Por María Ducós

Quien dice que la pandemia lo dejó indiferente, entonces no aprovechó las mil oportunidades de este tiempo difícil sí, pero también extraordinario y provechoso, para reinventarse y, en definitiva, ser feliz a pesar del contexto. @tazondelimon es un tributo a las segundas oportunidades.

Después de un camino sinuoso, por momentos de ripio, por momentos de vértigo e incertidumbre, Sil y Aldy, madre e hija y valientes emprendedoras, lanzaron a rodar @tazondelimon. Esta tienda de decoración que, desde el inicio y para distinguirse, las incentivó a dar siempre un poco más y a meterse de lleno en todos los procesos del negocio, hoy es su cable a tierra después de las ocho horas en relación de dependencia que cumple cada una.

Y la historia de este proyecto, como el de tantos otros, se remonta al 2020 y a una cuarentena que reencuadró muchísimos sectores. Si bien la idea madre de Tazón de Limón es anterior al confinamiento, la pausa en el trabajo de Sil fue el motor para lanzarse con todo y sin excusas. Después de aprender a teñir las telas y de amigarse con la máquina de coser estaban listas.

Empezar de cero y a todo pulmón

La mayoría de las veces son nuestras expectativas y planes limitados los que no nos dejan ver más allá. Porque las oportunidades están ahí, rondándonos, pero necesitan que estemos atentos porque el factor tiempo juega siempre. Y así, sabiendo esperar, fueron apareciendo los primeros clientes y con ellos el feedback, ese que nos hace llenarnos de preguntas y de nervios. Para las chicas, estas devoluciones fueron el impulso para ir por más.

Con roles bien definidos, Aldy, Diseñadora Gráfica, está detrás de la identidad, el marketing, el packaging y la búsqueda de materiales de este emprendimiento que va tomando forma; y Sil se encarga del área de producción ocupándose de la fabricación, el proceso de costura y las entregas del producto final.


Si bien en un principio esta dupla hacía tazas y vajilla, con el tiempo fueron incorporando los textiles y aromas, los que hoy se transformaron en su gran caballito de batalla. También, como de innovar se trata, se animaron a sumar almohadones y mantas, las cuales son desflecadas a mano por ellas mismas. Todos avances que agregan valor al negocio.

El poder de la comunidad

Siendo una pequeña comunidad, ya se siente el cariño y la satisfacción de un público que encontró en Tazón de limón buen gusto y buen trato, una combinación que no siempre es habitual. Las chicas saben que la clave está en conocer a fondo a la audiencia y saber cómo tejer esa relación. Para eso se capacitan con cursos, consultan sin miedo a distintos influencers del área y trazan una estrategia para aumentar la visibilidad.  

Nada de esto hubiese sido posible sin la unión y el sostén de esta familia. Una madre que confía y acompaña en cada nueva idea a una hija; un padre que se banca el despliegue de materiales los fines de semana; un novio que hace las veces de psicólogo y consultor y batalla con las frustraciones cuando las cosas no salen como se previeron; un hermano y una cuñada que prestan generosamente su casa para las fotos, y hasta hacen de modelos.


También los amigos y conocidos que se convirtieron en clientes y apostaron por ellas desde el primer día. Para ellos va también este agradecimiento y reconocimiento. Tazón de limón va por buen camino y las chicas ya desplegaron las alas para seguir creciendo.

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