Una planta nativa es una planta que nació en el lugar donde se desarrolló, ¿por qué nos conviene que nuestro jardín sea parte de ese equilibrio ecológico para el ecosistema?

Todo el mundo botánico tiene como principal objetivo la reproducción de su misma especie. Durante años han sufrido modificaciones, adaptándose al clima, a la altitud, al suelo y hasta a sus propios enemigos. Dueñas de diferente perfumes que atraen a los polinizadores, sus estambres, que atrapan el polen de sus tallos peludos y que rechazan a los atacantes con los colores fríos y cálidos de sus pétalos, conviven y trabajan con un solo fin: unirse, creando lazos y asociaciones benéficas. Ahora, ¿cuál es el rol de los seres humanos en esta historia?

Es nuestra responsabilidad dar refugio, diversidad, comida y protección a nuestra flora y fauna. En la Argentina contamos con más de nueve mil especies autóctonas que incluyen plantas que carecen de flores, como por ejemplo los Helechos y Gimnospermas, o que poseen semillas desnudas, como por ejemplo la Araucaria, o que cuentan con numerosas semillas encerradas en un fruto, como los duraznos. 

¿Qué son las especies nativas?

Las especies nativas son aquellas que nacen en forma espontánea y se han desarrollado en una zona, región, territorio o país; en nuestros jardines nos ayudan a contar con espacios más sencillos de mantener, ahorran energía, agua de riego y tiempo. Son menos atacadas por plagas y enfermedades cuando, al compartir sus suelos y nutrientes, las plantamos en una buena asociación, combinando el tipo de raíz, follaje, flores y frutos. 

¿Cómo se reproducen? El polen viaja a lo lejos sobre el ala de la mariposa con ayuda del viento y en los cuerpos de otros insectos. Las semillas son transportadas por las aves e insectos que se alimentan día a día, ayudando a la reproducción.

Disfrutamos de los espacios verdes en plazas, parques, terrazas y jardines privados. Contemplamos el paso de las cuatro estaciones por una ventana, caminando por las calles y debajo de la sombra que abraza la copa de un árbol nativo. Diseñar espacios dejando que crezcan los cubresuelos espontáneamente, como así también gramíneas arbustos y flores, y limitando el uso de césped innecesario, estaremos contribuyendo al ecosistema local.

Las nativas, imprescindibles

Buscamos siempre un equilibrio ecológico con las nativas y su fauna. En una banquina, a la vera de un camino y en descampados solemos encontrar muchas especies nativas como es el caso de la Carqueja (Baccharis articulata), o las Cortaderas (Cortaderia selloana) bailando al  compás del viento.

Las zonas de terreno bajo, se inundan de flores rojas de Ceibo (Erythrina falcata), nuestra flor nacional, y miles de aves se alimentan de los frutos fucsias de la Eugenia uniflora, que tiene aroma dulce y cautivante, o de las flores de la trepadora del jazmín chileno (Mandevilla laxa).

También las mariposas de todos los colores invaden las inflorescencias amarillas del Senna spectabilis para la época de los carnavales. La Salvia uliginosa y la Salvia procurrens viven libremente a media sombra y a la sombra de los descampados y terrenos baldíos. 

En resumen, la naturaleza necesita que la cuidemos y la protejamos más allá de la especie. Planear y diseñar nuestros jardines con plantas nativas es la forma de cuidarlas, de asegurar su continuidad en nuestro suelo, y de colaborar con otras formas de vida.

Las Naciones Unidas declararon a la década 2011-2020 como la década de la biodiversidad. Diversidad de especies vegetales y animales que viven en un mismo espacio. Es una época para replantearnos el uso y los valores de las plantas nativas, que puede ser desde una simple maceta hasta en una interminable estancia.

Plantar nuestra tierra es tomar conciencia de la necesidad de un verde mejor y sano para hoy y las generaciones futuras.

María Laura Vidal Bazterrica – Paisajista – @itasflowers

Contacto: 15-4991-6073 – marialauravidal@hotmail.com