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La fotógrafa Claudia Andujar presenta Marcados, una serie de retratos de la comunidad yanomami del Amazonas brasileño que puede verse en el Malba hasta el 13 de junio.

Texto: Loris María Bestani – Fotos: Cortesía Malba

¿A qué remite el título Marcados? ¿Por qué cada retratado lleva un número colgado sobre el pecho y mira fijo a la cámara? ¿Y qué significa ese cartel con las palabras “marcados para” que abre la exposición curada por Agustín Pérez Rubio?

Para entender esta historia es necesario recorrer la vida de Claudia Andujar. La fotógrafa de ochenta años nació en Suiza y, tras vivir en Austria y Estados Unidos escapando de la Segunda Guerra Mundial, aterrizó en Brasil para quedarse. Allí se dedicó al fotoperiodismo justamente para poder comunicarse, ya que no hablaba ni una palabra de portugués. Y cuando en la década del 70 se internó en el Amazonas para realizar un reportaje de la comunidad yanomami que le encargó la revista Realidade, entendió que con esa gente tenía una conexión especial.

Por eso, cuando la dictadura militar brasileña cerró la revista, Andujar decidió volver a donde vivían los yanomamis, en la Cuenca del Río Catrimani, al noreste de Brasil. Con la invasión que produjo la búsqueda de oro, diamantes y estaño por parte de los blancos en 1973, la contaminación y la enfermedad llegaron a la zona. Y los yanomamis no tenían cómo defenderse. Andujar y dos médicos de San Pablo se embarcaron entonces en una cruzada sanitaria y comenzaron a vacunar a la gente para protegerla. La activista de la causa indígena ya estaba declarada. En ese momento entró en escena Marcados, porque los lugareños no tenían ni nombre ni modo de ser identificados por foráneos. Como vivían congregados en grupos pequeños, se ubicaban entre sí por parentesco (es el hijo de) o por características físicas (es el petiso o el pelado). Pero los médicos paulistas no tenían cómo distinguirlos. Andujar comenzó a fotografiar a cada uno colgándole un número para diferenciarlo e insertar luego la foto en las cartillas de vacunación.

La artista suiza cuenta que los retratados no se reconocían en la imagen revelada. Sin embargo, las fotos expresivas, tiernas y cómplices muestran la intimidad que pudo establecer con cada uno. En las ochenta imágenes en blanco y negro exhibidas en polípticos en el Malba, algunas personas exudan temor, otras, picardía y otras, hasta cierta arrogancia. Andujar se propuso también “transformar el mero registro de los yanomamis en una obra que cuestiona el método de rotular seres, sea cual sea el fin”. La vida da siempre una segunda oportunidad a quien puede verla. La fotógrafa perdió a su padre y a su primer amor en el Holocausto y sobrevivió porque su madre era protestante. En su infancia conoció a seres queridos que fueron marcados para la muerte y como fotógrafa tuvo la revancha de marcar a otros para la vida.

Marcados se expuso por primera vez en la 27 Bienal de San Pablo en 2006. Así, las fotografías originalmente producidas como un apoyo para las campañas sanitarias fueron exhibidas tiempo después en espacios de arte en los que adquirieron nuevos significados. Mientras que un sistema de identificación marcó la muerte de los primeros afectos de Andujar en Europa, el que ella concibió sirviéndose de la imagen permitió salvar a varios en la selva amazónica en América.

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