Lic. Isabel Cornejo (Psicóloga Holística) – @lic.icornejo

El camino del autoconocimiento puede ser largo y complejo. En el proceso aparecen todo tipo de desafíos y retos que nos ponen constantemente a prueba. Pero atravesarlo, puede ser una de las experiencias más gratificantes y plenas que uno puede vivir. 

“Quien mira hacia afuera, sueña, quien mira hacia adentro, despierta”, decía Carl Gustav Jung.

Esta frase destacada nos invita a mirarnos y a entrar en las profundidades de nuestro Ser. ¿Para qué? Para vivir de manera consciente, siendo protagonistas y asumiendo responsabilidad de nuestros actos. No es un camino agradable. Aparecen monstruos, desafíos, personajes oscuros que quieren desviarnos, pero mientras más avanzamos, más libres y reales somos.

Cuando creemos estar llegando al final del camino, a la cima, algo sucede y entendemos que hay más aún por recorrer. Al mirar hacia atrás, podemos reconocer que no somos las mismas personas que antes. Podemos observar todo lo conquistado, todas esas tierras recorridas y es en ese momento en el que podemos plantar bandera y acampar ahí o seguir adelante.

En esta nueva ocasión, el camino puede llegar a ser más amigable, pero claramente, presenta sus desafíos. Además, las “pruebas” que se nos presenten serán “mayores”. Quizás no más difíciles, pero sí más sutiles. 

Y cuando creemos llegar… ¡sí! Siempre hay algo más. 

Lo bueno es que, en el camino, nos podemos dar cuenta de que giramos en espiral, por lo que las vueltas se acortan. Al ser más cortas, se puede observar que esos personajes que ilusoriamente creíamos ver afuera, no son más que un fiel reflejo de uno mismo. Y ¡claro! Por eso molestaban tanto. A nadie le gusta ver su propia oscuridad.

El camino del autoconocimiento no termina nunca. Entrar en él es un gran desafío, pero una vez ahí, ya no quieres salir.

Mirar hacia adentro nos permite:

  • Vivir en plenitud.
  • Atravesar los momentos difíciles con templanza.
  • Ser libre.
  • Ser protagonista de nuestra vida.
  • Desterrar la queja.
  • Sentir paz, aún en los momentos difíciles.

Al fin y al cabo, mirar hacia adentro es una invitación a:

  • Conectar con nuestros espíritu
  • Calmar la mente
  • Drenar las emociones
  • Cuidar el templo de nuestra alma: el cuerpo.