La Arquitectura es de las carreras más desafiantes. Diseños, entregas, largas horas de trabajo. Mucho esfuerzo, y la pasión que va enriqueciendo cada paso. Acá, un testimonio en primera persona.
Texto: Lucas Mc Lean
Último año de colegio… Cuántas emociones juntas, anécdotas, nostalgia, diversión y anheladas ansias de salir al mundo. Comienza una nueva etapa en la que tendremos que valernos ya sin la familiar estructura del colegio como soporte, enfrentando eso que tanto tememos, la carrera. Esta palabra transmite incertidumbre: una clara línea de partida, banderas flameantes, título secundario en mano, una meta bien lejana a la que no sabemos cómo llegar, o si es realmente la meta hacia la que deberíamos “correr”.
Como comenté en otra oportunidad, por fortuna nunca dudé respecto a qué estudiar. Me sentí arquitecto desde niño, aunque esa certeza no significó una ventaja en el transcurso de mis estudios. “La Arquitectura es la ciencia más artística y el arte más científico”. Por ello, grandes candidatos son los alumnos con tendencia al arte y al diseño, a la creatividad e imaginación, pero con una marcada inclinación hacia la disciplina y la profesionalidad, hacia el compromiso y la metodología.
Inicié mis estudios en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, por lo que no puedo aconsejarlos respecto a universidades privadas. De todos modos, nuestra Universidad de Buenos Aires, y particularmente la FADU, se encuentra muy bien posicionada a nivel mundial y tiene gran prestigio. No le tengan temor a la gran cantidad de alumnos, a la diversidad de pensamientos, al intercambio con otras personas. Esta selva de diseño, arte y metodología les va a encantar si les interesa la Arquitectura.
Irán haciendo su propia carrera, con sus tiempos y sus elecciones de cátedras. Crearán espacios nuevos y reformularán conceptos ya existentes en las asignaturas de Diseño. Lograrán entender por qué es que los edificios no se caen e identificarán los distintos elementos de la Ingeniería en las materias de Estructuras. En las cátedras de Instalaciones, comprenderán el submundo sanitario que se esconde detrás de los muros, que merece diseño porque les será una interferencia con sus puras y valiosas ideas arquitectónicas. En materias como Legislación de obra, entenderán el compromiso y la responsabilidad que significa su firma profesional. Analizarán cómo fueron pensadas las distintas ciudades en Planeamiento Urbano.
Verán que la universidad les enseñará a observar la estética. Su ojo se convertirá en su mejor aliado y en su peor enemigo, ya que la Arquitectura en el arquitecto no descansa. El arquitecto es un ser crítico respecto de lo propio y de lo ajeno. No es fácil ponerle fin a un proceso de diseño. Cortarán, pegarán, volverán a cortar, pintarán, colorearán, sangrarán, calcularán, llorarán, proyectarán, dibujarán, se humillarán y se enorgullecerán.
Es así, una carrera práctica más que teórica. Es cierto que los alumnos duermen poco y pasan noches desvelados haciendo maquetas o terminando planos para entregas. Es cierto que vivirán con las manos siempre pegadas por eso que “nada, nada lo despega”. También caminarán por la calle agotados, pero imaginando únicamente cómo resolver aquel desafío que el profesor presentó, o esa espacialidad que se les vino a la cabeza en un sueño, que no logran bajar a tierra o representar en un boceto.
Aprenderán a trabajar en equipo. La “carrera” que van a correr es, sin duda, intensa y extensa (CBC más cinco años, en el caso de estudiarla en la UBA). Pero es atractiva y desafiante. Se exponen no sólo el ingenio y la intelectualidad, sino también la personalidad y la manera de presentarse, de hacerse valer, de distinguirse y no extinguirse. Se ponen en juego la integridad propia y la capacidad de resistir en esta carrera, y eso, después de algunos años, lo agradecerán.
Para terminar, deben saber que los estudiantes de Arquitectura sufrimos mucho la falta de prácticas ligadas a la realidad profesional; la adaptación al trabajo nunca es fácil. El recién recibido sabe poco de mucho y peca de generalidades. Esto es así hace tiempo y no pareciera modificarse, por lo que tenemos que aprender en los primeros trabajos, y en los siguientes, y en los siguientes a los siguientes. El desafío del aprendizaje se presentará a nuestra puerta, en cada proyecto que iniciemos sin importar la edad que tengamos o la envergadura del mismo. Los arquitectos vencemos estos desafíos día a día porque nada está resuelto. ¿Por qué no vas a vencer el miedo vos, que planeás estudiar Arquitectura? Anotate y empezá a “correr”, no te vas a arrepentir. Te lo dice un arquitecto.
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Lucas Mc Lean
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