas veces el cambio no llega por prejuicios propios, por el miedo que genera parálisis y termina siendo una traba en el crecimiento. Y en este desafío tienen un rol especial los coaches que irán guiando a los alumnos en la búsqueda de su camino, que les plantearán preguntas para superar problemas y que los convencerán de que todo lo que se propongan serán capaces de lograrlo. ¨Para esto, estar convencidos de que el cambio es posible y poner al niño como protagonista, es lo principal¨ enfatiza María Eugenia Di Tullio durante la formación.
Encontrar brillos ocultos, potenciar el trabajo colaborativo, adquirir confianza desde los grupos base, asignar roles, desterrar el bullying. En definitiva, este modelo pretende transformar la educación y ser motor de un cambio social de toda la comunidad. ¡Grandes desafíos en puerta!