Son amigas desde la infancia y amantes de la naturaleza. A través de su emprendimiento @ramasomos, buscan combatir una problemática global: la basura. Venden composteras y destinan parte de sus ganancias a la fabricación de cajones comunitarios, con la misión de que cada vez más gente colabore con el cuidado del planeta.

Luego de varios años de hacer compost en sus casas, y con el fin de reducir el impacto de los residuos hogareños, Inés Costa y Emilia Vaca decidieron ir en busca de nuevas opciones para que compostar sea simple y práctico, y que más personas se animen a llevar a cabo esta actividad tan saludable.


“Los residuos orgánicos que no se reutilizan, habitualmente terminan en rellenos sanitarios y contaminan. Compostar es un proceso que lleva poco tiempo. El producto final se coloca en las plantas que tenemos en casa, y de esa manera le devolvemos a la tierra todo lo que nos da”, explican desde Rama Somos. 

Por un mundo mejor

Luego de 15 años de trabajar en relación de dependencia en tareas administrativas, en marzo del 2020 Ine y Emi hicieron el “clic”, y dieron sus primeros pasos como emprendedoras. Con la ayuda de un amigo experimentado en el rubro, armaron las primeras composteras a partir de cajones de plástico reciclado.


Si bien incursionaron en la venta de un producto accesible, las chicas eran conscientes de que no todo el mundo sería capaz de priorizar y afrontar ese gasto. Fue entonces que decidieron resignar parte de sus ganancias para la fabricación de composteras comunitarias, para que quien lo desee, traslade allí sus desechos orgánicos. Hoy ya son cinco los ejemplares que se encuentran distribuidos en distintas zonas de Buenos Aires: Acassuso, Don Torcuato, Olivos, Polvorines y Tortuguitas.


Con la compra de las composteras de @ramasomos, no sólo es un granito de arena para reducir la contaminación ambiental, sino que además prestan el servicio de asesoría a través de WhatsApp durante todo el proceso de compostaje. Como si fuera poco, las expertas también ofrecen talleres en escuelas y barrios, y está en su agenda lanzar un curso online para seguir difundiendo la temática.


La práctica lo es todo

Fueron varios los cursos que ambas tomaron para afianzar sus conocimientos en lo que respecta al medio ambiente. Entre ellos, uno sobre compostaje en el INTA, cursos de jardinería, huerta y hierbas medicinales. Aun así, aseguran las emprendedoras que la práctica es lo más enriquecedor cuando de aprender se trata. Prueban, se equivocan e investigan constantemente. Además, cuentan que son muchas las consultas que reciben a diario: “La gente está muy agradecida por la información que le brindamos. Nos escriben y nos felicitan. La verdad que esto nos motiva mucho a seguir creciendo”.

Innovar, siempre

Las protagonistas comentan que les encanta crear, y siempre buscarle la vuelta al compostaje para que sea práctico. Por eso incorporaron a su catálogo varios accesorios como la canilla, el tacho para la cocina y el tamiz, y lanzaron a la venta un modelo de compostera pequeño ideal para balcones o espacios reducidos.

Felices de dedicarse a lo que les apasiona, con la fuerza, el empuje y la convicción que tanto caracteriza a esta dupla, Inés y Emilia seguirán trabajando para que una gran parte de los alimentos que consumimos vuelvan a su origen: la tierra. Y si de proyectos hablamos, está en sus planes construir más composteras comunitarias, y ofrecer nuevos talleres en colegios, empresas y barrios, para que cuidar el planeta se transforme nada más y nada menos que en un hábito.

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