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Pasar las páginas con tiempo y placer – ¿Cómo generar un hábito de lectura en los más pequeños? Es importante tomar contacto con esos temas, libros y hasta historietas que tantas ganas tenemos de leer y no logramos encontrar el momento. Partiendo de géneros o títulos que los niños y jóvenes tienen ganas de abordar es más fácil tomar contacto con los buenos hábitos de la lectura.

Texto: Rocío Brescia

¿Cómo lograr que los niños gocen la lectura? Primero hay que ser un adulto lector, pues con el ejemplo es cómo mejor es fomenta el hábito. Otra manera de ir promoviendo el hábito es encontrar espacios compartidos de lectura. Con los más pequeños se pueden armar lecturas en voz alta, y con los adolescentes se puede ir leyendo el mismo libro y compartir los
comentarios.

Un detalle muy importante es que el joven tenga siempre a mano libros. Lo mismo sucede con los pequeños. Ya desde bebés las bibliotecas deben estar a su alcance, para aprender a manipular el libo, que aprenda que es un objeto que se debe cuidar, pero que se puede usar sin temor.

Por último, antes de regalar un libro es bueno interiorizarse sobre los temas de interés del niño. Todo libro es válido, incluso aquellos que tienen personajes de película o las historietas. Darles variedad es esencial para que refuercen su interés y para saber qué tipo de narrativa les gusta más. Los criterios se establecen luego de haber incursionado distintas temáticas, autores y estilos.

¿Cómo lograr esa sintonía? Una manera posible es recorrer librerías e indagar juntos sobre los títulos que se ven en los estantes. Pueden intercambiar opiniones sobre los volúmenes leídos, los recuerdos que el adulto tiene de los clásicos y más. Incentivar la confianza en sus gustos e intereses es clave para que pueda avanzar según sus propias características.

El espacio también juega

Un detalle en el que hay que tener especial cuidado es en generar rincones o espacio de lectura que generen placer, pues la lectura no sólo es agradable por lo que se lee, sino también por el ámbito en el que se hace. ¿Quién se olvida del escenario dónde leía a sus quince años? Por eso hay que poner atención al  elegirlo, ya sea en una zona urbana, mar o montaña. Encontrar ese rincón
especial ya es una tarea en sí. Así aprenden que leer es divertido, que es una actividad que los alimenta y entretiene.

Por último, es necesario remarcar que, lejos de ser una habilidad que se aprende de una vez y para siempre, reducida al mero procedimiento de decodificación de un texto, lalectura es un proceso social y cultural suspendido y condicionado por las oportunidades y experiencias disímiles que tengamos con los textos en su mayor variedad.

Vale decir que un niño requerirá de tiempo y espacio para formarse como lector, cada escena de lectura, cada intercambio con otros lectores, cada lectura en voz alta o narración oral, cada situación de elección y cada lectura silenciosa sabrán tejer la red de situaciones a través de las que todo lector puede fortalecer y ampliar sus saberes, estrategias e incluso sus preferencias. En fin, a leer se aprende leyendo, no hay otra.

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