Texto: Arturo Ossorio Arana – Ingeniero agrónomo de @ecoaquaargentina
Esta es la época para planificar las siembras de peces de primavera y verano. ¿Qué tener en cuenta?
Primero, se deben distinguir dos ambientes bien diferenciados:
- Los ambientes nuevos e inmaduros con pocas especies presentes y;
- Aquellos que tienen una gran variedad de especies, formados hace tiempo, o que se encuentran o han estado conectados con arroyos, ríos o lagos.
En el primero de los casos se hace necesario introducir todo el espectro de peces, para lograr una población equilibrada.
Primero se deben sembrar las especies que forman la base de la pirámide alimenticia, las forrajeras (comedoras de plancton o que se alimentan de vegetación adherida). Aquí se incluyen los pejerreyes y los chupadores de fondo. Estas especies se reproducen rápidamente, limitadas principalmente por la disponibilidad de alimento.
Una vez establecidas estas especies se deben agregar las especies limpiadoras como bagres y anguilas. Son los basureros del fondo y se ocupan principalmente de consumir y eliminar del sistema a los organismos muertos, aunque también capturan peces vivos.
Finalmente se introducen los predadores, el tope del ecosistema, los reguladores de las otras poblaciones.
En el caso de los ambientes con mayor diversidad de peces, se deben incluir especies deseables que falten como puede ser Pejerrey, Gambusia o Lisa. También se pueden efectuar siembras con la finalidad de realizar una presión a favor de alguna de las especies. Se trata de favorecer a alguna (o varias) especie para que aumente su importancia en el sistema. Tal es el caso de las siembras masivas y continuadas en el tiempo de pejerreyes en lagunas destinadas a la pesca deportiva.
Hay una serie de especies no autóctonas de la Provincia de Buenos Aires y que puede ser de interés su introducción en ciertas lagunas. Este tipo de siembras suelen requerir un cierto estudio previo para ver su viabilidad y conveniencia.
El Sogyo es un ejemplo, ya que ayuda a controlar cierto tipo de vegetación acuática. También es un desafío para la pesca deportiva por el gran porte que alcanza y por la fuerza que tiene. No se reproduce naturalmente en estos ambientes.
Otra especie que se puede sembrar en algunas lagunas es la trucha. Esta requiere determinadas condiciones de transparencia del agua y no soporta temperaturas altas en verano.
Se debe calcular bien la cantidad de peces a sembrar ya que si son excesivos para la alimentación natural que provee la laguna se obtendrá una población de escaso crecimiento, poco vigorosa y con individuos largos y flacos, con poca carne y escaso atractivo para la pesca. Si la población es reducida, se obtienen individuos saludables y robustos pero que no pican por un exceso de alimento disponible.
También se pueden sembrar especies de climas cálidos como el Pacú, pero su adaptación es dificultosa y no suelen sobrevivir al invierno en estas latitudes.
El transporte de peces vivos requiere de mucho cuidado y gran coordinación, para evitar la mortandad de ejemplares. Es imprescindible trabajar con un productor de confianza para evitar introducir especies indeseables o enfermedades que luego serán imposibles de erradicar.
Al efectuar la siembra se debe asegurar una adecuada supervivencia de los peces y evitarles estrés que luego se traduce en la aparición de enfermedades. Hay que evitar los cambios bruscos de temperatura, las variaciones súbitas de calidad de agua como los golpes, y se debe asegurar un nivel adecuado de oxígeno durante el transporte.
El momento de la siembra también es importante. Se les deben dar posibilidades a los peces introducidos de orientarse y adaptarse al nuevo medio antes de que los predadores puedan atacarlos. Esto se consigue teniendo en cuenta factores que varían con la especie y la edad de los ejemplares como la hora de siembra, el lugar de siembra, etc.