Una artista que redescubrió su vocación: traducir el mundo en piezas de arte decorativas.
Que la naturaleza es fuente de inspiración no es ninguna novedad. Para Maia Wyler, además de las flores, los animales, los colores y las formas del mundo que nos rodea, la admiración por el cerebro que pensó hasta el mínimo detalle este gran universo, es lo que la motiva a traducir tanta belleza en arte a través de la ilustración.
Maia estudió escenografía en la Universidad del Salvador, una carrera que destapó su creatividad, pero que también la ayudó a encontrar su propio camino, que no era precisamente dentro del teatro. Su gran pasión estaba en la pintura: óleo, acrílico, acuarela. Su forma de expresión, aprendía, era con un pincel en la mano. Pero como en la creatividad los límites se desdibujan para dar lugar a un sinfín de ideas, también se animó a incursionar en el diseño gráfico.
Con el tiempo, estos dos caminos se fueron arrimando, para desembocar en la ilustración como profesión. Quería acercar el arte a la gente, al hogar, a la vida cotidiana, y por eso buscó perfeccionarse, tener las mejores herramientas. Durante un año intenso, pero sobre todo enriquecedor, en el que se encargó de romper estructuras para volver a construirlas de forma más auténtica, Maia se instaló en Estados Unidos para formarse en The Maryland Institute College of Art.
Desde Washington, empezó una nueva etapa, en la cual su trabajo se divide entre la ilustración editorial, donde sus dibujos conceptuales acompañan y enriquecen cualquier texto; y la ilustración decorativa, aquella que transforma un espacio o un objeto, y transmite una emoción. Entre esos dos mundos transcurre su carrera y es feliz de haber encontrado su lugar dentro del enorme mundo del arte.
En este último tiempo, su estilo fue evolucionando hasta por fin encontrar esa creación propia que venía buscando. Con la técnica del collage digital inauguró esta fase en la que cualquier textura, desde un sweater hasta la red donde vienen envueltas las naranjas, dispara una nueva creación. Los colores tranquilos, que llaman a un encuentro íntimo y acogedor, forman parte de su paleta preferida. Un camino que recién empieza y promete ser muy auténtico.
Contacto: @maiawyler