Las gramíneas son, desde hace unos cuantos años, las especies vegetales más cultivadas y utilizadas por los paisajistas por su valor ornamental, por sus formas, por el colorido que aportan a nuestros espacios verdes, y sobre todo, ¡por su bajo mantenimiento! Conocé todo sobre estas plantas.

Sus hojas, generalmente delgadas, finas y acintadas, acompañan elegantemente a los soplidos del viento. Son morfológicamente versátiles; se adaptan a todos los climas y altitudes. Encontraremos gramíneas tanto en estepas como praderas; montañas, selvas y hasta en los bosques. Las variedades desérticas y subpolares crecen en suelos secos y hasta en los inundados.



La familia de las gramíneas comprende hasta setecientos géneros y diez mil especies en todo el mundo entre nativas y naturalizadas. El trigo, arroz, maíz y caña de azúcar son de las más cultivadas en todo el mundo.



¿Qué caracteriza a las gramíneas?

Son vegetales que presentan una parte aérea formada por el tallo o la caña —con nudos y entrenudos— hojas alternadas y flores ubicadas en el ápice de la planta, constituidas por espiguillas que representan la inflorescencia elemental de la gramínea.



También hay especies subterráneas con raíces fasciculadas, tallos y hojas modificadas llamadas rizomas. Con sus raíces absorben el agua y los minerales, y en ellas almacenan los nutrientes.

Su reproducción puede darse por vía asexual o sexual, o por división de matas en primavera.

Su rol en el diseño del jardín

Las gramíneas forman parte del paisaje natural. Más allá de la moda, poseen condiciones y atributos que las destacan en nuestro paisajismo contemporáneo. Son de rápido crecimiento; la forma de sus matas aporta rusticidad, y tienen una variada inflorescencia. Además, son económicas; tienen follajes diferentes, y en otoño nos deslumbran con sus colores.



A la hora de integrarlas en el diseño, debemos tener en cuenta ciertas cuestiones:

  • Combinar las de textura más gruesa con las de texturas más finas.
  • Armar grandes “manchones” con una o dos especies de follajes que contrasten entre sí.
  • Podarlas solo después de las heladas. 
  • Combinar diferentes espigas florales. Por ejemplo: la pennisetum con miscanthus y paspalum.
  • Combinan perfectamente con la mayoría de las bulbosas (como los lirios y bulbines), y herbáceas como la hemerocallis y rosales.
  • Cuantas más horas de sol reciban, mejor se desarrollarán.


¿Un dato? Además de todas las ventajas antes mencionadas, las hojas y espigas de las gramíneas son ideales para armar floreros y ramos. Aguantan muchísimos días sin marchitarse.

María Laura Vidal Bazterrica – Paisajista – @itasflowers

Contacto: 15-4991-6073 – marialauravidal@hotmail.com