Por María Ducós

Varias mudanzas de por medio no opacaron el motor de su emprendimiento. Asentada en Costa Esmeralda, además de traerse consigo su proyecto de infundir nueva vida a muebles en desuso, los colores del mar y el aire de playa la llevaron a abrir nuevos horizontes en torno a la decoración.

Ofrecer una segunda oportunidad a muebles en desuso o pasados de moda es el objetivo detrás de @tallerlarecicleraok, el proyecto de Vero Dolagaray, decoradora de interiores y madre de dos hijas. Todo empezó cuando, al mudarse a Tigre, quiso renovar sus muebles, darles una nueva vida y lucirlos en su nuevo hogar. Lo que empezó como un pasatiempo, se fue convirtiendo en algo más, y gracias a sus estudios de fotografía y realización y producción audiovisual, su ojo estético y su buen gusto estaban bien entrenados para ofrecer un servicio así. 

Con tres mudanzas en su haber, su trabajo de reciclado de muebles fue creciendo cada vez más. Y después de una pandemia de por medio, con su familia decidieron buscar más naturaleza y mudarse al lado del mar, concretamente a Costa Esmeralda. 

Cerca del mar: Casa Sendero

Una vez instalada allá, esta alma emprendedora se lanzó con un nuevo proyecto que complementaba La Reciclera. Casa Sendero (@casasendero) nace con los colores del mar, la arena, el cielo y muestra cómo decorar una casa en la playa con materiales nobles como madera, fibras naturales, telas livianas, colores claros. Y ambos proyectos se unen para unificar dos pasiones: el reciclado y la decoración.

Después del contacto por redes sociales o vía whatsapp, después del envío de fotos o de visitas al domicilio, empieza la magia. “A partir de ahí, propongo diferentes técnicas, terminaciones y elecciones de color según la idea y los gustos del cliente”, nos cuenta esta artista. Este es un trabajo muy en conjunto, a medida que se avanza en la restauración de un mueble, por ejemplo, se van enviando fotos al cliente para que quede registro del camino tomado para esa pieza. 

Vida emprendedora a la par de la maternidad

Entre las grandes decisiones que hay que tomar en la vida, está la de cómo hacer frente a la maternidad con una vida profesional activa. Vero eligió combinar ambas responsabilidades y por eso sus horarios no son fijos y las más de las veces, éstos dependen de los tiempos de sus hijas. Lo que sí deja en claro es que los trabajos se entregan en tiempo y forma, porque cuando parece que no hay un minuto, la rutina se acomoda de tal manera para llegar a cumplir los plazos. 

“Rescato la buena interacción que hay con mis clientas. El encuentro con el otro, el amor puesto en el trabajo y las historias personales y familiares con las que carga cada mueble hace que cada trabajo sea único. Ver el antes y el después, y comprobar que superó expectativas es la parte que más me gusta de mi trabajo”, nos comparte. 

Se vienen cursos presenciales en la zona de Pinamar, se viene la venta de objetos de decoración con showroom propio en Costa Esmeralda junto con el asesoramiento en diseño de espacios para casas de playa. Pero nada de esto hubiese sido posible, ni lo será en un futuro, sin el apoyo incondicional de Bernardo, su marido y sus hijas con los que aprendió a crecer juntos, volviendo a apostar en nuevos horizontes.