Texto: María Laura Vidal BazterricaFotos: Pachu Tufro

Escribir un libro, tener un hijo y plantar un árbol es un dicho que permanentemente escuchamos de generación en generación. Las tradiciones familiares e históricas suelen llevarnos a realizar tareas solo para que sigamos manteniéndolas vivas.

Esta Semana Santa, nos detendremos en plantar el árbol con mayúsculas. Hablamos del tan conocido olivo, ¿cómo es su historia y su simbolismo?

Un poco de historia

El término olivo (óleo europeo) viene del latín olivia y es originario de Asia. Fue importando a Europa por los fenicios, fundadores de numerosas colonias en el mediterráneo. El olivo fue un árbol de gran simbología en toda esta zona durante la antigüedad. Sirvió como fuente de alimento gracias a las aceitunas, de las que se extraía el aceite de oliva. Asimismo fue respetado y venerado en las tradicionales celebraciones griegas por ser uno de los dos árboles míticos griegos más importantes junto con el roble.

Durante la historia de la humanidad, este árbol fue teniendo muchos significados. Según la mitología griega, el primer olivo nació de una pelea entre Atenas y Poseidón por la posesión del Ático, y desde la época de los faraones ya existía el olivo como símbolo y alimento. En el Islam, por ejemplo, el olivo es la representación del hombre universal que será regenerado por un salvador y siempre tuvo un vínculo especial con la realeza al usarse como elemento para ungir a los reyes.

En los tiempos del Antiguo Testamento, había tanto aceite de olivo en Israel que el rey Salomón producía para exportar. En el templo, los querubines del arca estaban hechos de madera de olivo y cubiertos de oro, como así también las puertas interiores del santuario.

El Monte de los Olivos, en la parte oriental de la antigua ciudad de Jerusalén, fue donde Jesús pasó la mayor parte del tiempo con los discípulos y los últimos momentos antes de ser arrestado por los romanos. El Jardín de Getsemaní, que está localizado en la parte baja del monte, significa literalmente “prensa de olivas” en hebreo.

La paloma del arca de Noé llevaba en su pico una rama de olivo como símbolo de esperanza y fue el primer árbol plantado después del diluvio universal.

También se dice que la cruz de Cristo se hizo con madera de olivo y cedro, además de Eufhorbias y el aceite de olivo del Monte de los Olivos alimentó las lámparas fúnebres de la tumba de Cristo

Además, el olivo tenía usos medicinales y se lo utilizaba para la unción en las ceremonias de consagración. En la Biblia el aceite de olivo representa el Espíritu de Dios.

Descripción

¿Cómo es este árbol milenario que tiene tanto que ver con nuestra historia?

Es un árbol perenne de hojas verdes, grisáceas y plateadas, con un perfil de árbol longevo pero sabio ya que el color gris en la paleta significa madurez. Funciona en suelos pedregosos y pobres, le gusta el sol y exige poca agua. De porte bajo, el crecimiento lento es ideal para espacios chicos o macetas. Su floración blanca, que luego da lugar a la aceituna, decora en forma anónima el jardín.

El árbol del olivo puede crecer desde la raíz y mantenerse en pie durante 2000 años. Le puede tomar hasta 15 dar su primera buena cosecha dependiendo de sus condiciones de crecimiento y en ámbitos muy secos se puede extender hasta 20 años para ver los primeros frutos

Así como la vid, el olivo también requiere de “raíz madre” y son muy prolíficos cuando son injertados a una raíz existente. Se pueden hacer injertos desde un brote de un año de edad y convertirse en una rama. Una vez que la rama ha crecido lo suficiente, esta se puede cortar en tramos de un metro y plantarse en la tierra. De esta forma se pueden cultivar excelentes olivos. Un punto muy interesante es que esa rama que ha sido cortada y luego injertada llega a producir muchos más frutos que si se hubiera dejado intacta.

Plantar un olivo nos remitirá siempre a la Pascua de Resurrección por ser el árbol del antiguo y nuevo testamento, el árbol de la supervivencia, el árbol de la alimentación y el árbol de la esperanza.

Plantar un árbol es una tarea que siempre llena el espíritu más allá de las fechas.