Historias que son testimonio de aquella herencia que no se roba.
Se acerca el Día de la Madre, aquella fecha en la que florerías y chocolaterías se colman de hijos (y de maridos). Queremos agasajar a todas las madres, y por eso, nos tomamos un tiempo para reflexionar sobre lo que nos dejan cada día.
Texto: María Stellatelli
Ya lo decía el Papa Francisco en el Sínodo de la Familia un par de años atrás: “Toda persona humana debe la vida a una madre, y casi siempre le debe a ella mucho de la propia existencia sucesiva, de la formación humana y espiritual”. La madre, aquella que es capaz de entregar su vida a concebir a un niño, y seguramente a velar por su desarrollo posterior, tiene un valor esencial, único.
Al nacer, el bebé se ve profundamente unido a su mamá. Comparten un vínculo indisoluble. Y ese vínculo se va desarrollando de tal forma que, con el tiempo, el hijo va tomando cosas de su madre y haciéndolas propias. Algunas las hereda, otras las copia, algunas más las admira. Y de esa manera, se va formando la personalidad de aquel hijo, se van delineando sus gustos y sus disgustos, sus capacidades, sus aromas y colores.
Ni siquiera los años de una adolescencia rebelde logran hacer caso omiso a lo que le fue transmitido al hijo durante los años que lleva junto a su madre, y la herencia materna se fortalece. Es así que con el correr de los años, en algunos casos lo que se hereda de la madre se convierte en la vocación del hijo, y quizás también en su profesión.
Muchas son las historias de profesiones compartidas entre madres e hijos. Para hacer honor a este Día de la Madre, elegimos cuatro en particular que hablan de la esencia del paso materno por la vida de sus hijas, y de cómo esa herencia se fue plasmando en sus profesiones y en sus vidas diarias.
- Eleonora Cole – Vocación rebelde
Eleonora Cole es periodista. Sus días empiezan a las cinco de la mañana, y parte directo al canal, donde conduce el noticiero de la mañana de La Nación Más. Pero antes de ser periodista, Eleonora se recibió de analista de sistemas, lo que hoy reconoce más bien como un acto de rebeldía hacia una vocación bien marcada, fruto de una herencia familiar periodística.
Su madre nació en una casa en la que se respiraba televisión. Y ella hizo propia esa vocación al estudiar Sociología y dedicarse a trabajar en los medios. Fue jefa de prensa y relaciones públicas en Canal 13 y productora de varios programas de Canal 7, además de ser productora de Letra y Música, en Canal á.
La niñez de Eleonora se vio rodeada del mundo televisivo. Muchas veces, su mamá iba a buscarla a ella y a sus hermanos al colegio y los llevaba a Canal 13 porque tenía que seguir trabajando. Ellos se quedaban haciendo sus deberes en los pasillos del canal; se metían en los estudios para ver cómo se hacían los diferentes programas, e incluso actuaron de extras en algunos de ellos.
Y por más que Eleonora intentó rebelarse ante su herencia materna, la vida la devolvió al camino del periodismo. Se formó en esa profesión y comenzó trabajando en Canal 9 y en América con Raúl Portal, y luego con Horacio Cabak. Desde entonces, nunca más dejó los medios.
Hoy en día, además del noticiero, conduce un programa de campo del mismo canal. Además, ha hecho radio y escrito algunas notas para la revista Noticias.
Eleonora trabajó junto a su madre varios años. Fue su asistente de producción en Letra y Música y trabajó con ella en la agencia de prensa y RRPP que tenía. Los recuerda como años muy lindos y divertidos. Su madre es para Eleonora un ejemplo de trabajo, de esfuerzo y de actitud frente a la vida. Siempre la animó a perseguir sus sueños sin descuidar a su familia.
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Mimo, Sandra y Sofi. Mimo & Co. – El sueño de las muñecas
Antes de convertirse en una reconocida marca de ropa para niños, Mimo & Co. comenzó con una mujer –Mimo- que hacía muñecos de tela para su hija recién nacida. Mimo pensaba que iba a dedicarse a la Psicología Infantil. Pero la vida quiso llevarla por un camino bien distinto. Empezó a encontrar mucho placer en crear. De los muñecos pasó a la ropa de muñecas, y de allí a la ropa para niños. Luchadora, cuidando siempre de la gente y de la familia, y jamás dándose por vencida, Mimo creó la empresa ícono en moda infantil.
Su hija, Sandra, vivió muy de cerca el trabajo de su mamá. Coleccionaba las muestras de ropa de muñecas para las suyas y hacía de modelo de la ropa para niños. Pasados unos años, Sandra comenzó a trabajar oficialmente en aquella empresa, que fue siempre parte de su vida. Empezó con el armado de los primeros locales. Luego se dedicó a los eventos de la empresa (desfiles, Family Day, eventos a beneficio del Hospital Garrahan). Hoy, además, lleva adelante las redes sociales de la marca, las producciones de moda y las relaciones públicas.
Sandra tuvo una hija, Sofía, que también creció respirando el aroma de Mimo & Co. y viendo a su familia desvivirse por la empresa. Ese amor y esa pasión de su familia la contagiaron, y ella misma empezó a sentirla propia, con la ilusión de continuar la historia de su abuela, que empezó haciendo muñecas.
Al igual que su mamá, de niña, Sofía fue modelo de la ropa de Mimo & Co. Luego, empezó a ayudar con cosas puntuales, pasando por todas las áreas. Y tras trabajar un tiempo en el sector de importaciones, pasó a coordinar el Departamento de Imagen.
Pero más allá de los sectores y tareas de la empresa, hubo siempre algo supremo que rigió el trabajo de Mimo y que es lo más importante que Sandra y Sofía han heredado de ella: los valores tan humanos y ese cuidado especial por las personas que trabajan en Mimo & Co. Una de las obras más importantes de Mimo es el Jardín Maternal que fundó contiguo a las oficinas. Hace doce años le picó el bichito por hacer algo más, y recordó cuando ella tuvo hijos y lo que le costó dejarlos para volver a trabajar. Fue así que se le ocurrió hacer una sala de amamantar, que más tarde se convirtió en un Jardín Maternal.
Mimo transmitió –y aún transmite- los valores sobre los que fundó la empresa, siendo el principal el cuidado de las personas y la importancia de la familia. Sandra y Sofi la definen como un motor que tira para adelante y que une a todos, que siempre escucha antes de hablar, con suma atención. La identidad que Mimo marcó en su empresa desde los comienzos vibra en cada pasillo, y Sandra y Sofía buscan siempre mantenerla viva y transmitirla.
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Maritchu Seitún y Sofi Chas- Cuentos de infancia
Maritchu Seitún es psicóloga hace casi cuarenta años. Es conocida por su especialización en temas de familia, especialmente de la relación de los padres con los hijos. Y a la vocación de psicóloga le siguió la de escribir y poder poner sobre el papel lo que había aprendido tanto en sus años de profesión, como de madre.
Sofi, su hija, creció en un mundo de mucha creatividad y con un imaginario increíble. Y si bien su madre no se atribuye eso, Sofi asegura haber estado siempre muy cerca del trabajo de Maritchu. Desde tenerla cerca mientras trabajaba, hasta jugar con los juguetes que Maritchu guardaba en su consultorio, y, más tarde, ayudarla con los esquemas de sus charlas, Sofi fue interiorizándose poco a poco con la profesión de su mamá.
Bien relacionada a su mundo creativo, Sofi es diseñadora gráfica, ilustradora y fotógrafa desde hace trece años. Y si bien pareciera que esto no tiene mucho que ver con la Psicología, madre e hija han hecho que tenga todo que ver.
Luego de ayudar a Maritchu a hacer esquemas para sus charlas para padres, Sofi empezó a ayudarla a hacer esquemas e ilustraciones para sus libros. Y eso derivó, casi como obvia sucesión, en cuentos que juntas hacen para los más chicos. Hoy en día, se dedican a eso; crean cuentos con un formato original: un cuento sin moraleja aleccionadora, que ayuda a los chicos a madurar y a sortear dificultades.
Cada narración la piensan juntas según lo que a Maritchu le interesa que los chicos aprendan. Luego, ella arma el análisis psicológico final y Sofi hace las ilustraciones, y hace aportes que su madre reconoce como muy valiosos.
Hoy en día, Sofi vive en Pergamino, y su proyecto juntas las ayuda a estar conectadas y sentirse cerca a pesar de la distancia. Se complementan, cada una trabaja en lo suyo y luego comparten opiniones. Este camino de sociedad madre e hija se encuentra hoy con algunos libros ya publicados, dos a punto de entrar en imprenta y una próxima colección de cuentos para chicos más grandes.
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Mati De La Torre, Lupe y Tini Barceló – El arte de la familia
En la familia de las Barceló, lo que se generó fue un ida y vuelta de la madre hacia sus dos hijas y viceversa. Cuenta Mati de la Torre, madre de Lupe y Tini Barceló, que en su casa siempre se respiró amor por el arte, y sus hijas lo vivieron muy de cerca. En las reuniones familiares y con amigos nunca faltaba la música que daba lugar al baile y al canto. Por otro lado, la pintura era otra veta muy marcada, heredada de un abuelo de Mati.
Así fue como sus dos hijas decidieron seguir caminos artísticos. Al terminar el colegio, Lupe se planteó estudiar Bellas Artes, y su madre fue la primera persona en apoyarla e incentivarla a hacerlo. Al terminar la carrera, Lupe abrió su propio taller y espacio de arte en San Isidro, Taller Lupe Barceló. Allí creó un espacio de encuentro dónde experimentar y trabajar desde la propia libertad creativa.
Cuando Lupe abrió este espacio, Mati se incorporó como alumna. En este caso, Lupe llevó a su madre a disfrutar de algo que llevaba adentro y que nunca había sacado para afuera.
Tini, por otro lado, se dedica a la música, específicamente al baile. Cuando terminó el colegio, su mamá le preguntó si se quería dedicar a bailar. Y con ese apoyo incondicional como sostén, Tini se animó a abrir su propio espacio de baile.
Decilo nació hace más de diez años. Un movimiento de arte y sentido que recibe personas de todas las edades a bailar, cantar y volar (circo). Y Mati es, desde entonces, una de sus alumnas. Tini fue su primera profesora de baile, y ya han compartido muchos escenarios.
El arte que las tres comparten las llena de gozo por ver sus sueños hechos realidad y por vibrar juntas y estar conectadas tan profundamente.