Por María Ducós

Saber mirar al mundo con ojos de artista es estar abiertos al asombro para descubrir la belleza de lo cotidiano y poder transmitirlo con poesía. En este caso son los pinceles, los colores y los trazos, las herramientas que utiliza Cami Cataldo de @conamapolas para contar historias a través de una sensibilidad bien propia.

Llegar al Instagram de @conamapolas de Cami Cataldo tiene un efecto cautivador. La sensibilidad de sus ilustraciones atrapan y transportan a situaciones, lugares y vivencias. Porque a veces un pincel cuenta más que un píxel y es clave para terminar de relatar una historia con todas sus aristas.

Esta Diseñadora Gráfica de la FADU se fogueó en una escuela de arte de Florencia, Italia, pero también conoció los ritmos y el frenesí del trabajo de una agencia en Buenos Aires. Casi al mismo tiempo, abrió su cuenta de IG desde donde empezó a experimentar ilustrando botánica y mostrando sus creaciones. Seguidores y encargos se multiplicaban por igual, hasta que en 2017 se animó a lanzarse como independiente. 





Buscar la fuente de inspiración

El lienzo en blanco se transforma en el laboratorio de esta artista que tiene como inspiración la vida misma. Pero para que eso suceda, es necesario ejercitar la creatividad constantemente, contemplar con sutileza la rutina y los momentos cotidianos y, sobre todo, registrar esas emociones para que no se pierdan. Un paisaje, una flor, un perfume, una canción, un libro, una palabra. “Porque siempre hay flores para el que desea verlas”, decía un gran artista.


Haber vivido dos años en un campo en Nueva Zelanda, rodeada de naturaleza, aislada de toda civilización, la ayudó a descubrir a cada paso su fuente de inspiración. “Tengo un cuaderno siempre a mano y anoto frases que escucho o leo, extractos de libros, reflexiones, ideas disparadoras para después plasmarlas”.

Si hay un momento del día donde la inspiración pareciera estar en su máximo esplendor es a la mañana. La luz natural de las primeras horas del día son para Cami sagradas y las aprovecha para hacer esos encargos que necesitan concentración y creatividad al 100%. 

Pero el último año viviendo en Italia y los dos anteriores en Nueva Zelanda fueron una escuela de creatividad constante. Fachadas de locales, museos, paisajes, gente nueva. Y aprendió que la inspiración podía surgir en distintos momentos del día y que por eso es clave estar preparados para no desperdiciarla.

Con el apoyo de mamá y papá

Desde que era muy chiquita, sus padres incentivaron esa creatividad innata que veían en Cami. En visitas a museos conoció a quienes después serían sus grandes referentes: Miguel Ángel, Boticcelli, Velázquez, Matisse, Picasso, Monet, Van Gogh, Rembrandt, entre otros. Recuerda su primerísima obra, una flor pintada sobre lienzo con acrílicos, cuando tenía ocho años en un taller de pintura. “Aprendí que ser creativo es algo que se ejercita. Cuanto más hago, más ganas me dan de seguir haciendo”.

Ese papel de su mamá de siempre motivarla para que nunca deje de crear libremente, hoy lo cumple también su marido que la acompaña y es su sostén para hacer esto que tanto le apasiona. 

Lo que se viene

“Lo que más me gusta de mi trabajo es la variedad. Hago ilustraciones para proyectos muy diferentes entre sí y estoy constantemente cambiando el tema del trabajo. Proyectos editoriales, diseño textil, productos de belleza, invitaciones de casamiento, postales, mapas, fachadas de locales, y más”, nos cuenta.

Parece que ahora, después de haber afianzado sus alas y haber aprendido tanto en el camino, por la cabeza de Cami bulle una idea, la de publicar su propio libro ilustrado. Ya está trabajando en lo que será el libro con las ilustraciones más lindas, un proceso que disfrutará muchísimo. 


IG: @conamapolas