Por María Ducos

Abrir un libro que lleve su nombre, que los personajes sean sus papás, sus hermanos y hasta su perro, que cuente una historia cotidiana, y que de tan cotidiana se parezca a la suya propia. ¿Acaso hay algo más fascinante para un chico que empieza a descubrir el mundo que verse reflejado en esas páginas? @micamino.cuentos es algo de todo eso y más.

Atesorar un pedacito de infancia en un libro de cuentos era para Pali uno de esos pendientes que la vida le imploraba y que por alguna razón no lo concretaba. Hasta que llegó la pandemia. En el silencio interno de un mundo que parecía frenado, el llamado se hizo escuchar y no dudó. Aprovechando el envión que contagia la maternidad se propuso rescatar uno de los recuerdos más especiales de su niñez y desarrollar una colección de cuentos que acompañen los grandes hitos de esta etapa. Pero empecemos por el principio.

La historia de base se remonta a 1994 cuando sus papás le regalaron un cuento que tenía como título su nombre. La historia transcurría en un zoológico y los personajes que la protagonizaban tenían una gran correlación con los principales vínculos de su vida real. El libro se convirtió en un refugio seguro y lo guardó por más de veinte años con la ilusión de leérselo a sus hijos. Cuando nació Ramón, ese deseo no sólo se concretó sino que también escaló hasta convertirse en algo más grande.

Tu historia hecha libro

Pali es Terapista Ocupacional y desde ahí se puede entender el trasfondo de este proyecto. El acompañamiento de niños por las diferentes etapas de su crecimiento fue su motor por mucho tiempo y el disparador de este emprendimiento. Junto a una gran cuota de creatividad, trabajo en equipo y supervisión crítica, nació @micamino.cuentos con la misión de honrar el poder de las historias que nos atraviesan en los primeros años.

Pero llegar al producto final no es un camino lineal. Empaparse de la temática a abordar leyendo libros, haciendo talleres y cursos es el primer paso. Especialistas en salud, padres, psicólogos y profesionales de la escritura forman la columna vertebral del primer boceto de una narración. El relato está cimentado en los valores que se quiere transmitir, en las variables a incluir (juguetes, muñecos, pañales, libros, mascotas) y en aquellos protagonistas identificables con el receptor. 

Títulos como ejes de la vida

“Los temas los va marcando mi vida personal: un poco mis sobrinos, otro poco Ramón y un poco más el feedback de nuestros clientes”, nos relata Pali. Para despedir los pañales o recibir un hermanito, un cuento personalizado puede colaborar en el proceso de un cambio tan grande.

La devolución del público es imprescindible para mejorar y sumar valor agregado. “Bienvenido hermanito” fue una caja de sorpresas en este sentido y un gran manual de aprendizaje. Cala, una de sus primeras lectoras, recibió su libro con un mono ilustrado y casualmente muy parecido a su muñeco de apego. La emoción fue tal al descubrirlo en ese regalo que Pali decidió tomar esta idea para futuros ejemplares. Definitivamente personalizar muñecos de apego era un gran acierto.

Manos que se multiplican

Agradecida principalmente a su familia por haberle dado las alas para lanzarse al mundo del emprendedurismo, sabe que de ahí sacará la motivación y el esfuerzo para hacer realidad este proyecto. 

Y si se trata de dar las gracias, a la lista se suman varios. Su socia en un primer momento, que ayudó a dar forma y color a sus ideas; Olivia Pollitzer, quien mejoró sus relatos desinteresadamente; Maritchu Seitún, que generosamente supervisó su primer título y, con su reconocimiento y trayectoria, le dio el empujón inicial.

Entre sus próximos desafíos está el de lanzar, junto a María Gustavino, un nuevo título para acompañar a los chicos a dormir. También va tomando forma otro proyecto en sintonía con una pediatra muy conocida que tratará el miedo que generan las visitas al doctor.

Todo indica que las temáticas para acompañar a los chicos son infinitas. Y si para cada una encuentra el apoyo de las personas indicadas, la colección no tardará en crecer y tomar vuelo. “El horizonte es infinito y ¡las ganas también!”, concluye.

IG: @micamino.cuentos