Entre rojos y verdes, se acerca fin de año. Afuera, fuegos artificiales. En la mesa, sabor a Fiestas y a regalos. Y me pregunto con cuánta luz vamos a mirar lo vivido al cerrar este año y empezar uno nuevo…
Texto: María Stellatelli – Fotos: Rosario Lanusse
Fin de año es una época de muchas cosas: familia, amigos; sonrisas, lágrimas; cierres y balances. Ganas de irnos de vacaciones, de cortar y renovar energías.
Solemos llegar cansados. Un cansancio físico, pero también emocional. Aparecen las preguntas y, a veces, las autocríticas. ¿Qué logré este años? ¿Cumplí los objetivos que me había propuesto? ¿Qué proyectos llevé a cabo? ¿Hice las cosas bien? ¿En qué fallé?
En ocasiones, pareciera que fin de año es el momento en que medimos con una vara cuán exitosos fuimos durante los meses pasados; como si el éxito fuera realmente algo que se puede medir y que está definido. Muchas veces somos más duros con nosotros mismos de lo que deberíamos, y en vez de hacer foco en las cosas en las que crecimos, remarcamos aquellos objetivos propuestos que no llegamos a cumplir.
Pero me pregunto si en esta era en la que todo se mide por el éxito o el fracaso, analizamos por qué no cumplimos con dichos objetivos. ¿Nos preguntamos acaso qué cosas sí cumplimos en vez? ¿Reconocemos aquellos logros que no estaban planeados? ¿Valoramos los vínculos regados, las risas compartidas, los abrazos reparadores?
¿Cuán justos somos con nuestros balances de año?
A principios de este 2015, una persona que en su momento conocía poco me preguntó cuál era mi palabra del año. ¿Mi palabra del año? Me pareció una pregunta extraña, y en el momento no la entendí. Me explicó; “una palabra que marque tu día a día; que sea tu Norte”. La suya era “salud” para cada ámbito de su vida.
Pasaron los meses y pensé en esta conversación una y otra vez. Pensé en cuál podría ser mi palabra. Reflexioné sobre la importancia de tenerla, para que diera sentido a la manera en que hago las cosas. Me di cuenta de que aquella pregunta que me descolocó la primera vez era algo fundamental. Y empecé a prestar más atención a mi forma de actuar.
De a poco la fui descubriendo. Mi palabra fue “tranquilidad”. En un año de mucho crecimiento, mi Norte fue buscar tranquilidad ante cada cambio, fuera grande o pequeño. Mantener la tranquilidad al intercambiar opiniones, al actuar. Tomarme el tiempo para pensar antes de hablar. Disfrutar de cada momento a solas, y también de cada momento compartido con los que más quiero, para aprender a cuidarlos de la mejor manera posible y abrazarlos cuando fuera necesario. Mantener tranquilidad en cada paso, para que ese paso fuera firme.
Al pensar en esta palabra, descubrí muchas cosas en las que crecí durante estos meses, porque cada vez que se hizo concreta en algún hecho, yo di un paso hacia adelante. De esa manera, mi palabra hizo que mi balance tuviera un saldo más que positivo, que se inclinara hacia los logros y ya no tanto hacia los objetivos no cumplidos. Le dio luz a muchos instantes vividos.
Y ahora se acerca la Navidad, esa fecha que convierte nuestro fin de año en un momento de esperanza. Es un tiempo para mirar hacia atrás, pero también para mirar hacia adelante. Una oportunidad para volver a soñar. Un momento de luz en el camino. Sin dudas, un tiempo para frenar y descansar. Para hundir nuestra cabeza en el mar y refrescarla. Pero también para sacar la cabeza del agua y respirar con la tranquilidad de
que nada termina y todo empieza. De que tenemos un nuevo año por delante, y un camino de hojas en blanco por recorrer y de palabras nuevas por descubrir.
LE PREGUNTAMOS A ALGUNOS REFERENTES DE ESTE 2015 CUÁL FUE SU PALABRA DEL AÑO…
Daniel Cerezo – Fundador de Creer Hacer y ex gerente de Felicidad y Cultura de Paez.
Mi palabra fue “desafío”. Abandoné Paez y arranqué Creer Hacer, un emprendimiento propio al que me dedico full time; también escribí un libro. Otro desafío fue, y sigue siendo, cómo llevar todo esto adelante al mismo tiempo que a mi familia. Mi hija, de la que todos los días aprendo algo nuevo, es un desafío constante, así como lograr un equilibrio entre el mundo familiar y el mundo del trabajo.
Maru Botana – Cocinera y conductora de la televisión argentina.
Mi palabra fue “inesperado”. Mi 2015 fue inesperado. Estuvo lleno de cosas y propuestas divertidas, y con fuertes sentimientos. Me gusta disfrutar de cada momento y entregarme al futuro.
Diego Firpo – CEO de Un Techo Para Mi País EE.UU.
Mi palabra es “conciencia”. Estamos tomando real conciencia de que nuestras elecciones y acciones, por más pequeñas que sean, tienen impacto real en el planeta y en la vida de otras personas. A su vez, hay más personas viviendo en zonas urbanas que en zonas rurales. El desafío y la esperanza están en la posibilidad de crear ciudades que incluyan a todos. El poder está en nuestras manos: en las mías y en las tuyas.
Sofía Zamudio – Ganadora de una Eidico Casa de San Patricio.
Una palabra que define este 2015 es “construir”. Fue un año con fuertes desafíos y de mucha exigencia, en el cual, con mi marido, decidimos arriesgarnos para tener una base más sólida, desde volver a estudiar, hasta decidir meternos en un plan para comprar nuestra primera casa. Pero sobre todo, yéndonos a dormir sabiendo que contábamos el uno con el otro para apoyarnos y seguir avanzando.
Matías Kelly – Director ejecutivo de Ashoka Argentina, Uruguay y Paraguay y de Sistema B Argentina.
El año 2015 lo defino con dos palabras: “colaboración” e “integración”. Por un lado, la necesidad de colaborar, de conectar con el otro y accionar. Pasar de la empatía vacía a la compasión. La interdependencia es la clave para el futuro. Colaborar, para mí, significa entender que no puedo solo. Que necesito ayuda. Por otro lado, integrar es la manera de incluir las distintas dimensiones.
Juan Pérsico – Baterista de Agapornis y estudiante de arquitectura.
La palabra que resume mi año es “crecimiento”. En primer lugar, porque la banda llegó a nuevos países y está cerrando el año con un disco que muestra una clara evolución. Y en lo personal, concreté una agencia de Marketing y Redes Sociales junto con amigos; armé una sociedad junto a otro amigo para comprar caballos de polo. Y por último, surgió una posibilidad de empezar hacer algo en la tele, ¡así que no me puedo quejar!
Miguel Del Castillo – Gerente de desarrollo institucional de Editorial Logos.
Las palabras que marcaron mi 2015 son “desafío”, “oportunidad” y “gratitud”. “Desafío” porque fue un año de mucho cambio a nivel profesional; dejé el mundo educativo después de dieciocho años trabajando en colegios, para empezar a trabajar en Editorial Logos. “Oportunidad” porque conocí los testimonios de mucha gente que no hubiese conocido, como Fadelle, Omar, la Hermana Guadalupe, Miret y a Immaculée Ilibagiza, y de todas aprendí algo. Y “gratitud” por toda la gente que valió la pena conocer y por haber colaborado en que su mensaje llegue a tantos jóvenes. A raíz de todo esto, aprendí a valorar más lo que tengo, principalmente a mi familia.
OTROS COMPARTIERON SU DESEO PARA EL 2016…
Maritchu Seitún – Psicóloga especializada en niñez y adolescencia, autora de Latentes, entre otros.
Mi deseo para 2016 es que la empatía y la capacitación emocional sigan creciendo hasta alcanzar a todos. Que los padres se pongan en el lugar de sus hijos y los escuchen antes de hablar, de modo que sus hijos los sientan cerca y quieran escucharlos. Que los jefes lo hagan con los empleados y viceversa. Que hagan lo mismo los amigos, las familias, las escuelas, de modo que todos practiquemos esa habilidad tan humana que nos acerca unos a otros. Esto despierta en mí la confianza en la posibilidad de un mundo mejor, en el que todos trabajemos juntos en beneficio de todos.
Juan Porzio – Argentino radicado en Nepal para ayudar a los afectados tras el terremoto.
Mi deseo para 2016 es el mismo que para todos los días y para cada instante. Deseo que vivamos sin desperdiciar ni un segundo, sin entregarnos a los pilotos automáticos, a las resignaciones, al tedio, al accionar mecánico y gris del autómata. Que asumamos el 100% de la responsabilidad de la realidad en la que estamos. Sin dar nada por sentado, sin asumir que nuestro punto de vista es el mejor o el correcto, siempre dejando lugar a lo desconocido. Que vivamos, porque, al fin y al cabo, no tenemos ni idea de cuándo este cuerpo va a decidir dejar de funcionar… Por eso, caminemos cada paso bien despiertos.
Hermana Guadalupe – Misionera en Siria de la Orden Verbo Encarnado.
Mi deseo es que todos descubramos el verdadero sentido de la vida, dándole a Dios el primer lugar en el corazón y no dejándonos engañar por todo aquello que promete saciarlo, pero que en realidad lo cansa, lo mancha y lo esclaviza. Es el único camino hacia la paz que tanto ansiamos para este mundo loco en el que vivimos. Quizás pueda parecer raro, pero lo que despierta en mí este deseo es ver la alegría que tiene nuestra gente en Siria y en Irak. En medio de semejante guerra y persecución, sonríen. ¡Y quiero esa sonrisa para todos!
Diego Albanese – Ex jugador de Los Pumas.
Mi deseo para 2016 es poder encontrar un equilibrio entre las diferentes cosas de la vida. Entre ellas, me gustaría poder pasar más tiempo de calidad con mi familia. Más que nada, pues estos últimos dos años no creo que lo haya tenido.
Diego López – Medallista Panamericano de Remo.
Para 2016, mi principal deseo es el cierre de una etapa muy importante en mi vida: mi carrera deportiva como remero, en los Juegos Olímpicos de Río, para ya poder dedicarme de lleno al plano laboral y recibirme de ingeniero. Soy un convencido de que la superación de uno, está en reinventarse y renovarse todo el tiempo, moviéndose bajo el estímulo del descubrimiento personal y los aprendizajes.
Gabriel Ñaña González – Alumno de Fundación Oficios.
El año que viene espero poder seguir en Fundación Oficios, conseguir otro certificado y seguir creciendo para poder trabajar en una empresa. Trabajo en construcción. El año pasado estudié electricidad. Este año, redes y gas. Y el año que viene quiero estudiar sanitarios. Ahora me pagan más porque aprendí cosas nuevas. La Fundación me ayudó mucho.
Marina Pastorini – Psicóloga y encargada general de educación en Dale Tu Mano.
Mi deseo para 2016 es que Dale Tu Mano siga creciendo en la calidad de trabajo para poder hacer un acompañamiento cada vez más personalizado y más humano a nuestros becados. Poder seguir creciendo en número sin perder la cercanía de los chicos. Abrir dos nuevos proyectos en Santa María y en Salta Capital, y que podamos seguir proyectando nuevos horizontes para el año que sigue, contando con las herramientas, tanto humanas como económicas, para poder hacerlo.
Mateo Salinas – CEO de Eidico.
Deseo un cambio de aire, un clima menos denso. Menos discurso, más planes concretos y acción. Dejar de concentrarnos en los culpables y buscar soluciones. Me encantaría que podamos trabajar juntos para que cada familia tenga su casa, para que cada persona tenga su trabajo, para que cada niño tenga su comida. Trabajar más en la aceptación y lo complementario, y no tanto en la individualidad. Bajarnos cada uno de nuestra verdad para entender al otro. Es el ejemplo que nos está dando el Papa. Siempre que termina un camino y empieza otro, trae esperanza.
EL EQUIPO DE TIGRIS TAMBIÉN COMPARTIÓ SUS PALABRAS Y DESEOS
Rosario Lanusse – Directora.
Mis palabras del año 2015 son “sueños” y “gracias”. Éste fue el año de los sueños cumplidos. De descubrir que con perseverancia y formando un buen equipo se puede lograr aquello que tanto soñamos. Y un agradecimiento profundo a la vida que puso en mi camino a estas personas con las que tanto compartí, con quienes tanto me queda por compartir y con quienes logré alcanzar aquello que tanto soñé.
Marina Geminiani – Jefa de Diseño.
Mi palabra de este año es “equilibrio”. En 2015 aparecieron muchas cosas nuevas, y estoy adaptándome y, al mismo tiempo, tratando de no perder nada. Así que mi palabra es la búsqueda de ese equilibrio.
Catalina Rothberg – Subeditora medios digitales.
Mi palabra del año es “entendimiento”. Fue un año en el que me encontré conmigo misma en todos los aspectos de mi vida. Haciendo el camino hacia mi interior, pude entender tanto mis limitaciones y fortalezas como todo lo que me rodeaba. A partir de ahí pude crecer tanto laboral como personalmente.
Marina Salinas – Productora.
La palabra que quiero que dé sentido a las cosas que haga en 2016 es “alegría”. Creo que encarar el día con alegría es la mejor forma de hacerlo. La alegría te recarga de energía positiva, te da paz. Te invita a encontrar una oportunidad en cada circunstancia que se te presenta. La alegría hace más fáciles las pruebas y los desafíos de cada día. Y te hace valorar la familia, los amigos, el trabajo… la vida.
María Ducós – Redactora.
Pensando en el año que llega, se me ocurren dos palabras: “ansiedad positiva”. El deseo de consolidar fuertemente vínculos, afectos y mi rumbo profesional que vieron la luz este año y que necesitan un lugar grande, muy grande en mi vida.