En diciembre, la Argentina fue el país anfitrión del 50° Campeonato Mundial de Cadet. Niños de distintos países del mundo viajaron hasta Buenos Aires junto a sus familias para competir. Una crónica del intercambio que se vivió esos días.
Texto: Juli Bong — Fotos: Jorge Cousillas
La aventura comenzó el 26 de diciembre y se extendió hasta el 4 de enero de este año en aguas del Río de la Plata, frente a las costas de San Isidro. La Asociación Argentina de Cadet encomendó al Club Náutico Albatros la realización del 50° Campeonato Mundial De Cadet, que fue declarado de Interés Municipal por las comunas de San Fernando y San Isidro, y declarado de Interés Deportivo por la Secretaría de Deportes de la Nación y por el Senado Nacional.
Fueron sesenta y dos barcos los que participaron, provenientes de ocho países: la Argentina, Alemania, Australia, Bélgica, Holanda, Gran Bretaña, República Checa y Uruguay. Por ser una categoría formativa de niños y adolescentes, la mayoría de las tripulaciones extranjeras se trasladó con sus familias.
Barcos extranjeros a la vista
Inglaterra envió los barcos para la competencia en un contenedor, mientras que Bélgica y Holanda lo hicieron conjuntamente, trayendo sus barcos en uno compartido. Para ello, debieron despacharlos casi un mes antes del evento, para poder recibirlos dos días antes del inicio del campeonato y entrenar previamente en el Río de la Plata.
En cuanto al hospedaje, cada equipo optó por diferentes modalidades de hospedaje. Los uruguayos se hospedaron en un hotel cercano al club en Punta Chica. Lo mismo hicieron los australianos y los alemanes. Los competidores ingleses, los belgas y los holandeses, por otro lado, optaron por hospedarse con sus familias, por separado.
Los días previos
La organización del Mundial llevó mucho tiempo. Fueron casi dos años en los que la gente de la comisión comenzó con los preparativos. Que el Mundial de Cadet fuera en nuestro Río de la Plata fue un sueño hecho realidad para todos los que amamos la náutica y vemos a nuestros hijos entrenar duro los sábados, domingos y algunos feriados. Por lo tanto, toda la familia se ve involucrada. Los entrenamientos previos al Mundial y las regatas de clasificación fueron intensos todo el año.
La llegada del Mundial en diciembre fue el tema de conversación de todos, ¡y la motivación principal! ¡Cuánta expectativa! La preparación de los barcos, de la indumentaria argentina, los durísimos entrenamientos, la preparación del evento, las reuniones de padres… Todos involucrados y dispuestos a colaborar.
Fueron trece los barcos argentinos que participaron del Mundial y cuatro los que participaron del abierto o promocional. Todos ellos entrenaron duramente en el Club Náutico Albatros con un equipo de instructores maravillosos, que mostraron una entrega, una pasión y un liderazgo dignos de destacar.
Mi hija Violeta tiene doce años. Navega desde los nueve. Hace un año comenzó a ser tripulante de Cadet (despúes de formarse en Optimist) junto a un chico de quince años como timonel. Ellos también formaron parte del Campeonato Mundial.
Preparados, listos, ¡ya!
Los ingleses vinieron muy preparados. Casi ciento setenta barcos compitieron en Inglaterra para seleccionar a los diez mejores que los representarían en la Argentina. De hecho, el primer puesto fue para los ingleses Jamie Harris y Antonia Wikingson, que se consagraron campeones. El segundo y el tercer puesto fueron para los argentinos Santiago Plantié junto a Matías Finsterbush, y para Mateo Ronchi junto a Valentino Lancon, respectivamente.
Un año nuevo diferente
El 31 de Diciembre por la noche, el Club Albatros preparó una gran esta para recibir el Año Nuevo, en la que participaron todas las delegaciones. Hubo tiempo para conversar y conocerse. Cada delegación preparó un número musical improvisado con baile típico, que fue lo más divertido de la noche. Belgas, alemanes y checos, holandeses, ingleses y uruguayos hicieron de la esta un evento inolvidable, en especial para todos los chicos. La cuenta regresiva hacia las cero horas fue un griterío eufórico y multilingüe que terminó en un brindis de cientos de manos levantadas, mucha alegría y comunión.
Hasta la próxima
El Mundial nos dejó una sensación maravillosa, como la de sentir el viento en las velas. Una esta náutica de muchos días juntos, conociendo gente estupenda, que comparte el deporte en familia, que viajó desde lejos con una misma pasión y persiguiendo los mismos objetivos. El Mundial tardó en venir y pasó muy rápido. Ya es parte de mi caja de los recuerdos felices.
Buenos vientos para una niñez y juventud que gozan del privilegio de practicar este deporte noble y esforzado. Que más allá de los resultados, el verdadero triunfo es participar, competir y crecer en medio de un ambiente deportivo sano y feliz. El próximo Campeonato Mundial de Cadet será en Holanda del 1° al 7 de agosto de 2017.